18 enero 2025
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Fórmula 1: de la parrilla de salida a la sala de doblaje

Traducir un docurreality sobre Fórmula 1 —como es Drive to Survive constituye un desafío apasionante y exigente donde cada palabra cuenta. Requiere precisión, atención al detalle, estrategia, audacia y una buena dosis de creatividad para cruzar la línea de meta. No basta con entender los tecnicismos y garantizar que la traducción sea semánticamente correcta; también es preciso reproducir la fraseología propia de este deporte y capturar las emociones y dinámicas interpersonales que impulsan la narrativa dentro y fuera de la pista. Para lograrlo, es fundamental saber quién es quién en el paddock, mantenerse al día con el reglamento y dominar los giros idiomáticos y expresiones propias de las retransmisiones para que las voces traducidas transmitan la intensidad y autenticidad del deporte sin pasarse de frenada.

Arrancando motores: el impacto de Drive to Survive

Traducir un docurreality sobre Fórmula 1 requiere precisión, atención al detalle, estrategia, audacia y una buena dosis de creatividad para cruzar la línea de meta.

En la última década, las plataformas de streaming han revolucionado la forma en que consumimos entretenimiento. Uno de los fenómenos más interesantes es el auge de los docurrealities deportivos, cuyo máximo exponente es Drive to Survive (Netflix), emitido en España como La emoción de un Grand Prix. Esta serie, que sigue al gran circo de la Fórmula 1 en su recorrido por todo el mundo, se ha convertido en un éxito rotundo, acercando a millones de personas a un deporte que hasta hace poco era considerado de nicho.

La creación de Drive to Survive es consecuencia directa de un cambio de titularidad de los derechos de explotación de la Fórmula 1 en 2016.

La creación de Drive to Survive es consecuencia directa de un cambio de titularidad de los derechos de explotación de la Fórmula 1 en 2016. La nueva administración apostó por modernizar el deporte y atraer nuevas audiencias, con una mayor exposición de los pilotos y las escuderías en las plataformas digitales y las redes sociales. Ello ha sido clave para que el interés de los aficionados crezca y estos consuman contenido más allá de las carreras. Ahora también quieren saber qué pasa fuera de los circuitos y qué hacen los pilotos en su tiempo libre.

Desde que se estrenó la primera temporada de Drive to Survive en 2019 (y con la séptima a la vuelta de la esquina), la Fórmula 1 ha experimentado un crecimiento explosivo en audiencia e ingresos y ha pasado de generar 1800 millones de dólares en 2018 a alcanzar los 3200 millones en 2023. En 2021, cada Gran Premio atrajo a una audiencia media mundial de 70 millones de telespectadores, mientras que la base de aficionados se ha duplicado desde 2017. Este auge se ha visto reflejado en la ampliación del calendario con nuevas carreras, y tanto los pilotos como algunos jefes de equipo se han convertido en superestrellas reconocidas a nivel mundial.

A todos los efectos, Drive to Survive ha definido un nuevo subgénero dentro del entretenimiento deportivo. A raíz de su éxito, han surgido otras series documentales, como Break Point (sobre tenis); La Liga (sobre fútbol) y Full Swing (sobre golf). Todas ellas buscan replicar el fenómeno de Drive to Survive ofreciendo a los espectadores algo que las transmisiones deportivas tradicionales no pueden: una visión cercana y dramática de los entresijos del deporte, con un acceso sin precedentes a lo que ocurre entre bastidores.

El verdadero atractivo de Drive to Survive no radica en descubrir quién ganó, sino en explorar los conflictos internos, las tensiones entre pilotos y equipos

Aunque la acción sobre el asfalto es el eje central, el verdadero atractivo de Drive to Survive no radica en descubrir quién ganó —eso ya lo saben los aficionados—, sino en explorar los conflictos internos, las tensiones entre pilotos y equipos y las decisiones estratégicas que se toman fuera de la pista. La serie muestra a los pilotos y jefes de equipo como personajes complejos y carismáticos, lo que permite a los espectadores conectar emocionalmente con ellos y descubrir cómo vivieron las luchas personales y profesionales que definen la narrativa de cada temporada. Los espectadores no solo ven el resultado de las carreras, sino también el coste emocional y profesional detrás de cada victoria o derrota, al tiempo que aprenden sobre los aspectos técnicos y reglamentarios del deporte más puntero tecnológicamente del mundo. Este enfoque narrativo añade una capa adicional de complejidad a la traducción, ya que requiere captar con precisión conceptos sumamente técnicos, además de la emoción y las sutilezas que definen a cada uno de los personajes.

Parada en boxes: las voces del paddock

Conocer este trasfondo de relaciones es crucial para que la traducción refleje la energía y el tono originales de las interacciones que se producen dentro y fuera de la pista.

La Fórmula 1 es un microcosmos en el que todos se conocen. La mayoría de los pilotos coincidieron en las categorías inferiores y forjaron amistades y rivalidades que se remontan a sus días de karting. Asimismo, son varios los jefes de equipo que comenzaron como ingenieros en otros equipos de la parrilla antes de ponerse al mando de su escudería actual. Como si de una telenovela se tratase, conocer este trasfondo de relaciones es crucial para que la traducción refleje la energía y el tono originales de las interacciones que se producen dentro y fuera de la pista. No es lo mismo una conversación entre Lando Norris y Carlos Sainz (cuya relación podría calificarse de bromance), que entre Esteban Ocon y Pierre Gasly (ex mejores amigos convertidos en mejores enemigos), o entre Toto Wolff y Christian Horner (donde vuelan los puñales y las amenazas veladas), o cualquier diálogo en el que participe Günter Steiner (aquí conviene echar mano del glosario de insultos y exabruptos) o James Vowles (que mantiene la compostura en todo momento y destaca por su elocuencia).

Doble bandera amarilla: el inglés no nativo y las comunicaciones por radio

El objetivo es que las voces en español sean un retrato fiel de la idiosincrasia y la manera de expresarse de cada una de las personas que intervienen en el documental.

Uno de los aspectos más fascinantes de traducir un documental sobre un deporte global como la Fórmula 1 es que, aunque el inglés es la lengua franca, la mayoría de quienes intervienen en el metraje no son hablantes nativos. Gran parte de los pilotos y miembros del personal de las escuderías tienen el inglés como segunda o incluso tercera lengua, por lo que en ocasiones se expresan en un inglés marcado por errores gramaticales o con influencias de su lengua materna. Esto supone una dificultad adicional a la hora de traducir, ya que, a menudo, hay una brecha entre lo que dicen y lo que en realidad quieren decir, especialmente cuando pilotan a 300 kilómetros por hora y con la adrenalina por las nubes. Conviene tener un conocimiento profundo del deporte, de quién es quién y de las relaciones entre ellos, para colmar esta brecha y enderezar el rumbo de la traducción. El objetivo es que las voces en español sean un retrato fiel de la idiosincrasia y la manera de expresarse de cada una de las personas que intervienen en el documental sin reproducir los derrapes idiomáticos de quienes se expresan en un idioma que no es el suyo.

Por otra parte, uno de los elementos más característicos de la cobertura de la Fórmula 1 son las comunicaciones por radio entre los pilotos y sus ingenieros de pista, encargados de transmitirles las órdenes estratégicas, los datos que recogen los sensores del monoplaza, así como información sobre sus rivales en pista. Estos intercambios, transmitidos en medio del rugido de los motores y bajo una presión extrema, ofrecen una ventana única al mundo interno de la competición, donde cada palabra puede influir en el resultado de la carrera.

Para los traductores, los mensajes por radio entre los pilotos y el equipo suponen un desafío tan complejo como emocionante. Interpretar conversaciones que ocurren a gran velocidad y bajo una presión extrema, interrumpidas por interferencias y acompañadas de un ruido ensordecedor de fondo, no es tarea fácil. Aquí entran de nuevo en juego los conocimientos extralingüísticos de quien traduce, que debería conocer el contexto del mensaje —incluso cuando no se muestre explícitamente en pantalla— para discernir quién está hablando e inferir correctamente lo que se dice. Por ejemplo, entender a quién se refiere un piloto cuando dice «él» en medio de una conversación con su ingeniero de pista exige conocer la posición del piloto en ese momento, quiénes son sus rivales y la estrategia de la escudería en esa carrera.

Los pilotos y sus ingenieros hablan en un código propio, plagado de jerga técnica y abreviaturas que pueden resultar crípticas para el público en general.

Los pilotos y sus ingenieros hablan en un código propio, plagado de jerga técnica y abreviaturas que pueden resultar crípticas para el público en general. Son parte del léxico cotidiano de la Fórmula 1 frases como «box, box, box» (indicación para entrar en el callejón de boxes, también denominado pitlane, y hacer una parada), «pit for wets» (para indicar al piloto que pase por boxes para poner neumáticos de lluvia), «strat 2» (referencia a un mapa específico de motor), «safety car deployed» (para anunciar que el coche de seguridad ha salido a pista), «plan A minus 4» (para indicar que la parada en boxes será cuatro vueltas antes de lo previsto inicialmente), o «keep delta positive» (para pedir al piloto que ruede más lento que el tiempo de referencia para la vuelta).

Por si fuera poco, algunos pilotos han desarrollado su propio estilo distintivo en las comunicaciones por radio, creando frases icónicas que se han convertido en lemas dentro del deporte. Lewis Hamilton, por ejemplo, es conocido por la frase «It’s hammer time», una señal clara de que es el momento de apretar al máximo. Carlos Sainz, por su parte, ha popularizado «smooth operator» celebrando con la canción homónima de Sade su estilo de conducción eficiente y suave, y que ha dado lugar a frases derivadas como «This is my first smooth operation». Estas expresiones, con una tremenda carga semántica y emocional para los aficionados, deben traducirse de manera coherente a lo largo de la serie para que resulten fácilmente reconocibles.

La precisión en la traducción de estas comunicaciones por radio es crucial, ya que cualquier error puede afectar a la comprensión del espectador sobre la dinámica de la carrera.

La precisión en la traducción de estas comunicaciones por radio es crucial, ya que cualquier error puede afectar a la comprensión del espectador sobre la dinámica de la carrera. Además, se requiere una buena dosis de creatividad para no incurrir en paráfrasis demasiado largas que excedan el límite de tiempo de la locución, ya que, en la traducción para voces superpuestas, el audio original debe escucharse durante uno o dos segundos antes de que comience el diálogo doblado y la voz en español debe finalizar antes o al mismo tiempo que la original.

Dame rebufo que tengo prisa: anglicismos, los justos

La serie se enfrenta al desafío de hacer accesible un deporte famoso por su complejidad técnica y su lenguaje especializado.

Drive to Survive ha jugado un papel fundamental en la popularización de la Fórmula 1, llevando la emoción y el drama del deporte a una audiencia global. Sin embargo, la serie no solo cuenta una historia trepidante, sino que también se enfrenta al desafío de hacer accesible un deporte famoso por su complejidad técnica y su lenguaje especializado. En este sentido, es crucial una documentación minuciosa y un conocimiento profundo del vocabulario de la Fórmula 1 en español, no solo para saber cómo traducir los tecnicismos, sino también para decidir qué términos no deben traducirse porque se han incorporado como extranjerismos crudos al léxico de este deporte. Este es el caso de expresiones como undercut y overcut (estrategias para adelantar en boxes al parar antes o después de que lo haga el rival, respectivamente), así como graining y blistering (distintos tipos de desgaste o degradación de los neumáticos). Mantener estas expresiones en inglés no solo respeta su uso común en el deporte, sino que también ayuda a mantener la autenticidad del documental.

Otros términos —como gap (distancia respecto a otro monoplaza en pista, expresada en segundos o décimas de segundo), stint (tanda, número de vueltas seguidas sin pasar por boxes), drag (resistencia aerodinámica), porpoising (marsopeo, un fenómeno aerodinámico que provoca un cabeceo o rebote excesivo del monoplaza), oversteer (sobreviraje, deslizamiento del eje trasero de un monoplaza al tomar una curva y que puede dar lugar a un trompo) y understeer (subviraje, efecto contrario del sobreviraje y que se produce cuando el monoplaza gira menos de lo que debería según la posición de las ruedas delanteras), pointy car (un coche con tendencia al sobreviraje) y livery (librea, colores y pegatinas que decoran el chasis de cada monoplaza)— deben traducirse de modo que se mantenga la precisión técnica, sin perder de vista, nuevamente, la necesidad de respetar los tiempos del original en inglés y sintetizar para que los actores de doblaje no se ahoguen al locutar el guion en español.

No nos pasemos de frenada: mantener la autenticidad sin perder la esencia

Es esencial mantenerse al día con las actualizaciones del reglamento de la Fórmula 1 y las innovaciones tecnológicas para evitar anacronismos e imprecisiones.

La experiencia de los espectadores del documental debe asemejarse a la de ver una carrera en directo. No basta con que la traducción sea semánticamente correcta, es necesario que reproduzca la fraseología propia de este deporte. Para ello, además de consultar glosarios y diccionarios enciclopédicos de automoción y mecánica, es recomendable documentarse con artículos de prensa especializada y libros publicados por periodistas del mundo del motor, e incluso corroborar la traducción con periodistas e ingenieros que trabajen en la Fórmula 1. Es fundamental adoptar el vocabulario empleado por los comentaristas en las retransmisiones en español, de modo que las voces traducidas suenen naturales. Por otra parte, es esencial mantenerse al día con las actualizaciones del reglamento de la Fórmula 1 y las innovaciones tecnológicas para evitar anacronismos e imprecisiones que puedan distraer a los espectadores (como sería traducir pit stop como «repostaje en boxes», en lugar de «parada en boxes», puesto que la carga de combustible se prohibió en 2010).

Con todo, el lenguaje de la Fórmula 1, como el de cualquier otro deporte, está cargado de fórmulas que se repiten con regularidad: metáforas, metonimias, giros, modismos, etc. cuya intención es captar la atención de los espectadores y mantenerlos en vilo durante las 60 vueltas que suele durar de promedio un Gran Premio. Suele decirse que un piloto «ha arrancado las pegatinas» a otro cuando lo adelanta con facilidad, mientras que alguien «cierra la puerta» cuando se defiende con contundencia de un posible adelantamiento. Se dice que los pilotos «luchan rueda con rueda» cuando se disputan una posición rodando durante varios metros en paralelo. También suelen utilizarse expresiones como «sumar un buen puñado de puntos» cuando el equipo espera conseguir un buen resultado, «atacar los pianos» cuando el piloto pasa a gran velocidad por encima de los bordillos, y «coger el rebufo» cuando el coche perseguidor aprovecha el efecto aerodinámico que se produce al rodar a poca distancia de otro monoplaza, debido a que necesita menos potencia para rodar a la misma velocidad que el coche que marcha justo delante.

El uso de la metonimia también es muy habitual. Se habla, por ejemplo, de «asiento» o «volante» para referirse al monoplaza en su conjunto.

También se habla hiperbólicamente de «hacer un plano» cuando la superficie de un neumático se degrada notablemente tras bloquear las ruedas en una frenada. El uso de la metonimia también es muy habitual. Se habla, por ejemplo, de «asiento» o «volante» para referirse al monoplaza en su conjunto. Asimismo, suele ser habitual mencionar cada escudería por el nombre de la localidad donde está situada su fábrica; así, «los de Brackley» son Mercedes, «los de Woking» son McLaren, «los de Enstone» son Alpine (la antigua Renault), y «los de Maranello» son Ferrari.

Para entender la dinámica de la Fórmula 1, es indispensable conocer la estructura del campeonato, en el que se disputan dos títulos simultáneamente. El piloto y la escudería que más puntos sumen a lo largo de la temporada se alzarán, respectivamente, con el título de pilotos (World Drivers’ Championship, WDC) y el de constructores (World Constructors’ Championship, WCC).

La temporada consta de una serie de eventos llamados Gran Premio (Grand Prix), que generalmente se desarrollan de jueves a domingo. El jueves, los pilotos y jefes de equipo atienden a los medios de comunicación (Media Day); el viernes suele dedicarse a la primera sesión de entrenamiento libres (Free Practice 1, FP1); el sábado tienen lugar las otras dos sesiones de entrenamientos libres (FP2 y FP3) y la sesión de clasificación (Qualifying), que determina el orden de salida de la carrera. Finalmente, el domingo se celebra la carrera (Race Day), el momento cumbre de cada Gran Premio. Conviene tener en cuenta que el nombre de estos eventos en inglés sigue la estructura Adjetivo + Grand Prix (por ejemplo, Italian Grand Prix, British Grand Prix), pero en español se utiliza la fórmula Gran Premio de + País (es decir, Gran Premio de Italia, Gran Premio de Gran Bretaña). Prestar la debida atención a estos detalles puede ser la diferencia entre una traducción de campeonato o un siniestro total.

Algunas de estas curvas son tan emblemáticas que tienen nombre propio y, a menudo, estos nombres deben conservarse en su forma original.

Cada Gran Premio se celebra en un circuito distinto, que presenta un trazado único compuesto por una combinación de curvas y rectas. Algunas de estas curvas son tan emblemáticas que tienen nombre propio y, a menudo, estos nombres deben conservarse en su forma original. Este es el caso de «La Rascasse» (Circuito de Montecarlo, Mónaco), «Variante Ascari» (Autódromo Nacional de Monza, Italia), «Eau Rouge‑Raidillon» (Circuito de Spa‑Francorchamps, Bélgica) o «Abbey» (Silverstone, Reino Unido). Sin embargo, otras curvas sí se traducen, como sucede con «La piscina» (Piscine) de Mónaco y «La parada del autobús» (Bus Stop) de Spa-Francorchamps. No hay una regla fija para determinar qué curvas se traducen y cuáles se mantienen en su idioma original, sino que la práctica depende de la tradición y de cómo se ha transmitido históricamente el nombre de cada curva. Por lo tanto, es fundamental que los traductores estén familiarizados con estas tradiciones y prácticas establecidas.

Cambio de neumáticos lingüístico: préstamos de otros idiomas

Otra particularidad de la jerga de la Fórmula 1 son los préstamos lingüísticos provenientes de idiomas distintos al inglés, especialmente del italiano y el francés. Entre los italianismos más comunes se encuentran términos como piano (bordillo de baja altura en los bordes de la pista, ubicados al principio y al final de las curvas, que a veces están pintados de colores) y tifosi (nombre que reciben los seguidores de Ferrari). Por otro lado, algunos de los galicismos frecuentes son los términos parc‑fermé (que en español se traduce como «parque cerrado») y Grand Chelem (que hace referencia a una hazaña en la que un piloto consigue la pole, gana la carrera, marca la vuelta rápida y lidera todas las vueltas de la carrera). A pesar de la popularidad de la expresión Grand Slam en inglés, en el vocabulario de la Fórmula 1 en español se ha consolidado la voz francesa Grand Chelem. Dejar estos términos en su idioma original, cuando corresponde, mantiene la autenticidad y el sabor cultural de este deporte que, pese a su alcance mundial, conserva sus raíces europeas.

Otra particularidad de la jerga de la Fórmula 1 son los préstamos lingüísticos provenientes de idiomas distintos al inglés, especialmente del italiano y el francés.

Bandera a cuadros

Traducir una serie como Drive to Survive es un ejercicio que requiere una inmersión profunda en el mundo de la Fórmula 1. No solo se trata de entender las estrategias de carrera o las complejas comunicaciones entre pilotos e ingenieros, sino también de capturar la esencia humana del deporte y las dinámicas interpersonales que impulsan la narrativa dentro y fuera de la pista.

Este desafío apasionante y complejo es como un buen monoplaza: requiere precisión, estrategia, atención al detalle y un poco de audacia para no pasarse de frenada y cruzar la línea de meta con el trabajo bien hecho.

Para lograrlo, es esencial familiarizarse con las referencias, expresiones y giros propios de la Fórmula 1, traduciendo las expresiones con precisión, pero sin perder de vista la autenticidad del original. Solo así podremos lograr que las voces dobladas no solo sean fieles, sino que permitan a la audiencia conocer más a fondo este deporte y conectar emocionalmente con sus protagonistas.

Sin duda, este desafío apasionante y complejo es como un buen monoplaza: requiere precisión, estrategia, atención al detalle y un poco de audacia para no pasarse de frenada y cruzar la línea de meta con el trabajo bien hecho.

Bibliografía

Saleh, Tariq. «F1 maintains financial strength as Q1 revenue climbs to over $550m». Sportcal. 9 de mayo de 2024 [consulta: 12 de noviembre de 2024].

Formula 1. «Formula 1 announces TV, race attendance, and digital audience figures for 2021». Formula 1. 17 de febrero de 2022 [consulta: 12 de noviembre de 2024].

Ralston, William. «How Drive to Survive turbo-charged Formula 1». GQ Magazine. 23 de febrero de 2024 [consulta: 12 de noviembre de 2024].

Iris Capilla
Iris Capilla Campomar
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Iris Capilla Campomar (Sabadell, 1990) es licenciada en Traducción e Interpretación de inglés y chino por la Universidad Autónoma de Barcelona, donde también cursó estudios de posgrado en Traducción Jurídica. Ha trabajado en Barcelona, Guangzhou, Hong Kong, Pekín y Viena. Apasionada de la ciencia y la tecnología, se dedica principalmente a la traducción de textos científicos y técnicos. Ha traducido para organismos internacionales como la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

Iris Capilla Campomar
Iris Capilla Campomar
Iris Capilla Campomar (Sabadell, 1990) es licenciada en Traducción e Interpretación de inglés y chino por la Universidad Autónoma de Barcelona, donde también cursó estudios de posgrado en Traducción Jurídica. Ha trabajado en Barcelona, Guangzhou, Hong Kong, Pekín y Viena. Apasionada de la ciencia y la tecnología, se dedica principalmente a la traducción de textos científicos y técnicos. Ha traducido para organismos internacionales como la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

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