24 abril 2024
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Mi Nikon y yo

Mi primera relación con la fotografía fue traumática. Debía de tener unos 6 años, andaba sola por la casa, mis hermanas estaban todas en el colegio y me aburría. La puerta de la habitación de mi hermana mayor (la única que tenía el privilegio de contar con una habitación para ella sola) estaba abierta, y entré a ver qué encontraba por allí.

Me atrajo inmediatamente la máquina de fotos, abandonada sobre la cómoda. La cogí para estudiarla, intentando comprender cómo de aquella fea cajita podían salir las fotos que mi hermana hacía de vez en cuando.

Autorretrato
Autorretrato

Toqueteé todos los botones que pude encontrar y especialmente uno que emitía un gracioso clic al pulsarlo. Luego descubrí cómo abrirla por detrás, donde había una tira de plástico negro que se movía de un lado para otro… en fin que hice un estudio profundo del tema.

A los tres o cuatro días, mi hermana volvió a casa quejándose de que su máquina se había debido de estropear: había llevado a revelar el último carrete y había salido todo velado. Tardé años en darme cuenta de quién había sido la culpable del desaguisado.

Autorretrato
Otro autorretrato

Supongo que ese pequeño trauma infantil determinó mi interés por la fotografía, que se materializó algunos años después en la compra de mi primera máquina seria, con el dinero que gané dando clases a una niña pequeña. Pero el proceso de la foto analógica no solo era lento (entre que disparabas y veías el resultado podían pasar meses) sino caro, con la compra del carrete, el revelado y las copias. Había que pensárselo mucho antes de disparar.

Algunos años después, apareció en mi vida la Nikon. Y ahí comenzó la locura. El mundo se convirtió en un lugar para ser fotografiado. Y se desató la fiebre, una especie de compulsión por apretar el gatillo. Las flores de la primavera, las casas de mi pueblo, los amigos, mi jardín, mis hijos… todo entra dentro de mi objetivo.

Y luego viene otra parte gozosa, que es la colocación. He creado carpetas por temas generales: amigos, familia, ciudades y pueblos… y cada una de ellas tiene varias subcarpetas. A veces las ordeno tan pronto las bajo de la máquina, pero otras las voy guardando en subcarpetas hasta que tenga tiempo para colocarlas. Y este proceso me apasiona casi tanto como el de hacer la foto. Ver los resultados, juzgar si la foto merece la pena ser guardada o hay que borrarla (he de reconocer que borro menos de lo que debiera, porque guardo algunas que…).

Mi Nikon se ha convertido en mi mejor amiga. Ella me ha enseñado a mirar el mundo de otra manera, a fijarme en los detalles, a descubrir la belleza en los sitios más insospechados, a captar momentos únicos. Formamos una buena pareja.

¿Y dónde puede lucir mejor el trabajo que nosotras dos hemos venido haciendo, que en nuestra Linterna?

Gracias por este regalo que nos habéis hecho… a las dos.

Cristina Pabón
Cristina Pabón
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Cristina Pabón, licenciada en derecho, abogada ejerciente durante muchos años. Posteriormente Directora General de Servicios en el Ministerio de la Presidencia hasta el año 1996. Desde entonces, traductora autónoma de inglés. Jubilada hace unos meses. Sus ratos de ocio los dedica a escribir y hacer fotografías.

Cristina Pabón
Cristina Pabón
Cristina Pabón, licenciada en derecho, abogada ejerciente durante muchos años. Posteriormente Directora General de Servicios en el Ministerio de la Presidencia hasta el año 1996. Desde entonces, traductora autónoma de inglés. Jubilada hace unos meses. Sus ratos de ocio los dedica a escribir y hacer fotografías.
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