19 marzo 2024
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Filomena soñó

Filomena soñó.

Se acostó una noche y soñó.

Vio cómo una mujer radiante hablaba a una multitud emocionada desde un escenario bañado en un mar de jazmines y rosas. Anunciaba la supresión de fronteras entre los países de Oriente. Igualdad y laicidad, clamaba el público al unísono.

Filomena vio a su hermana que regresaba por fin a su casa de Damasco. La propiedad, abandonada durante los años de guerra, había sido saqueada. Era urgente arreglarla, devolverla a la vida e intentar salvar lo que quedaba del jardín. Los arbustos de jazmín y los cidros habían rendido el alma. No habrá mermelada de cidra ni de naranja amarga este año, pero esto daba igual. Lo importante era volver a empezar, vivir otra vez. En paz. Con dignidad.

Filomena se estremeció cuando los veintiocho países de la Unión anunciaron que habían llegado finalmente a un acuerdo sobre el nuevo modelo de pasaporte único. La propuesta inicial, fondo azul con doce estrellas doradas, había prosperado. A Filomena siempre le había gustado este modelo. Europa azul. Como el agua del mediterráneo en la playa de Tiro, donde la joven y bella Europa fue raptada por Zeus, quien bautizó su continente de adopción con el nombre de su amada.

Filomena no ganaba para sorpresas felices. En todo el planeta, las cooperativas de agricultores no paraban de ganar una batalla tras otra contra los codiciosos y los desalmados. Poco a poco, Filomena había visto cómo la fruta y la verdura recuperaban su aspecto saludable de antaño. La vida reconquistaba sus derechos.

Filomena sonrió al ver que un señor elocuente y con gesto serio daba las consignas del día a un grupo de políticos corruptos condenados por el pueblo a servir a la sociedad durante lo que les quedaba de vida. Justicia.

Y a Filomena la despertaron.

Atolondrada aún por el sueño, se incorporó. Le esperaba un día largo. Tenía que interpretar en un consejo de administración de una empresa poderosa y sabía que allí la voz le diría: «No te fijes en el sentido de las palabras, Filomena, porque te volverías loca. Limítate a traducir el sentido de las palabras y haz el favor de pensar en otra cosa. En la tarifa que pediste, en la hoja de confidencialidad que firmaste, en tu incapacidad de cambiar el mundo y en alguna bonita canción también. La música ayuda a huir de la realidad, Filomena».

Después, Filomena tenía una conferencia sobre mujeres raptadas, esclavizadas y vendidas por los miembros de un neocalifato. Un encuentro organizado con pasión por una falsa rubia anoréxica. Una mujer libre y adicta a los antidepresivos, con cara, nalgas y pechos retocados. Una luchadora incansable por los derechos de la mujer en sociedades menos avanzadas. «No te pares a pensar en lo que interpretas. No mires a los que te rodean, Filomena. Limítate a hacer tu trabajo, y punto», le volverá a decir seguramente la voz.

Filomena se vistió y, antes de salir, llamó a su hermana exiliada en París. No pudieron hablar mucho, porque la hermana viajaba en un tren, sepultada bajo una multitud de personas multicolores y aturdidas por la triste grisalla parisina. Todas iban a trabajar. Todas cobraban un salario indigno.

Filomena se metió en el metro con un libro abierto en la mano, pero con los pensamientos vagando. «No pienses», le dijo la voz. «Lee. Divierte tu mente. Si, en definitiva, sabes que no vas a cambiar el mundo».

Noviembre del 2015

Para saber más acerca de Filomena:

Miguel Jelelaty
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Intérprete de conferencias desde 1999. Profesor de interpretación en la Universitat Pompeu Fabra entre 2006 y 2012. Imparte desde 2014 el módulo de «Mundo árabe» en el máster de Protocolo de la Universitat Ramon Llull. Da también seminarios de interpretación en la Société Française des Traducteurs y de oratoria y persuasión en la Toulouse Business School. Es bajo-barítono, habla siete idiomas y su lengua materna es el árabe levantino septentrional (variante libanesa). Es ateo desde que tiene uso de razón y soltero practicante desde que prefirió enamorarse y casarse con el mar Mediterráneo. Nació en Madrid, creció en Beirut, maduró en París, vive en Barcelona y fantasea con morir en una isla griega.

Miguel Jelelaty
Miguel Jelelaty
Intérprete de conferencias desde 1999. Profesor de interpretación en la Universitat Pompeu Fabra entre 2006 y 2012. Imparte desde 2014 el módulo de «Mundo árabe» en el máster de Protocolo de la Universitat Ramon Llull. Da también seminarios de interpretación en la Société Française des Traducteurs y de oratoria y persuasión en la Toulouse Business School. Es bajo-barítono, habla siete idiomas y su lengua materna es el árabe levantino septentrional (variante libanesa). Es ateo desde que tiene uso de razón y soltero practicante desde que prefirió enamorarse y casarse con el mar Mediterráneo. Nació en Madrid, creció en Beirut, maduró en París, vive en Barcelona y fantasea con morir en una isla griega.

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