4 octubre 2024
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El contraste positivo: el lado oscuro del monitor

Chegara mesmo ao ponto de pensar que a escuridão em que os cegos viviam não era, afinal, senão a simples ausência da luz, que o que chamamos cegueira era algo que se limitava a cobrir a aparência dos seres e das coisas, deixando-os intactos por trás do seu véu negro. Agora, pelo contrário, ei-lo que se encontrava mergulhando numa brancura tão luminosa, tão total, que devorava, mais do que absorvia, não só as cores, mas as próprias coisas e seres, tornando-os, por essa maneira, duplamente invisíveis.

José Saramago, Ensaio sobre a Cegueira

En efecto, el blanco devora, es el color que más fotones emite, y blancos son la mayoría de los píxeles del monitor. El «mar de leche» —expresión de Saramago, aunque él no la utiliza para referirse a la pantalla— nos fríe los ojos a fuego lento, por lo que en principio sería más ergonómico trabajar con lo que se conoce como contraste positivo, letra blanca sobre fondo negro. De este modo, la mayoría de los píxeles emiten muy poca luz.

Según esta fuente, que hace mención a la aberración visual, la cosa tiene sus bemoles. Se aduce que los contornos se vuelven más borrosos cuando se trabaja con contraste positivo, y puedo decir que efectivamente así es como yo lo percibo, pero ese problema lo soluciono aumentando el tamaño de la letra. Otro fenómeno que observo, quizá también relacionado con la mencionada borrosidad, es que la negrita se hace incómoda, además de que no se diferencia fácilmente de la redonda. Considero que la negrita no está pensada para estos menesteres y en mi caso he sustituido su uso por el de letras de colores vistosos, así, en plan teatro negro de Praga. Por consiguiente, considero neutralizada la objeción e intuyo más ventajas que inconvenientes.

Sé que este tipo de configuraciones cromáticas descolocan al principio; por ejemplo, cuando uno se topa con una página web diseñada así. Es un rechazo tal vez parecido al que se experimenta al probar un alimento que no se esperaba. Sin embargo, con el tiempo me he acostumbrado al contraste positivo y me siento mucho más descansado al cabo de una jornada de trabajo sumergido en el negro. Soy consciente de la comodidad que aporta esta solución sobre todo en el momento en que me veo privado de ella, cuando tengo que pasar a otra plataforma que no la permite (un PDF, por ejemplo). Resulta hiriente el baño de luz que llega de sopetón. Tal vez el lector experimente esto mismo al pasar a la siguiente página de esta publicación.

Hechos estos comentarios, veamos ahora con qué programas es posible experimentar.

En primer lugar, mencionaré un ejemplo de programa para el que no recomiendo esta opción: Gmail. Basta ir a Temas y elegir el tema Oscuro para que se hagan patentes los inconvenientes que plantea la negrita cuando el tipo de letra es muy pequeño, problema que en este caso no se puede resolver agrandando, puesto que con esta acción lo que se consigue es ocultar parcialmente los asuntos de los mensajes.

El experimento sale más a cuenta con estos otros recursos:

  1. Las versiones con fondo negro de Google, Blackle.com y, en lengua española, Negrogle.es. Su funcionamiento, sin embargo, no es exactamente idéntico al del buscador que todos conocemos; por ejemplo, estas alternativas no muestran el número de resultados encontrados.
  2. LibreOffice Calc y LibreOffice Writer. Respecto al primero, se cambia el color de las celdas y no hay más que comentar. En el segundo, la configuración es menos intuitiva y el resultado chapucerillo. Se debe seleccionar el texto, a continuación en Propiedades (barra de la derecha) se crea un estilo, que tendrá fondo negro y letra blanca, y se aplica este al texto. Los cambios solo afectarán al fragmento escrito, hasta el punto final, por lo que será conveniente introducir saltos de línea si se quiere ver todo el fondo negro, y aun así los márgenes laterales y superior seguirán siendo blancos. Un bonito adefesio, valga la paradoja, pero confío en que esta configuración sea lo suficientemente buena como para cuidar un poco la salud ocular.
  3. OmegaT. En este caso, el efecto está muy bien conseguido. Recomiendo esta configuración con entusiasmo; no solo me parece apta para trabajar, sino también muy estética (véase la ilustración). Hay dos vías para aplicarla, bien con el script Switch Colour Theme (en HerramientasProgramación), o bien cambiando los colores uno por uno en OpcionesPreferenciasColores. Puede ser contraproducente limitarse a elegir la primera opción o experimentar con la segunda someramente, ya que lo deseable es que todos los colores combinen con todos, cosa que no sale a la primera con ninguno de estos métodos. Por ejemplo, la letra blanca contrasta bien con el fondo negro, pero no con el verde claro predeterminado de los segmentos originales. Dicho de otra forma, un cambio exigirá otro, de modo que es recomendable echarle un poco de paciencia y probar varias posibilidades. El resultado puede ser, dicho en términos técnicos, lo que algunos expertos denominan «una preciosidad».

Como se ha visto, no es mucho lo que hay en cuanto a programas, pero tampoco en cuanto a obras que traten del asunto. Sería interesante que se abriera un debate sobre la utilidad del contraste positivo y que quienes lo consideraran beneficioso exigieran la posibilidad de usarlo a los fabricantes de software. Por mi parte, serán bien recibidos todos los mensajes que se me escriban con más información al respecto, para corroborar o para refutar lo expuesto. Adelanto que es difícil que me convenzan de que no es lo más cómodo para mí, pero me baso en poco más que mi experiencia y la plausibilidad lógica. Me interesan sobre todo los estudios con rigor científico en los que se analicen los efectos a largo plazo.

Javier Herrera
Javier Herrera
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Se licenció en Traducción e Interpretación en la Universidad de Granada en 2001 y empezó a ejercer la profesión poco después. Traduce textos científico-técnicos y tiene un interés particular por la tecnología aplicada a la traducción. Se ocupa de la SEO (Search Engine Optimization) de La Linterna, una disciplina encaminada a dar la máxima visibilidad posible a los sitios web y, desde el número 17, es también ayudante de dirección.

Javier Herrera
Javier Herrera
Se licenció en Traducción e Interpretación en la Universidad de Granada en 2001 y empezó a ejercer la profesión poco después. Traduce textos científico-técnicos y tiene un interés particular por la tecnología aplicada a la traducción. Se ocupa de la SEO (Search Engine Optimization) de La Linterna, una disciplina encaminada a dar la máxima visibilidad posible a los sitios web y, desde el número 17, es también ayudante de dirección.

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