La industria de la subtitulación ha evolucionado mucho en los últimos años. Los principales motores del cambio han sido las nuevas formas de distribución de los contenidos audiovisuales con el advenimiento de las plataformas de televisión a la carta, la evolución en los hábitos de consumo de los espectadores y espectadoras y los avances tecnológicos propiciados por un incesante incremento del volumen de contenido que necesita ser subtitulado. En este artículo, exploraremos todas estas novedades y hablaremos del presente y el futuro de esta emocionantísima industria.
Introducción
En 2011, se publicaba en La Linterna un artículo sobre subtitulación donde nuestra compañera Begoña Martínez nos desvelaba los entresijos de esta práctica, desde su definición, sus principales ventajas y desventajas, pasando por sus características formales, hasta la práctica con un software específico. Ha transcurrido ya casi una década y el panorama del sector de la traducción audiovisual, en particular el de la subtitulación, se ha transformado de manera considerable. Tres factores fundamentales han influido en la evolución de esta práctica: los nuevos canales de distribución de contenido audiovisual, los cambios en los hábitos de consumo de los espectadores y espectadoras y los avances tecnológicos.
Según un estudio realizado por Nimdzi, empresa consultora y de investigación de mercado especializada en nuestra industria, la traducción audiovisual (o media localization) supone un 14 % de la facturación total de la industria de la traducción. No está nada mal para ser un sector relativamente reciente.
Según un estudio realizado por Nimdzi, la traducción audiovisual (o media localization) supone un 14 % de la facturación total de la industria de la traducción.
Según un estudio realizado por encargo de la asociación europea MESA (Media & Entertainment Services Alliance) en 2017, la industria de la localización de contenido audiovisual en la región de Europa, Oriente Medio y África (conocida en inglés por sus siglas EMEA) alcanzaría los 2500 millones de dólares antes de 2020. Este dato seguramente se quede corto ya que en 2018 se confirmó que esta industria para la misma región había alcanzado ya los 2300 millones de dólares. El estudio apunta que este crecimiento se debe especialmente a la proliferación de plataformas de televisión a la carta, que ha permitido a los creadores de contenido expandir sus fronteras a más territorios que nunca. Un 70 % de ese total se le atribuye a la industria del doblaje. Este dato tiene sentido, ya que es un proceso mucho más caro que la subtitulación: mientras que esta última es un proceso técnico realizado normalmente por uno o varios subtituladores y revisores, el doblaje implica la contratación de actores/actrices y directores/as de doblaje, ingenieros/as de sonido, alquiler de las horas de estudio con todo el material necesario para las grabaciones, ajustadores/as de guion y traductores/as, entre otros.
Fuente: Nimdzi Insights
La infraestructura y el tiempo que se necesitan para doblar un producto son considerablemente mayores que los que se necesitan para subtitularlo.
La infraestructura y el tiempo que se necesitan para doblar un producto son considerablemente mayores que los que se necesitan para subtitularlo. Es por ello también por lo que la subtitulación es, en ocasiones, la modalidad preferida para traducir los productos audiovisuales en general, especialmente en países emergentes donde la calidad del doblaje todavía no alcanza unos estándares aceptables para el público meta o simplemente donde no están acostumbrados al doblaje. Hoy en día, damos por sentado que cualquier producto audiovisual va a llevar subtítulos: un capítulo de una serie, una película en un festival de cine, un vídeo en YouTube o en la cronología de Twitter, un videojuego, un vídeo de un curso online… lo que se nos ocurra. No tenemos más que buscar el botón de activar subtítulos. La digitalización del contenido audiovisual ha traído consigo lo que Díaz-Cintas (2013) ha bautizado como commoditisation of subtitling (en español, quizás lo podríamos traducir como la «comercialización de la subtitulación»). Como hemos indicado anteriormente, esta comercialización se ha disparado sobre todo por los nuevos canales de distribución y por los hábitos de los espectadores. Y sería imposible hacer frente a la incipiente demanda si no fuera por los avances tecnológicos, como explicaremos en las siguientes secciones.
Nuevos canales de distribución
Las plataformas de televisión a la carta como Netflix, HBO, Prime Video, Hulu, Filmin, Rakuten, Disney+, AppleTV y las que están por venir han revolucionado la forma en que hoy en día consumimos productos audiovisuales. A diferencia de la televisión tradicional, el espectador se ha convertido en un participante activo a la hora de seleccionar el contenido que desea ver y también dispone de mayor libertad para escoger cómo desea visualizar el contenido seleccionado. Sean cuales sean nuestras necesidades o preferencias, disponemos de una opción para nosotros: versión doblada al idioma que deseemos, versión original con subtítulos en nuestro idioma o en cualquier otro idioma, versión doblada con subtítulos en nuestro idioma, versión con audiodescripción para personas ciegas o con baja visión, o cualquier otra combinación imaginable.
Como siempre, y por desgracia en nuestra profesión, principalmente se habla de la traducción audiovisual cuando se comete algún error.
La avalancha de contenidos audiovisuales en las nuevas plataformas también ha propiciado un incremento de la traducción audiovisual, así como una mayor visibilidad de esta profesión, ya que los espectadores tienen acceso a las diferentes versiones traducidas y originales. Esto ha originado más de un revuelo a lo largo de los últimos tiempos. Como siempre, y por desgracia en nuestra profesión, principalmente se habla de la traducción audiovisual cuando se comete algún error. Hemos vivido varios episodios de desaciertos en el doblaje derivados de unas condiciones de trabajo desfavorables, como el caso del «sicansíos» de Juego de Tronos o el más reciente «putas puertas» de The Witcher. Este tipo de errores se producen casi siempre por la falta de un guion en condiciones o de un material de referencia completo.
En el caso de la subtitulación, este tipo de errores no se suelen percibir del mismo modo o, al menos, no originan tanto revuelo. No obstante, recientemente hubo una gran polémica —de la que se hizo eco la prensa internacional— alrededor de los subtítulos de la película Roma del director mexicano Alfonso Cuarón, que se estrenó directamente en Netflix. Esta película se desarrolla en el México de los años setenta y en ella se entremezclan el español de México y la lengua indígena mixteca. Netflix decidió incluir subtítulos en español de España no solo para los diálogos en lengua mixteca, sino también para las partes rodadas en español de México. Esta decisión parece ser que desató la furia de los críticos y del propio Cuarón. El galardonado director llegó a confesar al periódico El País que incluir los subtítulos en castellano era «parroquial, ignorante y ofensivo para los propios españoles». Cuarón arguyó que era como si se subtitulara a Almodóvar en Latinoamérica. Ante el aluvión de críticas (especialmente las provenientes del propio director de la película), a Netflix no le quedó más remedio que retirar los subtítulos en español de España de la plataforma. En este caso, más que un error de traducción, nos topamos ante un problema de culturalización. Netflix tomó una decisión sin ser consciente de las implicaciones culturales, históricas y políticas que podría conllevar esta adaptación.
Sea como fuere, las plataformas de televisión a la carta están aquí para quedarse. Y, sin duda, tienen un impacto en nuestra profesión. En resumen, podríamos decir que este cambio de paradigma conlleva:
- Más volumen: este cambio en la distribución ha traído un incremento en el volumen de traducción tanto para doblaje como para subtitulación. Como hemos visto en el gráfico anterior, la traducción audiovisual supone un 14 % del total de la industria de la traducción, y no se prevé que este porcentaje vaya a disminuir en un futuro inmediato.
- Reducción de los tiempos de entrega (y, en ocasiones, peores condiciones de trabajo): la globalización del contenido audiovisual ha provocado que la mayoría de los estrenos de series sean simultáneos en todo el mundo. Dependiendo del calendario de estrenos y de la repercusión de la serie, esto puede conllevar una reducción en los tiempos de entrega y, a veces, condiciones menos favorables que desembocan en errores, como los comentados anteriormente.
- Mayor uso de la tecnología: debido al punto 1 y punto 2, cada vez más vemos cómo la tecnología está penetrando en el sector de la traducción audiovisual. Las herramientas de subtitulación avanzadas, el software de reconocimiento de voz, la traducción asistida por ordenador o la traducción automática son algunas de las novedades introducidas en este sector.
- Los subtituladores cada vez más suelen trabajar con este tipo de empresas intermediarias en lugar de con los creadores de contenido directamente.Agencias especializadas como intermediarios: la mayor parte de los creadores de contenido, sobre todo las plataformas de televisión a la carta, externalizan las tareas de localización a empresas especializadas que son capaces de gestionar grandes volúmenes en diferentes idiomas y cumplir con los requisitos de calidad de sus clientes. Es por ello por lo que los subtituladores cada vez más suelen trabajar con este tipo de empresas intermediarias en lugar de con los creadores de contenido directamente. (Nota: Si queréis más información sobre las principales empresas del sector de la traducción audiovisual, podéis consultar la lista de Nimdzi 100, que recopila las principales empresas de la industria de la traducción).
Todo lo anterior no sería posible sin una audiencia que demanda cada vez más contenidos subtitulados y una experiencia más personalizada.
Evolución de los hábitos de consumo
Ahora la elección entre doblaje y subtitulación es simplemente una cuestión de preferencias, gustos personales o condicionantes externos.
El doblaje siempre ha sido la opción preferida para la mayoría de los espectadores españoles. Seguramente, por nada en particular más allá de la costumbre: hemos crecido viendo la tele y el cine doblados, así que esta práctica se ha convertido en algo totalmente natural para nosotros. Hasta hace unos pocos años, la subtitulación estaba más bien reservada a las personas con pérdida auditiva, los intrépidos que decidían explorar el cine más allá de las fronteras de la cultura dominante o los frikis que disfrutábamos viendo anime inédito en japonés con subtítulos hechos por la comunidad de fans. No obstante, el panorama ha cambiado considerablemente en los últimos años y ahora la elección entre doblaje y subtitulación es simplemente una cuestión de preferencias, gustos personales o condicionantes externos.
Incluso para la cultura anglosajona, donde tradicionalmente se han mostrado reacios a ver el contenido audiovisual con subtítulos, la actitud con respecto a la subtitulación se está transformando. La utilización de los subtítulos para personas con pérdida auditiva (tradicionalmente conocida como subtitulación para sordos o SPS) o closed captioning ya lleva años establecida en países como Estados Unidos, Reino Unido, Australia o Canadá. De hecho, gracias al lobby de la National Association of the Deaf, Netflix (y, por ende, el resto de las plataformas) incluye subtítulos para sordos en inglés. Sin embargo, no solo son las personas con pérdida auditiva las que disfrutan de los subtítulos. Según un estudio de la Ofcom del año 2006, de los 7,5 millones de espectadores que usaban subtítulos, solamente 1,5 millones sufrían algún tipo de pérdida auditiva. En un artículo de The Guardian, la autora explica que los subtítulos son una herramienta para las personas oyentes porque ayudan a los espectadores a concentrarse mejor en la trama y a no perderse en narrativas tan densas como las de Juego de Tronos y algunas otras series.
Hoy en día, cualquier persona puede consumir subtítulos y cada vez más nos estamos acostumbrando a tener la opción de personalizar nuestra experiencia audiovisual. Cuando estamos creando o traduciendo subtítulos, debemos tener en cuenta que nuestros receptores pueden ser muy diversos. Por ejemplo:
- el que disfruta de la versión original,
- el que lo necesita porque tiene pérdida auditiva total o parcial,
- el que tiene un bebé durmiendo y no quiere subir mucho el volumen de la televisión,
- el que está aprendiendo idiomas y necesita los subtítulos para enterarse bien,
- el que no tiene más remedio porque lo que quiere ver solo está disponible en versión subtitulada,
- el que tiene déficit de atención y utiliza los subtítulos como una herramienta para concentrarse,
- el que va en el metro y ha olvidado los auriculares,
- y un largo etcétera.
Se podría abrir el debate de si debemos diferenciar entre subtítulos para personas con pérdida auditiva (SPS) y subtítulos para oyentes.
Aquí se podría abrir el debate de si debemos diferenciar entre subtítulos para personas con pérdida auditiva (SPS) y subtítulos para oyentes. ¿Existe realmente esta diferenciación? ¿Por qué las personas oyentes no pueden utilizar SPS o viceversa? En mi experiencia, he encontrado casos de todo tipo. Por ejemplo, personas con pérdida auditiva parcial que preferían los subtítulos para oyentes porque podían escuchar bien los ruidos ambientales y les molestaban las didascalias, o personas oyentes que empleaban subtítulos para personas con pérdida auditiva en versión original como un soporte a la comprensión, o personas con pérdida auditiva parcial que no utilizaban subtítulos, bien porque no sabían cómo activarlos en la televisión, o bien porque estos iban demasiado rápido y no les daba tiempo a leerlos. Esto es solo un ejemplo de la diversidad de opiniones y perfiles de consumidores de subtítulos que podemos encontrar.
Con las posibilidades que hoy en día nos brinda la tecnología, creo que sería interesante apartarnos de la dicotomía entre subtitulación para sordos y subtitulación para oyentes y pasar a una subtitulación más universal e hiperpersonalizada donde cada usuario decidiera qué tipo de subtítulos quiere ver. Por ejemplo, es posible que una persona oyente encuentre útil la distinción de personajes por colores de la SPS, o que una persona con pérdida auditiva prefiera subtítulos sin didascalias. También es importante fomentar el uso de subtítulos entre las personas de más edad o con conocimientos tecnológicos limitados que quizás no conocen las opciones que proporcionan la televisión digital terrestre o las plataformas de contenido en línea. En cualquier caso, es indispensable hacer uso de los avances tecnológicos actuales para seguir evolucionando en el ámbito de la traducción audiovisual.
Avances tecnológicos
Herramientas de subtitulación
Existe una gran variedad de herramientas de subtitulación profesional (y amateur) para dar respuesta a la creciente demanda de subtitulación. Dependiendo de nuestras necesidades como subtituladores o de las exigencias de nuestros clientes, utilizaremos un determinado tipo de software. Existen herramientas gratuitas que se pueden utilizar en el proceso de aprendizaje, como son Subtitle Workshop, Subtitle Edit, VisualSubSync o Aegisub. Algunas de estas herramientas gratuitas cuentan con opciones avanzadas como la detección automática de cambios de plano o la personalización de los colores y el tipo de fuente de los subtítulos. Para algunos subtituladores que trabajen con plantillas de subtítulos en el idioma original ya pautadas y sincronizadas con el vídeo, quizás este tipo de herramientas gratuitas puedan resultar suficientes para traducir los subtítulos si el cliente no tiene ningún requisito específico.
La tendencia de los últimos años ha sido la de crear herramientas de subtitulación en la nube con modelos de pago mensuales.
Existen otras herramientas de subtitulación más avanzadas y de pago como EZTitles, WinCAPs o SubtitleNext. Estas herramientas incluyen opciones más avanzadas para automatizar los procesos y también hacer frente a flujos de trabajo más complejos. El precio de estas herramientas oscila entre los 350 y los 3000 euros, dependiendo del número de funciones que escojamos. Algunas herramientas como WinCAPs ofrecen la opción de pagar una cantidad mensual para tener acceso a ella, en lugar de desembolsar una cantidad más elevada. La tendencia de los últimos años ha sido la de crear herramientas de subtitulación en la nube con modelos de pago mensuales. Algunos ejemplos son OOONA o Amara. Estas herramientas también ofrecen flexibilidad a las empresas y a los usuarios, que pueden pagar las licencias mensualmente y dejar de pagarlas cuando no las necesiten.
Reconocimiento de voz y subtitulación automática
La automatización de la creación de subtítulos va un paso más allá gracias al software de reconocimiento de voz y subtitulación automática. El reconocimiento de voz es una tecnología que permite que los seres humanos interactuemos con las máquinas a través de nuestras voces y lenguaje, como si estuviéramos hablando con una persona. Uno de los avances más importantes que facilitan este tipo de comunicación entre ser humano y máquina es lo que se conoce como procesamiento del lenguaje natural. La máquina aprende a entendernos y a procesar nuestras peticiones —un caso práctico de esta tecnología son los asistentes de voz como Siri o Alexa—. En cuanto a la aplicación de esta tecnología a la subtitulación, existen dos maneras de generar subtítulos automáticamente gracias a la inteligencia artificial. En una de ellas, el software realiza una sincronización automática entre el vídeo y el guion que se le ha proporcionado previamente. En la otra, el software transcribe y sincroniza automáticamente el contenido del vídeo, generando de este modo el archivo de subtítulos. Por ejemplo, la herramienta Media Studio de Omniscien ofrece estas dos modalidades de generación de subtítulos automatizada. No hace falta irnos a herramientas tan sofisticadas: el mismo YouTube tiene una función de generación de subtítulos automática, cuya calidad varía dependiendo de la calidad del audio y de la pronunciación de los hablantes, así como del idioma del vídeo.
Incluso con la herramienta que peor calidad de transcripción ofrecía, el tiempo era mucho más reducido que realizando la transcripción de manera manual.
Otras herramientas que ofrecen transcripción automática son Dragon Naturally Speaking, Webcaptioner, Microsoft Translate, Transcripción instantánea (Android) y oTranscribe. Estas herramientas están más enfocadas a la transcripción de discursos en directo o solamente audio. Por otro lado, AppTek, Trint y Limecraft son plataformas que incluyen funciones creadas específicamente para la transcripción de vídeo y generación automática de subtítulos. En 2019, Mara Campbell, de la empresa argentina True Subtitles, dio una charla en la conferencia Media4All sobre la aplicación de software de reconocimiento de voz en los procesos de una empresa de subtitulación. En ella, explicó que había realizado un experimento comparando el tiempo que tardaban en su empresa en generar unos subtítulos de un encargo con o sin software de reconocimiento de voz. Y, dentro de la opción con software, compararon la eficacia de diferentes herramientas (no se dieron nombres en la presentación). La conclusión fue que, incluso con la herramienta que peor calidad de transcripción ofrecía, el tiempo era mucho más reducido que realizando la transcripción de manera manual. Esto pone de manifiesto las ventajas que proporciona este tipo de tecnología.
Herramientas TAO y traducción automática
La industria de la traducción audiovisual no destaca por su uso avanzado de las tecnologías de la traducción, a diferencia de lo que sucede en casi todos los demás sectores. No obstante, últimamente se están haciendo avances en la implementación de herramientas de traducción asistida por ordenador (TAO) en la traducción de subtítulos. Herramientas como memoQ ahora incluyen opciones para gestionar archivos de subtítulos, además de opciones para previsualizar el vídeo con los subtítulos traducidos. En este tipo de procesos, existe una plantilla con los subtítulos en versión original que luego se traduce al resto de los idiomas. En teoría, si esa plantilla está bien hecha, sincronizada, etc. debería bastar para el resto de los idiomas, aunque no siempre es el caso y a veces los traductores audiovisuales sufren los engorros de dichas plantillas.
Ha habido algunos tímidos intentos de implementar la traducción automática en la traducción de subtítulos por parte de algunas empresas.
Por otro lado, ha habido algunos tímidos intentos de implementar la traducción automática en la traducción de subtítulos por parte de algunas empresas. Este giro no ha sido muy bien visto entre la comunidad de subtituladores (¿y cuándo sí está bien vista la traducción automática entre los traductores?), quienes se quejan de la baja calidad de los subtítulos producidos por la máquina. No obstante, Omniscien ha estado investigando sobre este tema y realizando experimentos. Recientemente, han publicado un informe donde explican por qué la traducción automática tradicional aplicada a textos largos más comunes en el resto de las industrias no funciona correctamente en la localización de subtítulos y cómo se puede corregir esta carencia. También publicaron los resultados de la aplicación de traducción automática en la traducción de subtítulos de la plataforma iflix, el Netflix de los países asiáticos. Según la empresa, después de tres meses de entrenamiento inicial del sistema de traducción automática, la localización automática de los subtítulos a 22 idiomas llegó a producir un 50 % de subtítulos perfectos o casi perfectos, un 33 % de subtítulos que requerían cambios mínimos y solamente un 17 % de subtítulos que requerían rescritura. Los datos nos avisan de que al menos debemos estar pendientes de los avances que tienen lugar en este sector.
Conclusiones y perspectivas de futuro
Como podemos comprobar, el panorama de la subtitulación es más emocionante que nunca. Nos encontramos ante una industria creciente y llena de oportunidades. Para seguir mejorando y dando respuesta a las necesidades incipientes de la industria, de los subtituladores y de los espectadores y espectadoras, será necesario más que nunca una colaboración y comunicación abierta y fluida entre los profesionales, las empresas, los usuarios y los investigadores. No es posible que las empresas apliquen unilateralmente tecnologías sin tener en cuenta a los profesionales e investigadores que se dedican a la subtitulación, ni tampoco es recomendable que los investigadores o los profesionales realicen su trabajo sin tener en cuenta a los espectadores y sus necesidades. Es un círculo que se retroalimenta, y la única forma de seguir avanzando es colaborando.
Acabemos con esa ínfima barrera que nos separa de las maravillas que nos puede traer la tecnología y la subtitulación y abrámonos al fulgurante futuro que nos brinda esta industria.
Por otro lado, los avances de la industria no terminan aquí, y el futuro nos seguirá trayendo retos: nuevos medios interactivos como la realidad virtual o la realidad aumentada, nuevos y más rápidos canales de distribución gracias a los avances del 5G o nuevas audiencias y formas de interactuar con los medios audiovisuales. Es por ello por lo que también serán clave para esta industria la flexibilidad y la capacidad de adaptación. Por último, y haciendo alusión a la reciente anécdota que aconteció en la entrega de los premios Golden Globes, os diría: acabemos con esa ínfima barrera que nos separa de las maravillas que nos puede traer la tecnología y la subtitulación y abrámonos al fulgurante futuro que nos brinda esta industria.
Bibliografía
Díaz-Cintas, Jorge. «The technology turn in subtitling». En: Thelen, Marcel LewandowskaTomaszczyk, Barbara [eds.], Translation and meaning: Part 9. Maastricht: Zuyd University of Applied Sciences, 2013, p. 119-132.
Belén Agulló García
Belén Agulló García es experta en localización de videojuegos y traducción audiovisual. Es licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad de Alicante, posee un máster en Traducción Audiovisual por la Universidad Autónoma de Barcelona y es (casi) doctora en Traducción por la misma universidad. Ha trabajado durante más de cinco años en empresas de localización de videojuegos como lingüista, gestora de proyectos, directora de traducción y directora de calidad e innovación. También es profesora de localización de videojuegos y subtitulación en varios másteres. Ahora mismo es investigadora sénior especializada en traducción audiovisual en la empresa Nimdzi Insights. Ha dado charlas en conferencias sobre localización de videojuegos como la Game Localization Summit (GDC) de San Francisco o la Localization World Conference en Berlín y Barcelona. También ha participado en conferencias sobre subtitulación en medios inmersivos en Languages & The Media (Berlín) o Media4All (Estocolmo), entre otros. Más información aquí.