29 marzo 2024
Inicio > Número 21 > De lo justito a lo brillante: diez correcciones imprescindibles para un profesional

De lo justito a lo brillante: diez correcciones imprescindibles para un profesional

¡Por fin! Has terminado la corrección, la has revisado (espero), has redactado tu informe para el cliente, también el correo… ¡Espera, no le des todavía a enviar! Vamos a ver algunos detalles indispensables que hacen que tu trabajo sea profesional, bueno, brillante. De esos que hacen que tu cliente te adore como proveedor y que piense dos veces la respuesta cuando le digas que vas a subir las tarifas. Porque esto de la corrección es un negocio y va de dinero, de parné, y la calidad es la que lo justifica.

Construcciones como para el resto de sus vidas no son correctas a no ser que los vivos de las vidas sean gatos o personajes de Crepúsculo.

El primero de los errores que encontramos con más frecuencia es el plural distributivo. Podríamos pensar que solo aparece en textos traducidos, pues en inglés, por ejemplo, es frecuente y correcto, pero no: está tan extendido que nos topamos con él incluso en textos creados por hispanohablantes nativos. Hasta en los escritos que ya han pasado por las manos de un corrector (que, todo hay que decirlo, muy profesional no era si se le ha colado). Construcciones como para el resto de sus vidas no son correctas a no ser que los vivos de las vidas sean gatos o personajes de Crepúsculo. Si cada uno de los mencionados tiene una sola vida, debe expresarse en singular, aunque los poseedores sean varios. Con para el resto de sus vidas indicamos que cada persona tiene más de una vida. En cambio, sí podríamos hablar de para el resto de sus días, pues días, por norma general, duramos varios. Lo mismo ocurre con Reserven sus abrazos para otro miembro de sus familias: si el sujeto no es polígamo y no tiene una familia en Albacete y otra en Santiponce, la oración no funciona.

En ocasiones nos vemos en la tesitura de elegir qué normas seguir a pies juntillas y en qué momento dejar la linde y formar nuestro criterio profesional.

Paradójicamente, la RAE no considera que el plural distributivo sea un error, como así ha manifestado en Twitter en alguna ocasión. No he encontrado ninguna norma que justifique esta corrección. Como profesionales, con nuestras decisiones vamos haciendo camino, vamos definiendo nuestro perfil como correctores y en ocasiones nos vemos en la tesitura de elegir qué normas seguir a pies juntillas y en qué momento dejar la linde y formar nuestro criterio profesional. El plural distributivo no significa en español lo mismo que en inglés y por eso lo corrijo. Es una de mis decisiones como profesional.

Un ejemplo nimio: la Academia dice que la risa se expresa con comas: ja, ja, ja. ¿Cómo se distingue entonces, gráficamente, de una risa irónica? No solo la uso sin ellas en textos propios, sino que predico la eliminación de esas comas. Otra decisión que tomo como profesional.

Si el cliente no establece una pauta clara, somos nosotros los que debemos elegir qué hacer, qué es más adecuado, qué es lo que no extrañará al lector.

Y otra duda más en la que tengo que recurrir a mi criterio es la que publicaba hace poco una compañera en una red social: la marca para los millares. ¿Con punto, como se ha hecho en España tradicionalmente, o con espacio, como dicen las normas académicas? La RAE, en un intento por unificar la norma para todo el mundo panhispánico, consideró que lo adecuado era utilizar punto o coma para marcar los decimales, y un espacio fijo fino (Alt + 8201) para separar los millares. Sin embargo, hay clientes que no usan este recurso y siguen apegados al punto, bien porque siempre lo han usado y no quieren romper la unidad de su catálogo, bien porque consideran que usar un espacio le resta claridad a la expresión de los guarismos. Pero en otras ocasiones, si el cliente no establece una pauta clara, somos nosotros los que debemos elegir qué hacer, qué es más adecuado, qué es lo que no extrañará al lector. Ahí participa nuestro criterio.

En segundo lugar, encontramos los casos de posesión inalienable, que también tienen lo suyo: abrió su boca (si el sujeto no es un sacamuelas, la boca que abre es la suya propia, por lo que el posesivo no es necesario), guiñó su ojo o cerró su puño (que, además, es incorrecto por otra razón más, ¿la ves?).

Fragmento del cuadro «La barca de Caronte…», de L. Giordano, en el que se muestra al cancerbero
Cancerbero y la fragua de Vulcano (Luca Giordano), Wikimedia Commons (CC BY 3.0)

Y ya el culmen, que podemos considerar el tercer error en esta lista, es la combinación de posesión inalienable + plural distributivo: Cerraron sus bocas para siempre (porque está claro que estamos hablando de varios álienes con varias bocas cada uno, todas suyas y no de otro bicho).

En cuarto lugar, las pasivas; también son un tormento y dado que no se emplean tanto en español como en otras lenguas, debemos pasarlas a voz activa siempre que sea posible. Frases como Los niños eran llevados al colegio por el autobús resultan enrevesadas y artificiales en español, y se prefiere la voz activa, El autobús llevaba a los niños al colegio.

Un error, el quinto, que encontramos con bastante frecuencia, incluso en textos que ya han pasado una corrección, es el uso de como con tilde cuando actúa como conjunción ante subordinadas de complemento directo. Si como puede sustituirse por la conjunción que, no lleva tilde. Este error se produce con verbos de percepción como ver y oír, a los que prácticamente se restringe hoy. Aunque la pronunciación sea tónica, la conjunción no debe llevar tilde: Vieron como el ladrón metía la bolsa en el contenedor, Oyeron como alguien intentaba abrir la puerta.

Si como puede sustituirse por la conjunción que, no lleva tilde.

En ocasiones, puede tildarse para evitar la ambigüedad: verás como lo soluciona (ya verás que lo soluciona) / verás cómo lo soluciona (verás de qué manera lo soluciona). Y cuidado, porque el corrector de Word suele marcarlo como error cuando aparece sin tilde, pero no siempre es incorrecto.

Tampoco se tildan cuando, donde y como quiera, aunque los dos primeros se pronuncien tónicos cuando aparecen juntos, pues son adverbios relativos.

En sexto lugar, las construcciones partitivas, que siempre deben llevar artículo: la mitad de los asistentes, la mayoría de las personas. Si seguís Twitter, sabréis que, periódicamente, somos bastantes los que hacemos un recordatorio de esta norma y no conseguimos acabar con este error, aunque no nos damos por vencidos…

Oír y escuchar no son sinónimos. Si un personaje va caminando por el bosque y un cuco canta, lo oye, no lo escucha.

También existen problemillas de léxico que aparecen con cierta frecuencia, que llevan el dorsal número siete. Si se nos cuelan, nos delatan, pues no significan lo que nosotros creemos. Oír y escuchar no son sinónimos. Si un personaje va caminando por el bosque y un cuco canta, lo oye, no lo escucha. Escuchar implica una intencionalidad, supone prestar atención adrede a algo, mientras que oír es percibir un sonido. Si atiendo a lo que alguien me cuenta, estoy escuchando; si suena el agua de la ducha, la estoy oyendo. Si desde la parte trasera de un auditorio no se oye, es problema de acústica; si no se escucha, de atención.

Una esquina es el ángulo que forman dos paredes o dos superficies considerado por su parte exterior; es decir, es un saliente. Con rincón, en cambio, nos referimos a la parte interior. Si entro en un restaurante que tiene un comedor de forma regular, me adjudican la mesa del rincón, mientras que si ceno en la terraza, puede que me toque una mesa de esquina.

Decir algo al unísono no es pronunciarlo a la vez, sino con unanimidad, sin discrepancia. Flanquear es colocarse a los lados de algo o alguien; franquear es despejar un camino o pasar de un lado a otro. Si alguien se mesa los cabellos o la barba, no se los acaricia, sino que se los arranca a tirones. Aunque sentarse en la mesa admite los dos sentidos, no sé exactamente dónde planta las posaderas el personaje, si en la mesa o en la silla, por lo que prefiero que se siente a la mesa si lo hace en la silla y así no doy lugar a ambigüedades ni interpretaciones en el texto. 

Con el ocho, un error típico de concordancia, el que se produce con el le anticipador: A ellos le dijeron que no fueran. Ese pronombre debe concordar en número con su sujeto, ellos, así que tiene que ir en plural: A ellos les dijeron que no fueran.

Los perros ven e interactúan con gente a diario tendría que redactarse Los perros ven gente a diario e interactúan con ella.

En noveno lugar, las preposiciones. Suelen plantear problemas bien por omisión en casos flagrantes de queísmo, como en alegrarse que, darse cuenta que, no haber duda que, estar seguro que…, bien por errores en los regímenes preposicionales propiamente dichos: Tan bien o mejor que los perros debería ser Tan bien como los perros o mejor que ellos. Los perros ven e interactúan con gente a diario tendría que redactarse Los perros ven gente a diario e interactúan con ella. Estas estructuras no funcionan porque la preposición, en general, sirve para el segundo verbo, del que está más cerca, pero no para el primero. En el primer ejemplo, sí es correcto mejor que, pero no lo es tan bien que; en el segundo, se interactúa con alguien, pero no se ve con alguien. Cada verbo debe llevar la preposición que necesita y estas concatenaciones no son correctas en español.

En lo que respecta a las comas, que nos traen de cabeza, algunas curiosidades ocupan el décimo puesto. Por supuesto, la norma primera e indeleble: nunca se pone coma entre el sujeto y el verbo. Ni aunque el sujeto sea larguísimo. No. Jamás. Tampoco se pone coma para separar las estructuras comparativas y consecutivas bimembres del tipo tanto… como, tan… que, más/menos… que, peor/mejor… que. En cambio, en el caso de las comparativas proporcionales del tipo cuanto más/menos…, más/menos (Comprobó que cuanto más sembraba, más recogía), sí se pone coma cuando la prótasis está antepuesta, aunque cuando esta se pospone es mejor no escribirla (Comprobó que más recogía cuanto más sembraba).

Otra coma que suele plantear dudas es la que va delante de sino. Solo se inserta cuando se contraponen dos ideas, cuando actúa como signo adversativo.

Otra coma que suele plantear dudas es la que va delante de sino. Solo se inserta cuando se contraponen dos ideas, cuando actúa como signo adversativo: No voy a llamar, sino que voy a presentarme allí. Pero cuando equivale a excepto o salvo, lo que se denomina valor exclusivo, esa coma se omite: No quiere sino que vayas, A quién recurro sino a ti.

Para cerrar el apartado de las comas, diremos que hay diferencia entre las oraciones causales del enunciado (explican la causa de lo que dicen) y las causales de la enunciación (por qué el hablante hace esa afirmación): pertenece al primer caso Está oscuro porque está anocheciendo y la coma no es necesaria; en cambio, Está oscuro, porque los coches llevan la luz encendida sí necesita llevar coma, pues es causal de la enunciación.

De propina, en el puesto número once, pequeños detalles, fáciles de recordar (si lo necesitas, haz una lista de comprobación y ve tachando), que mejoran tipográficamente un texto: elimina dobles espacios; sustituye las concatenaciones de saltos de párrafo por saltos de página; usa el signo de multiplicación propiamente dicho en lugar de la equis; recuerda que el símbolo de grado no es una o voladita…

La mayoría de estas soluciones y otras para situaciones parecidas puedes encontrarlas en la Ortografía de la lengua española y la Nueva gramática académicas. Y, además, ten en cuenta otras herramientas que tienes a tu alcance:

Es fundamental que conozcamos giros, expresiones, construcciones o léxico con los que no estemos familiarizados, y lo mejor para toparnos con ellos es leer.

  • Dedícale horas a la lectura. Es fundamental que conozcamos giros, expresiones, construcciones o léxico con los que no estemos familiarizados, y lo mejor para toparnos con ellos es leer.
  • Mantente en contacto con tus colegas de profesión. Ten conversaciones con ellos. Si no puede ser de manera presencial, recurre a las redes sociales; ¡son una mina!
  • Hablando de redes sociales, sigue cuentas afines a tus campos de interés, pero también aquellas que no lo sean necesariamente. Tess McGill lo dejó claro en Armas de mujer: «Lee muchas cosas; nunca se sabe de dónde pueden surgir las grandes ideas».
  • Asiste a saraos lingüísticos. Este es un año algo peculiar en este sentido: la mayoría de los encuentros se harán de forma virtual, ¡aprovecha para asistir a todos los que puedas desde casa!
  • Asóciate. Lo que tú no sepas puede saberlo otro compañero que tal vez quiera ayudarte. Comparte información con los demás, sé generoso.

En definitiva, esfuérzate por ofrecer el mejor trabajo del que seas capaz; solo así tendrás fuerza para exigir mejores condiciones. Ya lo decía Glenn Close en Las amistades peligrosas: «No se aplaude a un tenor por que se aclare la garganta».

Bibliografía

Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española. Ortografía de la lengua española. Madrid: Espasa Libros, 2010. 

Real Academia Española. Nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa Libros, 2010.

Mercedes Tabuyo Fornell
+ artículos

Es licenciada en Humanidades por la Universidad de Alcalá y técnica en Corrección y Redacción por la Universidad de Salamanca y la Fundación Germán Sánchez-Ruipérez. También se ha formado como correctora de manera autodidacta y en el propio ejercicio de la profesión, a diario, pues esto es una carrera de fondo.

Participó en la redacción del diccionario Clave, proyecto conjunto de Ediciones SM y la Universidad Complutense de Madrid.

Cuenta con más de diecisiete años de experiencia en la profesión y en la actualidad trabaja como correctora externa para varias editoriales, agencias de servicios lingüísticos y de consultoría editorial de textos médicos, empresas de formación y clientes particulares. Asimismo, ejerce como editora de mesa e imparte los cursos de formación de correctores de Escritores.org.

Mercedes Tabuyo Fornell
Mercedes Tabuyo Fornell
Es licenciada en Humanidades por la Universidad de Alcalá y técnica en Corrección y Redacción por la Universidad de Salamanca y la Fundación Germán Sánchez-Ruipérez. También se ha formado como correctora de manera autodidacta y en el propio ejercicio de la profesión, a diario, pues esto es una carrera de fondo. Participó en la redacción del diccionario Clave, proyecto conjunto de Ediciones SM y la Universidad Complutense de Madrid. Cuenta con más de diecisiete años de experiencia en la profesión y en la actualidad trabaja como correctora externa para varias editoriales, agencias de servicios lingüísticos y de consultoría editorial de textos médicos, empresas de formación y clientes particulares. Asimismo, ejerce como editora de mesa e imparte los cursos de formación de correctores de Escritores.org.

Redes Sociales

956me gustaMe gusta
10,638seguidoresSeguir

Último número

- Advertisement -spot_img

Artículos relacionados