29 marzo 2024
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Cambios en el lenguaje jurídico y la experiencia de trabajar en una notaría y varios despachos de abogados

En este breve artículo, la autora reflexiona sobre los cambios que ha experimentado el lenguaje jurídico durante los últimos años y aprovecha para comentar a grandes rasgos su experiencia trabajando con notarios y abogados por cuenta ajena.

Cada cliente es un mundo: hay abogados que exigen cierto vocabulario y otros que exigen un vocabulario diferente, al cual una se tiene que ajustar.

Antes que nada, me gustaría decir que no soy la máxima autoridad en el lenguaje jurídico. Cada uno tiene sus ideas, influidas también por su propia experiencia, pero siento que cada vez se trata de experiencias más homogéneas y que comparten la mayoría de los colegas. Esto no obstante, cada cliente es un mundo: hay abogados que exigen cierto vocabulario y otros que exigen un vocabulario diferente, al cual una se tiene que ajustar. A pesar de que esto pueda parecer contradictorio, la diversidad del lenguaje jurídico es cada vez menor y este lenguaje especializado se está simplificando, de manera que resulta más fácil de entender. Cualquier comentario siempre es bienvenido porque, como vemos, las cosas van cambiando.

Mi primer trabajo como secretaria bilingüe y traductora fue en una notaría multilingüe en Londres. Trabajar en el departamento español con dos notarios ingleses bilingües y tres abogados españoles fue una experiencia inolvidable. En aquella época, el lenguaje de los documentos todavía era bastante antiguo y había que aprender toda una terminología nueva. Los documentos se firmaban en español y al cliente se le presentaba una traducción al inglés para que los entendiese, que, sin embargo, el notario siempre tenía que explicar antes de la firma.

Cambios del lenguaje jurídico

Cuando empecé a trabajar traduciendo en el mundo jurídico, el lenguaje solía ser más arcaizante, parecía estar escrito en un estilo de hacía doscientos años.

Cuando empecé a trabajar traduciendo en el mundo jurídico, el lenguaje solía ser más arcaizante, parecía estar escrito en un estilo de hacía doscientos años. Prácticamente no había quien lo entendiera, aparte de los propios notarios y abogados. De ahí que, a la fuerza, tuvieras que ir al despacho de cada uno para que te explicara el contenido de cada documento: solo ellos tenían las claves para descifrar por completo ese código secreto.

Y es que, hace treinta años, todavía había cláusulas redactadas de una manera oscura y densa, tanto en inglés como en español. En Inglaterra tuvo lugar una campaña para promover el uso de un «inglés claro» (plain English) en los documentos legales, es decir, para alejarlos del inglés de Charles Dickens y acercarlos más al siglo xx. También hubo una campaña paralela en español. Poco a poco, las cosas fueron cambiando y, a pesar de que el lenguaje jurídico es, por su naturaleza, bastante especializado, los contratos y escrituras se fueron transformando en algo más inteligible y comprensible para los ciudadanos, incluso sin contar con ayuda especializada.

En el mundo notarial, este proceso de transformación empezó de manera lenta, pero en el mundo de los abogados se acogió con más ímpetu. Después de la notaría trabajé en un despacho de abogados, Clifford Chance, donde se mostraban mucho más modernos en las formas de licitación, los modelos de contratos, las estructuras, etc.

¡Vi algunas traducciones tan «precisas» que resultaban exactamente igual de incomprensibles que el original!

Durante lo que podríamos calificar de un periodo de transición lingüística, se apreciaba una tendencia a traducir de manera bastante literal. ¡Vi algunas traducciones tan «precisas» que resultaban exactamente igual de incomprensibles que el original! Por fortuna, esto también fue cambiando. Pensar más en cómo se redactaría un contrato en inglés a la hora de traducir un contrato español ayuda muchísimo a la hora de producir una traducción de buena calidad. Como ejemplo podría poner que una expresión como «en testimonio de lo cual» antiguamente se traducía como thus the donor states and executes pero ahora siempre es in witness whereof, como en todos los documentos legales ingleses, por lo que está más en línea con el lenguaje inglés actual en lugar de hacer una traducción de estilo más bien literal.

Dibujo de un personaje que domina a un dragón y se sienta sobre él. Contiene la leyenda “¿Mejor?” y “Sí, ahora lo entiendo”.

Otro punto interesante era que había párrafos enteros formados por una sola frase. Los documentos en español todavía siguen esta línea a veces, pero en inglés hay que dividir el texto en varias frases para que tenga sentido. De hecho, ya hay varios despachos grandes de abogados que así lo aconsejan.

A modo de ejemplo, cabe indicar que en inglés términos como set forth, hereintofore, heretofrom, etc., prácticamente se han suprimido. En español, el «secretario del juzgado» ahora es «abogado del juzgado», aunque en inglés sigue siendo court clerk, que tiene más sentido porque siempre es un abogado.

La idea general de la redacción de una ley era dejarla abierta a interpretación.

Los idiomas son entidades vivas y es inevitable que evolucionen con el tiempo. En la vida cotidiana surgen expresiones nuevas cada año, y más ahora con las redes sociales. En este aspecto, el lenguaje jurídico también ha evolucionado, y ahora los documentos de las notarías, de los despachos de abogados y de los tribunales se expresan de una manera mucho más clara que antes. Menos mal, porque antes las leyes, por ejemplo, eran muy difíciles de leer, ya que resultaban muy densas. La idea general de la redacción de una ley era dejarla abierta a interpretación: en Inglaterra incluso aparecían las frases sin más signos de puntuación que el punto final. Lo mismo pasaba con los contratos, etc. Todo se moderniza.

Aunque algún que otro juez todavía escribe de manera más «florida», en general todo lo que se lee es más inteligible que hace unas décadas.

Las traducciones también se adaptan a la nueva realidad y son menos rígidas que antes. Sin embargo, para las traducciones jurídicas todavía hay que saber toda una terminología no cotidiana, pero eso es igual para trabajos jurídicos monolingües. Dentro del mundo jurídico hay traductores que se especializan en documentos de los juzgados, tales como escritos, autos, fallos, etc., porque el lenguaje es muy específico. También este ha ido cambiando y, aunque algún que otro juez todavía escribe de manera más «florida», en general todo lo que se lee es más inteligible que hace unas décadas.

Ahora la filosofía general es no dejar lugar a dudas, así que ¡fuera la ambigüedad y bienvenida la claridad!

Y, antes de terminar, un par de anécdotas. Recuerdo que una vez vino a la notaría el músico británico Rod Stewart, que quería vender una casa en España, y al llegar dijo que no entendía nada de los papeles, pero que seguro que «el tío ese» (¡el notario!) se lo explicaría bien, a él o a su guardaespaldas, que aseguraba estar «al loro» de cosas legales… También vino varias veces la diseñadora Zandra Rhodes, normalmente por asuntos de patentes. Decía que le encantaba venir al despacho porque era como retroceder en el tiempo, no solo por las oficinas (bastante antiguas de estilo) sino por los notarios (del mismo estilo), y que era una suerte que ellos explicaran bien esos documentos tan complicados.

Recomendaría a todo el mundo la experiencia de trabajar en una notaría o un despacho de abogados, aunque sea monolingüe.

Para concluir, la experiencia de aprender de primera mano de los notarios y abogados fue para mí absolutamente increíble. No solo aprendí a traducir mejor, sino que me permitió adquirir unos conocimientos de derecho que habrían sido bastante más difíciles de asimilar de no ser por los expertos que me rodeaban. Era como aprender por la vía rápida, pero en el mismo lugar de trabajo. Recomendaría a todo el mundo la experiencia de trabajar en una notaría o un despacho de abogados, aunque sea monolingüe. Por ejemplo, los últimos seis años que yo trabajé por cuenta ajena lo hice en el departamento legal interno de un promotor de parques eólicos en Irlanda. Era un trabajo solo en inglés, pero me resultó una experiencia sumamente enriquecedora, una labor variopinta.

Por último, os dejo un par de enlaces en los que se explican muy bien algunos de los cambios que han ocurrido en cuanto al lenguaje jurídico, para no tener que repetirlos aquí:

https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/53287/1/Redacci%C3%B3n-Apuntes.pdf

http://facta.junis.ni.ac.rs/lal/lal201101/lal201101-07.pdf

Estoy muy agradecida a Ramón López Gordillo por revisar mi castellano.

Katy Caws
Katy Caws
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Empieza su carrera como músico. La vida la lleva a España, donde aprende el idioma, y a su regreso a Inglaterra empieza trabajar en una notaría. Desde entonces se especializa en traducción jurídica. Pasa por varios despachos de abogados y por el departamento legal de un promotor de parques eólicos, donde además trabaja con contables, especialistas en medioambiente e ingenieros. En la actualidad lleva diez años de autónoma, trabajando felizmente desde casa, en compañía de sus tres gatos.

Katy Caws
Katy Caws
Empieza su carrera como músico. La vida la lleva a España, donde aprende el idioma, y a su regreso a Inglaterra empieza trabajar en una notaría. Desde entonces se especializa en traducción jurídica. Pasa por varios despachos de abogados y por el departamento legal de un promotor de parques eólicos, donde además trabaja con contables, especialistas en medioambiente e ingenieros. En la actualidad lleva diez años de autónoma, trabajando felizmente desde casa, en compañía de sus tres gatos.

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