4 octubre 2024
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Escopo y manipulación: estilística comparada en la traducción de ‘Se una notte d’inverno un viaggiatore…’, de Italo Calvino

Este artículo resume una tesina de licenciatura defendida por su autora en el último año de los estudios de traducción e interpretación. A Cioran se atribuye la observación de que en un proyecto así hay todo tipo de fases, desde el enamoramiento y la pasión del comienzo hasta incluso un profundo malestar (literalmente, «asco total») hacia la investigación. Es ciertamente difícil, pero mirando atrás no nos arrepentimos de nada. En todo caso, una vez concluida, lo importante es lo aprendido y el resultado final.

El trabajo se divide en tres apartados: el contexto histórico y literario de la novela y de su autor; la parte empírica, que describe a grandes rasgos los principales enfoques y modelos comparativos de traducción, para centrarnos más concretamente en la traducción del italiano hacia el español de la obra Se una notte d’inverno un viaggiatore… y, finalmente, las principales conclusiones.

Italo Calvino

En primer lugar es importante situar al autor de la novela, Italo Calvino (1923, Santiago de las Vegas – 1985, Siena), considerado uno de los escritores italianos más relevantes del siglo xx, así como un importante intelectual y un hombre de gran compromiso político. Gozó de una activa vida cultural y política, y la segunda guerra mundial influyó mucho en él. Como joven escritor, se sentía depositario de una nueva realidad social que debía plasmar en su escritura. Así, su producción literaria abarca todo tipo de estilos y corrientes narrativas, caracterizada siempre por un gran —y en ocasiones exclusivo— interés por un racionalismo sistemático y metódico, centrada en la ciencia y en el intento de entender el origen del mundo y la condición del hombre de su época.

En torno a los años setenta, con la obra Se una notte d’inverno un viaggiatore…, su narración adquiere una metatextualidad muy marcada, y comienza así un período de ruptura y cambio basado en la complicidad entre autor y lector: entiende la literatura más bien como un artificio para que el lector descubra la estructura narrativa por sí solo.

Se una notte d’inverno un viaggiatore… consta de diez historias inconclusas: son diez comienzos de novelas de autores imaginarios, que se entrelazan a su vez con la historia de amor y desencuentro del Lector y la Lectora (con mayúsculas, pues son los verdaderos protagonistas), ansiosos por concluir las novelas que van pasando por sus manos. Cada una de estas historias, aunque puedan parecer totalmente independientes entre sí, cuenta con un desarrollo elaborado, coherente, cíclico y completamente diferente a la del capítulo anterior, con unidad textual, contextual y narrativa. Esta es la razón fundamental por la que esta novela es única y tan transgresora; seguramente se trata de la más narrativa y experimental de Calvino, e inevitablemente su lectura se convierte en un juego, en un desafío para el lector y en un absoluto placer.

Las primeras líneas de la obra son muy ilustrativas tanto de la dinámica de la novela como de su estructura narrativa, gracias a la cual el autor crea un mundo paralelo, siempre para lograr esa anhelada complicidad entre autor y lector:

Suele establecerse un paralelismo entre la estructura narrativa de la obra, dispuesta en diez historias interrelacionadas, y la novela de Julio Cortázar Rayuela, publicada doce años antes. Rayuela hace del lector el verdadero personaje. Compuesta de 155 capítulos, propone, como es bien sabido, dos alternativas de lectura: la tradicional (empezar por la primera página hasta llegar al último capítulo) o saltando y alternando capítulos según la distribución que se propone en un tablero de juego al inicio de la novela. Raymond Queneau fue el gran precursor de este movimiento, conocido como OuLiPo (de las siglas en francés de taller de literatura potencial), que pretendía desmitificar la literatura y reivindicar la búsqueda de nuevas técnicas de escritura. Queneau publicó un libro de diez sonetos en el que los versos eran intercambiables entre sí: en sólo diez páginas hay cien mil millones de posibles lecturas o sonetos (Queneau, 1961).

Muchos otros movimientos influyeron notablemente en Calvino y en su obra, pero probablemente el más importante es la escuela semiótica de la deconstrucción, que rompe con el canon establecido para explorar nuevas pautas. En el estudio de estas traducciones, son relevantes sobre todo dos teorías: la teoría de polisistemas, enfoque traductológico elaborado por Itamar Even-Zohar (1990) y Gideon Toury (1978), según el cual el análisis de los textos literarios debe hacerse en función del sistema cultural y social en el que se circunscribe el texto y de su repercusión en la cultura de recepción; y, en segundo lugar, la teoría del escopo propuesta por Reiß y Vermeer (1996), para la cual debe siempre primar la finalidad e intención comunicativa de cualquier texto.

Son muchos los que afirman que Se una notte d’inverno un viaggiatore… es una metáfora de la posmodernidad, entendida como un período que comprende un amplio número de movimientos artísticos, culturales, literarios y filosóficos enmarcados en el siglo xx. Y así es. ¿Por qué? Fundamentalmente, porque Calvino propone una ruptura con las pautas y modelos establecidos en la época moderna y con la estructura narrativa tradicional, de manera que da importancia al contexto y ofrece una lectura más plural. Los principales rasgos posmodernos, que se aprecian de manera muy notable en esta novela, son la metanarratividad (la historia abarca una serie de relatos cortos en su interior, metarrelatos, inacabados y fragmentados, que desconciertan al lector), el dialogismo artificial (Calvino busca constantemente la autorréplica por parte de los personajes que se ven involucrados), la doble codificación (existe un nivel de lectura destinado a un público minoritario y más atento y competente, y un segundo nivel para el resto del público, denominado menos «culto»), y la ironía intertextual (en palabras de Eco, «guiño culto» que el escritor tiene con sus lectores más competentes y entregados, a los que invita a disfrutar de una doble lectura).

Contexto teórico

Nos centraremos ahora en el análisis de las principales estrategias empleadas en la traducción, a partir de un análisis comparativo sobre el trabajo de la insigne traductora Esther Benítez.

Con el transcurso de los años se han multiplicado las teorías, en gran medida a causa de la condición interdisciplinar de la traducción. A partir del siglo xx, en contraste con lo sucedido hasta entonces, las teorías de traducción comienzan a adquirir mayores dimensiones, a abarcar otras áreas del conocimiento y del pensamiento, y a reflejar así un enfoque más amplio. En primer lugar, hay que responder a un interrogante fundamental: ¿en qué debe consistir y qué debe abarcar una teoría de traducción adecuada?

Existen diversos criterios y distintas propuestas, como es sabido. Una de las más relevantes a nuestros efectos es la de Louis G. Kelly (quien también dijo que «la Europa occidental no estaría civilizada de no ser por los traductores»), según el cual una teoría completa debe constar de una función y unos objetivos claros y determinados; estar regida por la descripción y el análisis, y que entre los dos principios anteriores se establezca una relación crítica.

A partir de esta definición, nos fijamos en algunos enfoques fundamentales en la historia de la traductología. En primer lugar, Lawrence Venuti (1995), que recuerda siempre la importancia del lector, plantea el dilema del «traductor visible»; es decir, propone que se reconozca el papel fundamental del traductor y que el lector sepa que está leyendo una traducción, aunque para ello aquel deba tomar ciertas decisiones, siempre al servicio de los intereses culturales y literarios. Por otro lado, Nida y Taber (1986) y Newmark (1992) abogan por una estrategia de equivalencia, es decir, se plantean de nuevo la cuestión de la fidelidad del traductor y si ser fiel consiste en respetar el estilo o la estructura original, la intención del autor, etcétera. Por su parte, Vinay y Darbelnet (1958) defienden esta estrategia de equivalencia, siempre y cuando responda a una intención comunicativa.

A medio camino entre estos autores y sus enfoques podemos situar a Roger Bell y Anthony Pym. Bell (1991) habla de la traducción como toma de decisiones, mientras que Pym (1992) prefiere llamarla gestión de riesgo. Al fin y al cabo, los dos están de acuerdo en que cada traducción tiene que estar delimitada por su propio orden, la naturaleza del mensaje, el propósito de su autor, el destinatario, el contexto, etcétera.

Hablando particularmente del estudio que nos ocupa, se ponen de relieve cuatro enfoques traductológicos de relevancia: los de Vinay y Darbelnet (1958), Kitty M. van Leuven-Zwart (1989), Andrew Chesterman (1997) y Bruno Osimo (2004).

El procedimiento traslativo propuesto por Vinay y Darbelnet (1958) requiere un mayor análisis por parte del traductor y propone siete procedimientos para hacer llegar el mensaje y no caer en errores de forma: la transposición, la modulación, la adaptación, el calco, el préstamo lingüístico, la traducción literal y la equivalencia.

La estudiosa holandesa Kitty M. van Leuven-Zwart (1989), que siempre recuerda la importancia del traductor como mediador cultural, ofrece un doble enfoque, de manera que para resolver los problemas de traducción divide el texto en «transemas», optando por un análisis micro y no macroestructural. Van Leuven-Zwart hace especial hincapié en tres de estos mecanismos: la modificación, la mutación y la modulación.

Por su parte, Bruno Osimo (2004) cuestiona el procedimiento de Van Leuven-Zwart por su complejidad y su enfoque; no obstante, le sirve como punto de partida para proponer una nueva taxonomía que engloba los siguientes cambios: el contraste, la modulación y los cambios no binarios.

El sistema que propone Andrew Chesterman (1997) reflexiona también sobre las transformaciones durante el proceso de traducción y, tras analizar todos ellos, nos decantamos por él para el análisis traductológico comparativo.

En palabras de Chesterman, el traductor debe ser un filtro cultural. A veces, las traducciones requieren una adaptación cultural para que su significado se entienda y el mensaje llegue al destinatario. Para ello se emplea un enfoque narrativo, buscando siempre que el traductor se ampare en una serie de normas empíricas. Y esto le lleva a preguntarse si el traductor logra un resultado «satisfactorio» o por el contrario el texto meta (tm) necesita una transformación con respecto al texto original (to) para evitar que se produzcan errores de cualquier tipo. El enfoque no sólo puede considerarse interesante, sino sobre todo muy amplio y elaborado.

Optamos por centrar el análisis en cuatro fragmentos de la novela, el principio y el final, muy ilustrativos de la estructura narrativa empleada por Calvino, más dos fragmentos centrales que actúan como pivote y que ayudan a comprender el desarrollo de la trama. Asimismo, de las treinta clasificaciones que propone Chesterman, centramos el análisis en las más recurrentes y habituales, que se dividen en tres grandes grupos no excluyentes entre sí: estrategias sintácticas, semánticas y pragmáticas.

Principales conclusiones

Desde su publicación en España en 1980, las sucesivas traducciones han sido obra de Esther Benítez, una eminencia en traducción, de pericia y solvencia sobradamente demostradas, y que además mantuvo siempre una estrecha relación con Calvino, puesto que tradujo al español la mayor parte de su obra.

El texto que analizamos constituye una traducción canónica que, tras más de treinta años, mantiene su calidad inicial como traducción. Por desgracia, el desgaste lingüístico operado por el paso del tiempo hace que el texto meta tienda a perder la expresividad, la agilidad y el efecto inigualables y magistrales de la lengua italiana.

Bajo ningún concepto es nuestro propósito cuestionar la calidad y profesionalidad de Esther Benítez. Sin embargo, es innegable que, al tratarse de dos lenguas románicas, dos lenguas que comparten similitudes léxicas, sintácticas y morfológicas, inevitablemente la traducción tiende a ser menos idiomática, a perder expresividad y a no alejarse en ocasiones lo suficiente de la lengua de partida.

Entre las cinco ediciones consultadas (1980, 1990, 1993, 1999 y 2009) pudimos constatar que las diferencias eran mínimas o incluso inexistentes, y por ello analizamos y valoramos su canonicidad y actualidad. Sobre todo, valoramos la traducción de Esther Benítez en función de la expresividad y el ritmo, aspectos fundamentales que deben reflejarse en cualquier traducción de esta obra; al mismo tiempo, nos preguntamos en qué medida se logra transmitir el mismo efecto y agilidad que consiguió Calvino en el año 1975, y que hizo de su obra un hito y un referente literario.

Esto es: de todo lo expuesto también se deduce la pertinencia de elaborar una nueva propuesta para la traducción de Esther Benítez; si bien ella fue, de manera incuestionable, una eminencia y el trabajo realizado fue de una calidad excelente, hemos acusado en algunas partes de la novela falta de ritmo, de idiomaticidad o de expresividad, tan características de la lengua italiana.

De nuestro trabajo hemos extraído varias conclusiones: la principal es el arte de convertir la literatura en un juego, en un desafío o incluso en un puzzle que el propio lector debe recomponer y modelar a su antojo. La metaliteratura se convierte, gracias a Calvino, en un experimento o en una estratagema que hace que su obra sea única, innovadora, transgresora y apasionante. Y precisamente gracias a este desafío que lanza el autor, el lector no sólo se convierte en protagonista absoluto, sino que debe mantener una actitud (y en definitiva, una lectura) siempre alerta para poder leer entre líneas y configurar su propia versión de la historia.

Ha sido instructivo, apasionante y enriquecedor prestar atención a la magistral técnica de Calvino, analizarla y disfrutar con ella, una técnica que reclama la presencia del lector constantemente y que establece entre ambos una relación que se había perdido, una complicidad que supone un vínculo entre el escritor y el lector, con una inmensa variedad de niveles de significación del contexto y del texto en sí mismo.

Por supuesto, desde aquí recomiendo encarecidamente a todos la lectura y disfrute de esta novela de un maestro como Italo Calvino. A poder ser, como lectores atentos y constantes dispuestos a convertirse en protagonistas de una historia fragmentada e imprevisible. Pónganse cómodos.

Blanca Vázquez
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Blanca Vázquez se licenció en 2012 en traducción e interpretación por la Universidad Pontificia Comillas (Madrid). Desde entonces, ha colaborado como traductora en diversas empresas, organismos e instituciones, compaginando su trabajo con nuevos retos profesionales y con un Máster en Cooperación Internacional al Desarrollo. Apasionada de la literatura y las lenguas, este último año ha realizado un nuevo proyecto de investigación centrado en la crisis alimentaria mundial de 2008 y sus consecuencias sobre las revueltas políticas y la inestabilidad social de la Primavera Árabe.

Blanca Vázquez
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Blanca Vázquez se licenció en 2012 en traducción e interpretación por la Universidad Pontificia Comillas (Madrid). Desde entonces, ha colaborado como traductora en diversas empresas, organismos e instituciones, compaginando su trabajo con nuevos retos profesionales y con un Máster en Cooperación Internacional al Desarrollo. Apasionada de la literatura y las lenguas, este último año ha realizado un nuevo proyecto de investigación centrado en la crisis alimentaria mundial de 2008 y sus consecuencias sobre las revueltas políticas y la inestabilidad social de la Primavera Árabe.

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