19 marzo 2024
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Entre palos de golf y platós

Entrevista a Óscar Díaz García

En este artículo entrevistamos a Óscar Díaz García, colega polifacético donde los haya, que reparte su tiempo entre traducciones, su pasión por el golf y algún que otro concurso televisivo, en el que deja muy alto el pabellón traductoril.

Ante todo, cuéntanos un poco sobre ti como traductor: cuántos años llevas en ello, si trabajas como autónomo o por cuenta ajena, en qué temas estás especializado (no, no vale el golf)…

Llevo ejerciendo de traductor autónomo desde hace veinte años aproximadamente, aunque he dado unas cuantas vueltas en mi vida y mi expediente laboral es bastante caótico.

Hace quince años decidí salir de Telefónica (y renunciar a las quince pagas y a un suelo decente, para espanto de mis padres).

Pese a que mi tendencia natural me acercaba a las humanidades y dado que a finales de los ochenta no existía la titulación de Traducción e Interpretación, como tantos otros chavales equivocados opté por el pragmatismo del aparente mejor futuro laboral de las ciencias puras y acabé en la Escuela Universitaria de Informática. Allí cursé la diplomatura de Informática Técnica, pero la cabra tira al monte y acabé reorientando mi carrera hacia las letras (o más bien compatibilizándola, porque me saqué unas oposiciones en Telefónica y conseguí una plaza en esta empresa). En aquel entonces ya estaba muy vinculado al mundo editorial, primero en una empresa propia y luego colaborando con otras firmas, y decidí ampliar mi formación finalizando el ciclo superior de inglés en la Escuela Oficial de Idiomas de Madrid y complementándolo con un buen número de monográficos y cursos que me permitieran desarrollar con garantías mi labor como traductor. Hace quince años decidí salir de Telefónica (y renunciar a las quince pagas y a un suelo decente, para espanto de mis padres) y dedicarme en exclusiva a las traducciones y a las colaboraciones editoriales.

En cuanto a mi especialización, en los últimos años he estado centrado en la traducción de videojuegos, aunque echo mucho de menos mis incursiones en la traducción literaria, hasta hace unos años bastante habituales. En su momento tuve la oportunidad de traducir a Ramsey Campbell, Robert Wilson, Clemence Housman o Ellis Peters, entre otros.

Ahora sí, hablemos del golf: enhorabuena por tu proyecto web Crónica Golf. Vemos que eres «multimedia», y que incluso tienes espacio propio en un programa de televisión sobre ese deporte… ¿Por qué precisamente «loco por el golf» y no por el rugby, por ejemplo? ¿Lo practicas o solo ejerces de cronista? En caso de que lo practiques, una pregunta para que parezca que entendemos algo del tema: ¿Cuál es tu hándicap? ¿Qué les dirías a aquellos que menosprecian al golf como deporte, a pesar de que en el 2016 debutará en los Juegos Olímpicos? ¿Por qué motivos recomendarías su práctica?

No soy buen jugador y tengo hándicap 18 (es decir, vivo instalado en la mediocridad), pero disfruto mucho practicándolo. Además de servir para hacer algo de ejercicio, ver «verde» de vez en cuando y romper con la rutina habitual de ermitaño tan propia de los traductores, es un deporte que cada día plantea retos diferentes y en el que tu principal rival eres tú, además de poder disfrutarse independientemente del nivel. Por otro lado, y aunque su origen sea nebuloso, es de los pocos deportes que cuenta con más de seis siglos de historia y merece la pena rascar y abundar en ella. Gracias a la web y al programa de televisión he tenido la suerte de conocer a algunas de sus figuras, viajar y profundizar en su rica tradición.

Por desgracia, en nuestro país ha estado asociado a algunos desmanes inmobiliarios y proyectos sin excesivo sentido, con lo que es un deporte con un problema de imagen de cara al gran público, pero cada vez está más abierto a gente de todos los estratos sociales (por ejemplo, «ganapanes» como yo) y ya cuenta con más de 270 000 licencias. Además, es un deporte de largo recorrido y puede practicarse casi a cualquier edad. Sin ser explosivo, cada vez que sales a jugar caminas entre ocho y diez kilómetros, un buen ejercicio para gente que ya ha dejado de lado otras disciplinas deportivas, como es mi caso.

En cuanto a la naturaleza deportiva del golf y la polémica asociada a esta definición, recomendaría a los escépticos que lo probaran. La combinación de requisitos físicos y técnicos hace que el golf sea una disciplina muy exigente (al menos para quienes quieren alcanzar cierto nivel).

Ya que hemos mencionado la televisión, no podemos dejar de preguntarte por tu trayectoria como concursante del mítico Saber y Ganar. Para los no iniciados: se trata de un concurso de culto, en antena desde 1997, en el que los concursantes demuestran sus conocimientos de cultura general.

Llegaste a los 100 programas en el 2012, y a la fecha en que la que escribimos estas líneas (noviembre del 2015), vuelves a participar, invitado por el propio programa [Nota de redacción: a mes y medio de publicarse este número, el 1 de marzo, Óscar llegó a su programa n.º 200]. ¿No da un poco de vértigo estar tan presente en las casas de millones de personas, a diario? ¿Qué te ha aportado esta experiencia? ¿Puedes contarnos alguna anécdota o algo que te haya impresionado especialmente?

Como casi todos los concursantes que han pasado por el programa, yo era espectador habitual y siempre me había preguntado qué tal me iría allí, con «fuego real», así que me decidí a escribir y al cabo del tiempo pasé un casting telefónico y me convocaron para concursar. Por suerte para mí, no tengo excesivo miedo al ridículo y no sufro en exceso con el «qué dirán». Dado el carácter enciclopédico del programa es imposible salir bien parado de todos los trances, y hay que asumirlo cuanto antes. Todos los concursantes tenemos lagunas en temas que no dominamos ni conocemos lo suficiente, y lo importante es dejar atrás esos errores y estar atento a las preguntas siguientes. De todos modos, el programa tiene un carácter muy cercano y familiar, y sus responsables se esfuerzan al máximo para que tú solo te preocupes de responder lo que puedas. Evidentemente, hay nervios y tensión, pero el ambiente con los compañeros y el equipo es magnífico.

En cuanto a la experiencia, además del «piquito» económico, que nunca viene mal, lo mejor ha sido conocer a todos los implicados en el programa, ya estén a un lado o a otro de las cámaras, y disfrutar de cada grabación como si fuera la primera. La profesionalidad y la calidad humana de quienes trabajan y participan en el programa es su principal baza, y creo que ese carácter acaba traspasando las pantallas.

Con respecto a las anécdotas, surgen a diario, muchas de ellas fruto de «morcillas» o respuestas improvisadas. En una «pregunta caliente», por ejemplo, nos preguntaron por los tres sujetos que acompañaban a «Fulano» (Mengano, Zutano y Perengano) y yo solo recordaba a Mengano y Zutano, pero no al tercero… así que opté por una bobada: «Mengano, Zutano y… yo qué sé, Propano».

Muchos integrantes de la redacción de esta revista —y suponemos que no pocos lectores— somos fans tuyos y te seguimos con interés. Además, es un orgullo escuchar, día tras día, que te presentan como «Óscar Díaz, traductor». Por eso, nos identificamos contigo y, a la vez, deducimos que tienes que ser un contrincante duro jugando al Trivial… ¿Hasta qué punto ser traductor te ha ayudado a tener éxito en el concurso? ¿Te preparas de alguna forma (haces crucigramas, tienes listas de temas…)? En un plano más general, ¿estás de acuerdo en que todos los traductores llevamos dentro un friki pedante, más o menos escondido?

Los traductores tenemos vocación de «urraquilla cultural».

Creo que los traductores somos muy buena materia prima para este concurso u otros de índole similar. Con el paso del tiempo nos enfrentamos a textos de todo tipo y condición, que van dejando poso. Un día te toca traducir un texto sobre navíos de transporte del siglo xvi y al siguiente te ves enfrascado en la traducción de un artículo sobre el discurso de Gettysburg. Por simple roce, estás expuesto a mucha información y algo se va quedando. Suelo decir que los traductores tenemos vocación de «urraquilla cultural» y que vamos picoteando de aquí y allá para desempeñar nuestra labor, aunque, evidentemente, haya temas que nos interesen más por pura afición o vicio.

En cuanto a la preparación, no hago nada de particular. El carácter global de Saber y Ganar es una de sus principales virtudes, pero por otro lado hace que cualquier intento de preparación sea una tarea titánica. Además, abrir esa puerta puede ser peliagudo, porque ¿dónde paras? Si te pones a mirar capitales de nuevo cuño, por ejemplo, enseguida te entrará la inquietud de echar un vistazo a los ríos más importantes de cada zona o región, y eso te llevará a otra cosa… Al final, en tu cabeza se acumula demasiado «ruido» por el atracón de datos. Sí recomiendo leer prensa a diario y echar un vistazo a las efemérides del mes en curso o a los obituarios de gente notable, porque a veces los utilizan como referencia en el programa.

Y lo del «repelente niño Vicente» que llevamos dentro todos los traductores… posiblemente sea verdad, pero hay que mantenerlo controlado para no generar fricciones.

Creo que te entendemos perfectamente. Ahora, la pregunta del millón: ¿Cómo se hace para trabajar como traductor, llevar una web y un programa de televisión especializados en golf, participar en un concurso semanal de máxima audiencia y no morir en el intento? ¿Algún truco que quieras compartir con nosotros?

El secreto lo conocen muchos compañeros, seguro. Es la llamada «invulnerabilidad del autónomo». Como no enfermamos, el tiempo da algo más de sí… Ahora en serio, resulta complicado compatibilizarlo todo, aunque la participación en Saber y Ganar acabará y es más o menos llevadera gracias al sistema de grabaciones, que solo exige un par de días cada dos semanas. Con respecto al resto de mis ocupaciones, por suerte mantengo una cartera de clientes fiel desde hace años y la relación es lo suficientemente cercana y cordial como para que entiendan mi carácter «guadianesco» cuando se acumulan las obligaciones. Aun así, posiblemente el año que viene tire de machete metafórico para desbrozar un poco el frente laboral, porque querría disponer de un poco más de tiempo libre para mí y para la gente que me rodea.

Por último, imagina que este es el «minuto de oro» que se otorga a los concursantes cuando alcanzan su número 100 y cuéntanos cualquier cosa que te parezca de interés o que te apetezca mencionar.

Solo quería felicitaros por la magnífica labor que desempeñáis en La Linterna del Traductor, una publicación que llevo siguiendo desde su primer número y, por supuesto, agradezco sobremanera que os hayáis acordado de mí.

Al contrario, gracias a ti por lo accesible y amable que has sido con nosotros y por prestarte a este pequeño atraco a mano armada.

Óscar Díaz García
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Es traductor y se define como «concursante ocasional y catacaldillos vocacional». En sus propias palabras, que preferimos reproducir textualmente: «Llevo paseando mi mediocridad golfística por toda la geografía hispana y europea desde hace unos cuantos años (con bastante desvergüenza, por cierto). El espíritu inquieto y el escaso sentido común me han llevado por diversas sendas, y desde 2009 estoy volcado en Crónica Golf, mi último proyecto. Desde 2011 colaboro en Canal+ Golf, donde presento el programa Locos por el Golf con mi compañero Carlos Palomo, al que también he convencido para que se embarque en la aventura del portal web. Hasta hace poco me hacía mucha ilusión hacerme una foto sosteniéndome la barbilla con cara de columnista interesante».

Óscar Díaz García
Óscar Díaz García
Es traductor y se define como «concursante ocasional y catacaldillos vocacional». En sus propias palabras, que preferimos reproducir textualmente: «Llevo paseando mi mediocridad golfística por toda la geografía hispana y europea desde hace unos cuantos años (con bastante desvergüenza, por cierto). El espíritu inquieto y el escaso sentido común me han llevado por diversas sendas, y desde 2009 estoy volcado en Crónica Golf, mi último proyecto. Desde 2011 colaboro en Canal+ Golf, donde presento el programa Locos por el Golf con mi compañero Carlos Palomo, al que también he convencido para que se embarque en la aventura del portal web. Hasta hace poco me hacía mucha ilusión hacerme una foto sosteniéndome la barbilla con cara de columnista interesante».

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