28 marzo 2024
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Entrevista a una alumna del Centro de Estudios Superiores Felipe II (Aranjuez)

Empecemos con la pregunta obligada, ¿por qué decidiste estudiar traducción e interpretación? ¿Qué puertas esperas que te abra?

Decidí estudiar traducción e interpretación en 3.º de la ESO. Se me daban bien muchas asignaturas, pero en las que me desenvolvía mejor de forma instintiva y casi sin esfuerzo eran inglés, francés y lengua española. Eso me sirvió para comenzar a pensar en carreras de idiomas. Mi madre me sugirió traducción e interpretación y, no sé muy bien por qué, me encantó.

Sin embargo, mis ideas sobre la carrera no estaban claras. Me gustaba el nombre y sabía que iba a trabajar con idiomas, pero en realidad no sabía qué era traducir o interpretar hasta que llegué a la universidad. Así, cuando empecé, no tenía claro qué salidas me iba a ofrecer la carrera o qué esperaba obtener de ella.

A día de hoy, creo que las puertas que me puede abrir son las relacionadas con el ámbito internacional. No solo las de traducción e interpretación, que siempre son la primera opción de la mayoría de estudiantes recién graduados, sino también otras opciones en las que nuestra formación y conocimientos de idiomas y sus culturas pueden ser muy útiles. Se me ocurren, por ejemplo, empresas relacionadas con la publicidad o que trabajen de cara al público.

Hasta el momento, el plan de estudios que has cursado ¿ha cumplido las expectativas que tenías al comenzar la carrera?

Como he mencionado antes, mis expectativas eran casi inexistentes. A mí me preocupaba más el hecho de ir a la universidad que lo que el plan de estudios ofrecía. Me decidí por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) por varios motivos: la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) daba únicamente clases por la tarde, lo que me impedía seguir con mis actividades extraescolares y, por otra parte, una estudiante de la UAM me explicó que el plan de estudios adaptado a Bolonia de la UCM era mejor.

Pero, una vez empecé la carrera, todo empezó a cambiar. Mis expectativas aumentaban conforme pasaban los cursos y las asignaturas. Cuanto más aprendía, más quería saber y más quería ver qué posibles salidas tenía todo lo que me ofrecían en clase. Por ello, creo que el plan de estudios que he cursado cumple mis expectativas, porque yo quería encontrar un camino para el futuro que me gustara, y lo he logrado.

¿Cambiarías algo en tu plan de estudios? ¿Alguna asignatura que hayas echado en falta?

Sinceramente, creo que no cambiaría nada. Si el plan de estudios hubiera sido diferente tal vez no habríamos salido igual de preparados, por lo que me cuesta pensar en asignaturas que cambiaría o eliminaría. Creo que se debería enfatizar más en las TAO y en la localización. En 1.º y 2.º cursamos tecnologías aplicadas a la traducción y a la interpretación, y en 3.º traducción asistida por ordenador, pero considero que no se llega a utilizar correctamente ninguna de las herramientas que estudiamos. Además, una vez finalizadas esas asignaturas, ningún profesor sugiere ni propone la utilización de dichas herramientas para traducir, por lo que todo lo que aprendemos se puede olvidar en un abrir y cerrar de ojos.

Asimismo, como estudiante de la rama de interpretación, me hubiera gustado cursar alguna asignatura general sobre economía y política. En teoría hay mucha información que se debería saber por cultura general, pero cuando todos los días se habla continuamente de la devaluación de la moneda, la prima de riesgo, el techo de deuda, etcétera, creo que esos conceptos se aprenden sin saber a ciencia cierta en qué consisten.

A mi modo de ver, eso no impide que se pueda realizar una buena interpretación pero, si se tiene en cuenta que muchos discursos versan sobre este tema, tal vez convendría asegurarse de que los estudiantes poseen unos conocimientos sólidos del funcionamiento del sistema económico.

¿Hay alguna asignatura o experiencia que te haya resultado especialmente positiva o de la que creas que has aprendido más? ¿Algún punto fuerte de tu facultad?

Todo ha sido positivo: desde las asignaturas que levantan grandes expectativas hasta la asignatura más aburrida. Todas han sido útiles posteriormente.

Me gustaría destacar la asignatura de documentación para traductores e intérpretes. Debo reconocer que marcó un antes y un después en mi vida. No solo me ha servido para saber documentarme con fines profesionales, sino que aprendí a discernir los resultados útiles de los que no lo son y a encontrar información sobre cualquier tema de una forma rápida. En resumen, me enseñó a dominar las fuentes y a no dejarme dominar por ellas.

Y la experiencia más positiva, sin duda, ha sido el Erasmus. Los programas que se ofrecen para nuestra carrera son excepcionales. Yo tuve la suerte de poder irme a Norwich (Inglaterra) y creo que, sin esa experiencia, toda mi vida sería diferente. Y no estoy hablando únicamente del lado personal, o sea, de los amigos, viajes y experiencias que de repente forman parte de uno mismo sin darse cuenta, sino también de la experiencia docente que supone. Se conocen otros sistemas, otras formas de enseñanza, otros alumnos, etcétera. En mi opinión, esta experiencia abre los ojos a quien la vive, ya sea para reafirmarse en que le encanta lo que estudia o para empezar a pensar en otras salidas.

Con respecto a mi «facultad», tiene muchísimos puntos fuertes, que son directamente proporcionales a los puntos débiles. O sea, que se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío. Personalmente, después de cuatro años, lo veo más bien lleno.

Por un lado, no estudiamos en una facultad propiamente dicha. Somos parte de un centro adscrito a la UCM que no tiene la categoría de campus: el CES Felipe II, que se encuentra en Aranjuez, a unos 50 km de Madrid centro. Esto se traduce en que somos pocos alumnos por curso y las clases son extraordinarias. El ambiente no es el característico de la universidad, donde los profesores no saben quién eres ni si vas a clase o no. En el CES, incluso se han dado ocasiones en las que los profesores preguntan por los alumnos ausentes. Creo que el lado humano es muchísimo más importante que en cualquier otra facultad de traducción e interpretación.

Desde el punto de vista académico, el punto fuerte es la exigencia. Esto puede parecer negativo a simple vista, sobre todo a los estudiantes, pero gracias a los criterios estrictos que se utilizan, recibimos una de las mejores formaciones de traducción e interpretación. He discutido sobre este tema tanto con compañeros de otras universidades como de otros países, y siempre llego a la misma conclusión. Esa exigencia que agobia en ocasiones y ese temor a cometer el fallo más tonto, que siempre resulta ser el error más grave, nos convierte en meticulosos y perfeccionistas, dos cualidades que considero de vital importancia a la hora de traducir. La exigencia se refleja en el nivel que se demanda a los estudiantes, y muchos profesores nos tratan como a traductores, no como a estudiantes.

Y, hablando de tu facultad, ¿puedes explicarnos en qué situación está ahora mismo el CES Felipe II?

Nuestra situación actualmente se caracteriza por la incertidumbre y la decepción. Como ya he explicado, pertenecemos a un centro adscrito a la UCM. El año pasado, la UCM comenzó a considerar la posibilidad de cerrar el centro, que oferta cinco grados diferentes, o venderlo a la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). Hubo protestas y se detuvieron las negociaciones y rumores. No obstante, este año, de un día para otro, se informó a través de UGT y CC. OO. de que se va a proceder a firmar un convenio entre la UCM y la URJC para la desadscripción del CES Felipe II. Esta información llegó durante los primeros días de las vacaciones de Semana Santa (12 de abril), aunque a los estudiantes no nos comunicaron nada de forma oficial hasta el 24 de abril.

Con este convenio, el CES pasaría a ser parte de la URJC el año que viene. Esta, a su vez, adquiriría todos los grados de la UCM y podría ofertarlos. Según ha ido pasando el tiempo, se han visto las incongruencias de todo el asunto: por un lado, a los estudiantes nos han asegurado que podremos acabar nuestros estudios como alumnos de la UCM y en las instalaciones que ya estamos utilizando. Por otro lado, se afirma que se va a mantener toda la plantilla docente, pero, en vez de pertenecer a la UCM, pertenecerán a la URJC. Esto supone que el curso que viene habrá estudiantes de la UCM y de la URJC juntos y que los profesores darán clase tanto a unos como a otros, a pesar de que la URJC es la que, en teoría, pagaría los sueldos de toda la plantilla.

Cuando ya nos estábamos haciendo a la idea del caos que podría ser el año que viene, nos han informado de que la URJC no ha tenido tiempo suficiente —¿qué esperaban si comienzan a tratar el tema el 12 de abril?— para que la ANECA apruebe los planes de estudio de los grados que no se ofertaban en la URJC (traducción e interpretación y gestión informática empresarial). O sea, que a la URJC le resulta imposible ofrecer TeI o GIE el año que viene. Eso implica que el año que viene la URJC debería mantener la plantilla de profesores de dichas carreras, como había prometido, aunque no den clase a alumnos de la URJC y que, además, en los cursos posteriores siempre habrá un año vacío. El año que viene no habrá primero, al siguiente, no habrá segundo, y así sucesivamente. ¿Qué ocurrirá con los profesores que dan clase solo a primero? ¿O cuando lleguemos al cuarto curso sin alumnos? ¿Se mantendrá a los profesores aunque no puedan dar sus clases debido a la falta de alumnos?

Asimismo, corren rumores de que la UCM quiere abrir TeI en la ciudad universitaria el año que viene, por lo que habría estudiantes de la UCM en el CES y en Madrid, todos con el mismo plan de estudios, pero con profesores e instalaciones diferentes.

Así pues, nuestra situación es bastante incierta y desesperante. A los alumnos se nos asegura por activa y por pasiva que podremos acabar la carrera con la UCM, pero nadie confía en que esas promesas se vayan a cumplir. Sin embargo, creo que la situación del personal docente es infinitamente peor. No saben si podrán seguir impartiendo clases el año que viene, se les informa mal y tarde de las acciones, no se les escucha y cada vez se les pone más trabas y dificultades. Recordemos que no estamos en la mejor situación económica, lo que provoca que este tipo de noticias causen un mayor impacto en todos los afectados.

Desde mi punto de vista, creo que ambas universidades se han coordinado verdaderamente mal. Si ya lo habían pensado el año pasado, podrían haber firmado el convenio antes y empezar a tratar estas dificultades con seis u ocho meses de margen, no con uno. Asimismo, me parece una situación muy injusta para unos profesores que se esfuerzan cada día más en realizar su trabajo de la mejor forma posible a pesar de los problemas que llevan presentes desde que empezó la crisis. En traducción e interpretación, se llevan formando alumnos unos quince años y no parece que todo ese trabajo merezca ninguna consideración para la UCM. Simplemente somos un centro que está lejos y que es deficitario. Las personas que estamos ahí —sí, personas, no números— no importamos. Nos tratan como si nos pudieran intercambiar como cromos y como si, en realidad, diera igual si terminas con la UCM o la URJC, con unos profesores o con otros. Bueno, pues no da igual. Nuestros profesores son excelentes y cuentan con el apoyo de todos los estudiantes.

¿A qué te gustaría dedicarte en un futuro o en qué quieres especializarte y por qué?

En el futuro, me encantaría poder dedicarme a la interpretación. Me gusta mucho y creo que el estrés que te proporciona es justo lo que necesito para no aburrirme en mi día a día. Sin embargo, también me encanta traducir, por lo que no descarto la idea de hacer ambas cosas simultáneamente si surge la oportunidad. Con respecto al campo, me encantaría poder dedicarme al ámbito deportivo ya que me apasionan todos los deportes. Soy jugadora y entrenadora de baloncesto y creo que, si pudiera aunar mis dos aficiones preferidas, los idiomas y el deporte, sería mi trabajo ideal.

Por otro lado, no sé si a corto o a largo plazo, también me encantaría cursar un doctorado. Me interesa mucho la lingüística aplicada y comparativa de lenguas, así como cualquier idea relacionada con la investigación de la lengua española.

¿Cómo se ve el mercado en estos momentos desde la facultad? ¿Os llega alguna información sobre temas como tarifas o derechos laborales?

Nos llegan informaciones muy alentadoras y otras un poco más deprimentes. Sabemos que el mercado de la traducción ha sufrido un bajón, como casi todos los sectores, pero gracias a diversos profesionales que han venido a relatarnos sus experiencias como traductores o intérpretes, también sabemos que hay trabajo. Creo que el punto positivo de nuestro mercado es que es bastante solidario. Nunca hubiera imaginado que los traductores se pasan trabajo entre ellos si les llegan demasiadas ofertas. Sin embargo, también tenemos presente que salir a este mercado sin prácticamente ninguna experiencia profesional es un punto negativo, pero yo aún tengo esperanzas.

¿Has tenido algún contacto con profesionales del sector, por ejemplo a través de listas de distribución o foros profesionales?

Tenemos un foro propio de la universidad al que llegan ofertas de empleo y dudas de compañeros del sector. Resulta muy interesante tener acceso a las opiniones de profesionales y poder comunicarse con ellos.

En la universidad, como he explicado antes, hemos contado con la presencia de varios profesionales que nos han explicado cómo se han desenvuelto ellos y cómo han llegado a la situación laboral en la que están ahora. Yo he podido asistir a cinco charlas, pero creo que se han organizado diez o más.

Y, ¿qué me dices de las asociaciones profesionales? ¿Conoces alguna? ¿Crees que el alumnado en general las conoce?

Conozco bastantes asociaciones profesionales. Algunas como Asetrad o ANETI se mencionan desde casi el primer día de clase, pero muchas otras las he conocido gracias a la asignatura de traducción, interpretación y profesión: gestión de proyectos. Así, he conocido asociaciones más específicas como AETI, ACE Traductores, APTIJ, AIIC, AICE, etcétera.

Creo que, gracias a esta asignatura, mis compañeros y yo conocemos la existencia y la utilidad de estas organizaciones, pero debo reconocer que, antes de este año, no sabía ni para qué servían, ni si eran útiles ni si existían más de dos.

¿Qué opinas de la función que pueden desempeñar las asociaciones profesionales en el sector? ¿Qué crees que podrían aportar a los estudiantes?

Creo que las asociaciones profesionales son un apoyo muy fuerte para los profesionales de la traducción y la interpretación. Les ayudan si tienen dudas, problemas legales, etcétera. Además, la mayoría posee listas de distribución, que permiten contactar con otros compañeros, y bolsas de empleo, con la ventaja de que están especializadas en el sector.

Con respecto a los estudiantes, la función principal que pueden desempeñar es contribuir a su formación. Muchos queremos participar en congresos, charlas, coloquios y cursos, y en muchas ocasiones no se tiene en cuenta a los estudiantes a la hora de establecer los precios y los horarios.

¿Hay algo por lo que no te haya preguntado que te gustaría comentar?

Me gustaría hablar del reconocimiento de nuestra profesión. Creo que se deberían organizar más actividades por parte de las asociaciones y profesionales del sector. En general, ser traductor no tiene prácticamente ningún mérito para la gente, cuando aprender idiomas es muy difícil y requiere mucho tiempo, y ya no mencionemos la dificultad de la propia traducción.

Creo que habría que intentar concienciar más a la sociedad de nuestro papel y de nuestra importancia, para que así podamos tener el respeto que nos merecemos. Estoy segura de que cada profesional por separado conciencia a su círculo más cercano, pero, si todos nos unimos a través de actividades conjuntas, muchas otras personas podrían concienciarse también.

Por último, ¿tienes alguna duda profesional que te gustaría ver resuelta en La Linterna del Traductor?

Me gustaría que se hablara de las ventajas y desventajas de ser autónomo en otros países, así como de sugerencias o consejos para buscar clientes y trabajo fuera de España.

Por otro lado, dado que es el campo que más me interesa, me gustaría que hubiera más información sobre la traducción e interpretación deportiva, pero sé que es un campo que no está muy extendido.

Helena Martín Gourguechon
+ artículos

Es estudiante de último año de Traducción e Interpretación con inglés y francés. Está en la rama de interpretación y le gustaría especializarse en el ámbito deportivo.

Ángela Blum
Ángela Blum
+ artículos

Traductora autónoma de inglés y francés a español. Formó parte de la Junta Directiva de Asetrad de 2009 a 2013, ha participado en varias comisiones y grupos de trabajo y sigue colaborando con la asociación desde La Linterna.

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