28 marzo 2024
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La Meta. Un proceso de mejora continua

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La Meta. Un proceso de mejora continua, Eliyahu M. Goldratt. Ediciones Díaz de Santos, Madrid, 2005. Traducción de Andrés Fernández Romero.

No es frecuente encontrar libros de «autoayuda» empresarial que sean realmente útiles, y no de esa sarta de timos encuadernados del tipo «hágase rico en dos semanas». En La Meta (y en su hermano mellizo La Carrera, de carácter más técnico) encontramos una auténtica transferencia de know-how, generosa y accesible, en la que el autor nos presenta en forma más o menos novelada una situación empresarial típica en cuanto a sus problemas y para la que nos ofrece una solución sistemática, sensata y eficaz, propuesta de un modo igualmente divulgativo pero de un rigor incontestable.

La finalidad principal de una empresa es ganar dinero. Esta obviedad a veces queda empañada, incluso oculta, por factores que en poco o en nada ayudan a acercarnos a ese objetivo. La primera premisa que se establece en este libro es que si el objetivo es ganar dinero («la meta»), hay que promover todo lo que nos acerque al objetivo y abandonar lo que nos aleje de él.

En una época en la que la productividad y el rendimiento se han convertido en las piedras angulares de la competitividad de cualquier sector, el autor pone el acento en dos aspectos que a estas alturas parecen olvidados y que, sin embargo, son la base en la que los otros se sustentan: el control de inventarios y el mercado.

Estos dos factores por sí solos son suficientes para explicar el interés de las consultorías por desarrollar modelos de producción que controlen estas variables, o al menos las mantengan bajo cierto límite. La implementación de sistemas como Kanban, JIT o DBR, el propuesto por Goldratt, supone para muchas empresas la diferencia entre ser competitivas y prosperar, o no serlo y verse abocadas al cierre.

Eso por no hablar de la reticencia (o animadversión) de muchas empresas, de todos los tamaños, por acudir a un consultor que ponga de manifiesto las flaquezas o carencias del sistema de producción empleado. Ya sea por una cuestión de costes, ya sea por desconfianza, lo cierto es que muchas, muchísimas empresas persisten en cometer los mismos errores una y otra vez, mientras ven cómo se reduce su cuota de mercado, su margen de beneficio, y sus posibilidades de supervivencia. Algunas incluso están como a la espera de que aparezca un mirlo blanco de la competencia que ponga una buena oferta encima de la mesa de los propietarios. Y, claro, así nos va.

En este libro el consultor nos hará el trabajo casi gratis. Con sus directrices, cualquier empresario avispado puede analizar su propia empresa y empezar a ver los agujeros que tiene donde creía que había sólidos muros. Y podrá taparlos él mismo, porque cualquiera que lea este libro estará de acuerdo en que los planteamientos y las soluciones que ofrece son una cuestión de simple sentido común. En un entorno cada vez más competitivo, con muchas variables fuera de nuestro control y una enorme presión sobre los costes (al alza) y sobre los precios de venta (a la baja), la sensatez sigue siendo el mejor aliado. La ordenación sensata del proceso de producción ahorra mucho dinero a la empresa.

¿La suya no es una gran empresa y no sabe qué puede aportarle este libro? La respuesta es bien sencilla: la metodología que se puede aprender en él va mucho más allá del tamaño de la empresa o de la actividad a la que se dedique. Si se produce algo, se es una empresa; si usted es el propietario, usted es un empresario. Por tanto, las decisiones que tome van a decidir, en gran medida, el futuro de la misma.

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