29 marzo 2024
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Traducir refranes

En el presente artículo se revisa el concepto de refrán y otras fórmulas afines, así como la forma en la que se presentan en los textos literarios. La traducción de los refranes presenta dificultades no solo por la existencia de formas correspondientes en la lengua meta, sino también por la forma en la que se insertan en los textos.

Se hace mención de las principales técnicas para la traducción de estas formas y se revisa el material de referencia. Finalmente se comentan algunos ejemplos en portugués, rumano e inglés.

Introducción

Aceptar el reto de escribir sobre traducción de refranes a una audiencia de traductores no es fácil, porque, seamos sinceros, mi experiencia en la traducción de este tipo de material es prácticamente nula, pero quien no se arriesga no pasa la mar. El repasar algunos conceptos básicos, y explorar, con ayuda de colegas bilingües, las posibilidades de traducción de algunos refranes es un reto que se acepta con gusto. ¡Quién sabe si detrás de este ejercicio no vengan otros!

Cuando hablamos de traducir refranes no nos estamos refiriendo a crear algo parecido a un diccionario bilingüe, sino a la traducción de refranes en un determinado contexto, que en este caso circunscribiremos casi con exclusividad a los refranes utilizados en textos literarios.

Hablaremos del refrán y su inclusión y utilización en distintos tipos de textos, recorreremos algunos de los principales recursos que pueden ayudar al traductor y finalmente nos enfrentaremos con algunos ejemplos.

¿Qué es un refrán?

Empecemos por el principio. Definir qué es un refrán no es tarea fácil; son muchas las definiciones que podemos encontrar. Algunas son simples, como «dicho agudo y sentencioso de uso común» (DRAE, 2001), otras más elaboradas, como la que Mieder realizó basándose en encuestas realizadas entre sus alumnos:

A proverb is a short, generally known sentence that expresses common, traditional and didactic views in a metaphorical and fixed form and which is easily remembered and repeated (Mieder, 1993: 24).1

Antes de llegar a esta definición formal, Mieder, al igual que otros paremiólogos, deja sentado que, si bien es difícil encontrar una definición de refrán, la mayoría de los hablantes saben reconocerlos de forma intuitiva, incluso aunque no los conozcan o no les sean muy familiares. Es decir, el hablante medio sabe lo que es un refrán, aunque tenga dificultades para identificar y describir sus características.

Antes de seguir aclararemos que cuando hablamos de «capacidad de reconocerlos» hablamos implícitamente de lo que llamamos forma canónica, es decir, la forma que los hablantes de una lengua tienen en su mente y que, con distintas variaciones, aparece en las recopilaciones. Dicho de otra forma, sería la forma ideal, común denominador de aquellas formas recogidas por los diccionarios. En buena parte de los textos que vamos a tener que traducir, sobre todo si son textos de creación, los refranes no se van a presentar de esta forma, sino modificados.

También conviene recordar que el significado de un refrán no es normalmente la suma de sus componentes, sino un nuevo significado idiomático. La forma externa del refrán y la forma en la que se expresa ese significado (bimembrismo, rima, ritmo, figuras de dicción…) son también importantes a la hora de reconocer y caracterizar un refrán.

La modificación más común entre los escritores es la alteración de la sintaxis del refrán para adecuarla al estilo propio. El refrán puede aparecer como un texto independiente, incluido en el discurso libre del autor, o puede aparecer totalmente integrado. Tanto en un caso como en otro, el lector medio sabe reconocerlos, sabe que ahí hay un refrán o se está aludiendo a un refrán.

Dentro de las modificaciones hay un tipo especial muy dependiente del contexto: son los refranes desautomatizados, en los que las imágenes que forman el refrán vuelven al primer plano. En el refrán desautomatizado coexisten el significado tradicional, generalmente idiomático, y el significado derivado de la suma de sus componentes. Por ejemplo, Lo Cortés no quita lo Moctezuma y Lo Cortés no quita lo Malinche, son variantes desautomatizadas, muy queridas por los mexicanos, del refrán tradicional Lo cortés no quita lo valiente. Se juega en estas variantes con la polisemia de la palabra cortés al hacerla coincidir con el nombre del conquistador de México, Cortés. Este tipo de modificaciones presentará una dificultad añadida para el traductor, ya que la forma externa, no solo el significado, tiene su importancia en el discurso.

Los refranes en un texto nunca aparecen solos; quiero decir que normalmente cohabitan con otros tipos de expresiones fijas: fórmulas rutinarias, locuciones, paremias cultas…, algunas de las cuales se mueven en el terreno fronterizo entre dos categorías. Distinguir un refrán de un dicho —pregunta recurrente en cualquier exposición sobre refranes— es un punto secundario a la hora de traducirlos. Sin embargo, sí han de tenerse en cuenta ciertas características principales. Por ejemplo, no se debe olvidar que una locución es una parte de la oración, sustituye a un sustantivo, a un verbo, a un adjetivo… incluso a otra oración; las locuciones forman parte de esa oración y en principio deberían ser traducidas necesariamente. Las llamadas paremias —y ahora explicaré a qué llamamos paremia son en principio textos independientes insertos en textos más amplios, por lo que podrían suprimirse sin alterar el sentido general de la frase principal. Esto es discutible, pero como principio general es generalmente admitido, aunque la práctica se encarga de demostrar la necesidad de traducir también estas frases.

La palabra paremia es un hiperónimo que recoge toda una serie de formas sentenciosas, cada una con unas características propias. La distinción entre esas categorías que debe importarnos como traductores es la de reconocer las formas cultas de las populares, pues aunque dos formas sentenciosas, pertenecientes a distintas categorías, puedan expresar el mismo pensamiento ―por ejemplo, No es bueno que el hombre esté solo (proverbio) y Compañía del dos, compañía de Dios (refrán)―, no podemos intercambiar alegremente una forma culta por una popular, y viceversa. No obstante, a veces, como en el ejemplo, la forma culta ha alcanzado más popularidad que el refrán propiamente dicho. Por otro lado, como veremos a continuación, en otras lenguas esta distinción entre formas cultas y populares es bastante más débil.

Los refranes y las frases proverbiales, que podríamos asimilar a lo que comúnmente se llaman dichos, son paremias populares, y es preciso advertir que esta distinción que a nivel terminológico tenemos en castellano refrán para lo popular y proverbio para las sentencias cultas― queda neutralizada en buena parte de las lenguas que nos rodean: provérbio (portugués), proverbio (italiano), proverbe (francés), proverb (inglés), Sprichtwort (alemán)… En todas ellas no existe una separación tan radical como la existente en castellano entre paremia culta y popular; sin embargo, se hace preciso tenerla en cuenta a la hora de manejar recopilaciones y diccionarios, pero sobre todo, y para complicar más las cosas, porque tampoco en castellano el hablante medio tiene claras las diferencias entre las distintas categorías y utiliza como presentadores, de los que hablaré también más adelante, cualquiera de ellos.

Competencia paremiológica

Por competencia paremiológica se entiende no solo el conocimiento de los refranes y la capacidad de reconocerlos, sino también el saber utilizarlos apropiadamente en una determinada situación. Lamentablemente, es un hecho que la competencia paremiológica del hablante medio español está disminuyendo; lo mismo ocurre en otras lenguas, aunque no de forma uniforme, pues no deja de sorprender a los estudiosos la capacidad del hablante estadounidense para crear nuevas fórmulas sentenciosas continuamente (Mieder et alii, 1992).

Hablamos de competencia activa cuando el hablante utiliza habitualmente esos refranes y de competencia pasiva cuando los conoce pero no los utiliza. De cara a la traducción, y también a la enseñanza de lenguas, es interesante conocer el llamado mínimo paremiológico de una lengua, que son esos refranes que la mayoría de sus hablantes conoce, aunque no siempre los utilice. Son varios los trabajos en curso y ya realizados en este sentido, pero lamentablemente la mayor parte de ellos inaccesibles para el público general o pendientes de publicación. Como mero dato ilustrativo diré que el mínimo paremiológico español se mueve en torno a los trescientos refranes.

El traductor debe conocer ese mínimo paremiológico de la lengua de origen y su traducción a la lengua meta, viendo, a su vez, si la traducción propuesta forma parte también del mínimo paremiológico en la lengua de destino. Veremos algún ejemplo de esto.

La competencia paremiológica del traductor, tanto en la lengua de origen como en la de destino, es el factor fundamental para la traducción correcta de un refrán. Por una parte el traductor debe saber reconocer el refrán original inserto en el texto, y por otra debe saber encontrar la forma correspondiente para el texto meta, tanto el refrán como forma autónoma como el refrán adaptado a un determinado estilo y contexto.

Diccionarios monolingües, bilingües y multilingües

A donde no llega la competencia paremiológica del traductor puede llegar la ayuda de los diccionarios bilingües y multilingües.

Generalmente los diccionarios generales bilingües no suelen incluir refranes en sus entradas, y no siempre incluyen locuciones de uso generalizado. Ello dificulta la labor del traductor, que tiene que recurrir necesariamente a diccionarios bilingües especializados en fraseología y paremiología. La existencia de un diccionario bilingüe idóneo para las lenguas que debe manejar el traductor no siempre está garantizada, pero nuevos trabajos aparecen en este campo constantemente, dado el empuje de los estudios de paremiología, y especialmente de paremiología comparada. Por otro lado, frente al acervo frásico de una lengua, cuya creatividad es constante, el acervo de paremias es mucho más estable, por lo que un buen diccionario, por antiguo que sea, puede servirnos perfectamente en nuestra labor.

Aunque un diccionario bilingüe sea más preciso y más completo a la hora de facilitarnos la traducción de un determinado refrán, los diccionarios multilingües, sobre todo si se utilizan junto a otros recursos, pueden servirnos igualmente para la labor de traducción. Haremos mención a tres de estos diccionarios.

European Proverbs

Obra del húngaro Gyula Paczolay (2002) recoge en un solo volumen refranes de 55 idiomas europeos más sus equivalentes en árabe, persa, sánscrito, chino y japonés.

Basándose en fuentes escritas de paremiógrafos de solvencia probada, proporciona, tomando el inglés como idioma base, traducciones para 106 refranes que se consideran de conocimiento universal, es decir aquellos que expresan ideas equivalentes, en muchos casos con iguales o parecidas imágenes, en la mayor parte de idiomas del mundo.

Ejemplos típicos de estos llamados universales son El tiempo es oro, Todos los caminos llevan a Roma o El pescado y el huésped, a los tres días hieden.

Hay que advertir que las traducciones propuestas por Paczolay no están libres de controversia, y en algunos casos no servirán para los propósitos de una buena traducción, pero a falta de mejor fuente, esta es una de las principales a tener en cuenta.

A dictionary of English and Romance Languages equivalent proverbs

De Teodor Flonta (2001). Basado igualmente en fuentes escritas, resulta una buena herramienta para los que tienen que traducir del inglés a cualquiera de las lenguas romances, pero especialmente al rumano, dado el origen del autor.2

El número de refranes recogidos es de 3246 refranes en inglés, si bien para todos ellos no proporciona equivalencia en las lenguas consideradas. El índice exhaustivo de palabras incluido es también en inglés, por lo que su utilización para la traducción inversa, de las lenguas romances al inglés, puede presentar alguna dificultad y habrá que recurrir a referencias cruzadas.

Dicionário de Provérbios Francês, Português, Inglês

Dirigido por Abreu, Lacerda y Lacerda (2004), es muy útil para la traducción inversa de las lenguas romances al inglés, o entre las propias lenguas romances, especialmente francés y portugués. Tiene muy buenas referencias e índices, además de ejemplos de uso y origen de los refranes que recoge: 3800 refranes en francés, 4500 en inglés y más de 6000 en portugués, pero proporciona además equivalencias en italiano (761), español (795), alemán (165), griego (178) y latín (736).

Refranero multilingüe

He dejado para el final este imprescindible recurso para todos aquellos traductores que tengan como origen o meta el español. Liderado por las profesoras Sevilla Muñoz y Zurdo Ayúcar, y alojado en el Centro Virtual Cervantes, es una base de datos en la que se proporcionan, tomando como base el español, traducciones a las siguientes lenguas: alemán, catalán, francés, gallego, griego antiguo, griego moderno, inglés, italiano, portugués, rumano, ruso y vasco.

Realizado por especialistas en cada una de las lenguas, en cada ficha se incluyen datos complementarios, desde sinónimos y antónimos, hasta marcas de uso y contextos. Los refranes en otras lenguas se complementan con la traducción literal al español, que tiene como único objetivo orientar sobre la simbología utilizada por el refrán. Veremos alguna de sus características al ver ejemplos concretos.

La principal ventaja, sin duda, de este recurso es que, al estar en línea e indexado por Google, utilizando este buscador es fácil encontrar los refranes que recoge.

No quiero cerrar esta sección sin hacer referencia a la utilidad de los diccionarios monolingües y a los múltiples recursos que pueden encontrarse hoy en día en Internet.

Respecto a los primeros hay que señalar que la mayoría de ellos no recogen refranes en sus entradas; de hecho, en el DRAE no figuran desde la edición de 1970,3 y lo mismo puede decirse del Webster o del Collins. No queda otro remedio que acudir a los diccionarios monolingües especializados, pero aquí también tropezamos con otro inconveniente, ya que muchos de los que se llaman a sí mismos diccionarios son meros refraneros, recopilaciones donde en la mayoría de los casos ni tan siquiera viene una explicación acerca del sentido del refrán. De entre las posibles recopilaciones de refranes se elegirán, de cara a la traducción, los llamados temáticos, que agrupan los refranes por temas: en español el Martínez Kleiser (1953) cubre sobradamente esta área.

Por otro lado, los recursos accesibles en Internet aumentan notablemente, aunque no todos ellos presentan igual fiabilidad. De todos estos recursos, seleccionaremos dos, uno para la lengua inglesa, The Free Dictionary —los refranes se hallan bajo la etiqueta «Idioms»—, y los comentarios que incluyen los propios usuarios en los foros de WordReference.

¿Cómo traducir un refrán?

A la hora de enfrentarnos a la traducción de un refrán podemos encontrarnos dos situaciones: la primera, que haya una correspondencia plena entre un refrán de la lengua de origen y la lengua meta; la segunda, que no haya esa correspondencia.

Hablamos de correspondencia plena cuando hay tanto correspondencia literal como de sentido. En ese caso la traducción será, en principio, sencilla, pero siempre habrá que tener en cuenta las variables geográficas: ¿es conocido el refrán en todo el ámbito de la lengua o es un refrán local?; temporales: ¿sigue el refrán de actualidad?; o pragmáticas: ¿son exactamente iguales las condiciones en las que se aplica?

En el segundo caso, que no exista esa correspondencia plena, es el que presenta más dificultades para el traductor. Aquí también distinguiremos dos posibilidades: existencia de equivalencia y ausencia total de equivalencia.

Por equivalencia entendemos que, sin existir correspondencia literal entre los dos refranes, sí hay una equivalencia de sentido: ambos expresan los mismos conceptos. Hablamos entonces de correspondencia conceptual. Para este caso se aplican distintas técnicas, según cuál sea el enfoque: búsqueda de actores o protagonistas del refrán: técnica actancial (Sevilla Muñoz, J. y Sevilla Muñoz, M., 2004a); búsqueda por temas: técnica temática (Sevilla Muñoz, J. y Sevilla Muñoz, M., 2004b); búsqueda de posibles sinónimos: técnica sinonímica (Sevilla Muñoz, J. y Sevilla Muñoz, M., 2005); y finalmente búsqueda de hiperónimos: técnica hiperonímica (Sevilla Muñoz, J., 2013).

El que nos decidamos por una u otra técnica dependerá de las características específicas de la traducción; por ejemplo, deberemos recurrir a la búsqueda de posibles sinónimos cuando, pese a existir una correspondencia plena, alguna de las causas mencionadas anteriormente desaconsejen su uso (por ejemplo, que el refrán es conocido solo en un determinado ámbito geográfico). Para la técnica temática es imprescindible contar con un buen diccionario temático en la lengua meta, tal como se ha mencionado arriba.

Para el caso de que no exista una equivalencia, ni tan siquiera hiperonímica, la solución dependerá también de cada tipo de traducción.

Para los ensayos, o textos que admitan notas aclaratorias, suele recurrirse a explicar el refrán en una nota proporcionando la traducción literal a la lengua meta, los juegos de palabras, si los hubiere, y el sentido del refrán.

Para textos donde estas aclaraciones no son posibles o convenientes se podrá optar por:

  • La traducción literal, que puede ser perfectamente posible cuando el refrán vaya acompañado de un presentador paremiológico del tipo: «como dice el refrán», «como dicen en nuestra tierra», «como dice el proverbio ruso»… Este último caso es especialmente interesante, pues aunque el presentador no esté de forma explícita, siempre puede introducirse si así lo aconseja el contexto y el sentido del párrafo. Se puede optar también por la traducción literal o próxima cuando la frase resultante tenga las características de un refrán en la lengua meta. No será un refrán genuino, pero podrá pasar por él.
  • La traducción por otra expresión fija, aunque no sea un refrán ni tan siquiera una paremia, por ejemplo recurriendo a una locución. Este sería considerado un tipo amplio de equivalencia. Se conserva la idiomaticidad y la iconicidad aunque haya que cambiar la sintaxis de la frase.
  • La traducción libre del sentido. Es quizá la técnica más utilizada. Se traduce el concepto recurriendo al discurso libre. Sin duda pierde fuerza no solo icónica, sino también de prestigio. La verdad que se predica no aparece respaldada por ninguna autoridad y se diluye en el discurso propio.

Finalmente, puede optarse por no traducir el refrán, acudiendo o no a técnicas compensatorias. En este caso hay que ver si la supresión de la fórmula paremiológica mutila ostensiblemente el texto. Pese a que, en teoría, las paremias son insertos en el discurso que lo refuerzan pero no forman parte principal de él, no siempre pueden suprimirse sin que el texto sufra en su significado.

En cuanto a las técnicas compensatorias, la inclusión de un refrán en otra parte del texto que no viene en el texto, se utiliza no solo en la traducción sino también en la adaptación a los distintos medios, por ejemplo el teatro o el cine.

Algunos ejemplos

En casa del herrero, cuchillo de palo

Este conocido refrán es uno de los que los paremiólogos califican de universales. La idea que transmite y la forma en que la transmite, con pocas variantes, se da en casi todas las lenguas y culturas. No debería presentar, por tanto, ningún problema traducirlo al francés por Les cordonniers sont toujours les plus mal chaussés (lit. los zapateros son siempre los peor calzados), al alemán por Der Schneider trägt zerrissene Kleider (lit. el sastre viste vestidos rotos); al inglés: The shoemaker’s son always goes barefoot (lit. el hijo del zapatero va siempre descalzo), y así una tras una en todas las lenguas que recoge Paczolay (2002: 63-71) en su obra.

Quedémonos en el idioma inglés y veamos si todas las posibles variantes son válidas. Por ejemplo, en el Refranero multilingüe encontramos la marca «en desuso» para el refrán mencionado arriba, por lo que en principio deberemos ponernos en guardia. Antes de proseguir aclararemos que en desuso no quiere decir «desconocido», aunque el desconocimiento implique necesariamente desuso. Un refrán puede ser conocido perfectamente por la mayoría de los hablantes y no ser utilizado por distintas razones. Algo parecido ocurre con este refrán en inglés.

Consideramos además del arriba mencionado las dos variantes siguientes: The cobbler’s children go unshod (lit. los hijos del zapatero van descalzos) y The tailor’s wife is the worst clad (lit. la mujer del sastre es la peor vestida). Este último es realmente poco conocido, pero no podemos decir lo mismo de los otros dos, que son perfectamente reconocibles. Es más, en el caso del segundo que presentan otras variantes, a veces se abrevia en It’s cobbler’s shoes, que bien podría servirnos para traducir alusiones del tipo «lo del cuchillo de palo» o el refrán abreviado En casa del herrero… Las fuentes consultadas coinciden en que el refrán se usa ahora menos que, por ejemplo, en los años treinta —fenómeno general para todos los refranes— y también presenta variaciones de uso geográficas: es bastante usado en Irlanda, donde alterna con sus equivalentes en idioma irlandés, algo menos en Gran Bretaña, pero bastante usado en los Estados Unidos.4

En cualquier caso, aunque no se usen, son formas perfectamente reconocibles que ciertos encuestados se atreven a desautomatizar: A builder’s wife always lives in an incomplete house! (lit. la mujer del constructor vive siempre en una casa incompleta), The IBMer’s son without a computer (lit. el hijo de un IBMero no tiene ordenador), o comentan divertidos: «No, I haven’t heard it, but I often think that about hairdressers» (lit. No, no lo he oído, pero a menudo pienso así de los peluqueros).

También es preciso tener en cuenta, acerca de este refrán y en otros casos similares, que, si bien en español las variantes son pocas, principalmente en la segunda parte («cuchara de palo», «cuchillo mangorrero», «badil de madero», «asador de madero»), las posibilidades en otros idiomas, por ejemplo el inglés, pueden ser otras que, dependiendo del contexto, cuadren mejor.

En el caso que nos ocupa hay refranes dobles, fácilmente divisibles, que responden al mismo concepto: The blacksmith’s horse and the shoemaker’s family always go unshod (lit. el caballo del herrero y la familia del zapatero siempre van descalzos) o Who goes more bare than the shoemaker’s wife or the smith’s mare? (lit. ¿Quién va más descalzo que la mujer del zapatero y la yegua del herrero?).

There is more than one way to skin a cat

Este refrán anglosajón, muy común en América, se corresponde en sentido con nuestro también muy popular Cada maestrillo tiene su librillo, y también Cada uno tiene su manera de matar las pulgas, más común en algunos países de América. Unos y otros hablan de que hay distintas formas de abordar y resolver los problemas y que cada persona tiene sus métodos; sin embargo, vemos que la imaginería usada por unos y otros es bien diferente, por lo que no siempre serán los más adecuados para utilizar en una traducción, dependiendo del tipo de textos en el que estén insertos.

Si bien admitimos el sentido y significado idiomático de un refrán, independientemente de los elementos que lo componen, y que la mayoría de los hablantes de una lengua tienen asimilado ese significado y relegan a un segundo nivel la suma de significados de sus componentes, no podemos olvidarnos del todo de esa forma externa en la que se presenta el refrán y de las imágenes que utiliza.

Cada maestrillo tiene su librillo, refrán que es frecuente ver adaptado y desautomatizado dependiendo de la situación en que se trate, nos transmite una visión noble, amable y familiar: la figura del maestro. En principio vamos a poder utilizarlo en cualquier contexto, sin embargo, la imagen del refrán anglosajón, literalmente «hay muchas formas de despellejar un gato» se basa en una imagen cruenta, que algunas personas han empezado a cuestionar, y así es fácil encontrar atenuaciones como la siguiente, que encontramos en un libro sobre telescopios del tipo CAT:5

With apologies to animal lovers, there is more than one way to skin a CAT (metaphorically speaking), and there is also more than one way to make one.6

Esta doble atenuación, real en el 2009 en un libro dirigido a público adulto, sería ciertamente innecesaria años atrás, pero es una muestra del grado de hipersensibilidad que pueden despertar las imágenes de ciertos refranes. Dicho esto, deberemos tener en cuenta que si bien la traducción del refrán inglés al español no va presentar ningún problema, contando además con un refrán equivalente donde los actantes son animales, sí lo puede representar la traducción inversa en determinados contextos. Quizá en este caso haya que tener en cuenta los sinónimos propuestos en el Refranero multilingüe: There are more ways to the wood than one (lit. hay más de un camino hacia el bosque); Every man in his own way (lit. cada hombre a su manera); o incluso fórmulas más neutras, aunque más próximas al discurso libre como Everyone has his own way of doing things (lit. cada uno tiene su forma de hacer las cosas).

Hemos puesto como ejemplo un refrán en el que intervienen animales, pero qué decir de los refranes xenófobos o misóginos, por no hablar de que muchos refranes populares utilizan una simbología sexual o escatológica explícita.

Apa trece, pietrele rămân7

El agua pasa, las piedras permanecen. Refrán rumano muy citado, ligado a la historia, al folklore y a la idiosincrasia de este pueblo. Su dificultad no reside solo en una falta de correspondencia en otras lenguas, entre ellas el castellano,8 sino también en explicarlo en la propia, ya que puede presentar distintos significados y aparecer en distintos contextos. La escritora Vasilica Ghiță Ene trata de acercarnos a algunos de esos significados con un texto poético y subjetivo escrito para un programa de radio:

Spunem apa trece, iar pietrele rămân când ne referim la faptele acelea însemnate, bune pietre de hotar în destinul omului, care separă pleava de sămânța curată. Pietre care rămân sunt oamenii ce înfloresc tot ce ating, bucurii ale sufletului recunoscător pentru ceea ce au lăsat aceștia în urmă!

Spunem apa trece, iar pietrele rămân când observăm că dispar relele rămânând lucrul bine făcut, zidul necesar, fapta generoasă, visurile mărețe, dăruirile exemplare.

Apa trece, pietrele rămân spunem și pentru a arăta tuturor celor care doar dărâmă că, odată nimicit ceva în locul căruia nu pui nimic, nimic rămâne și că doar la adăpostul acestor vorbe putem așeza valoarea dătătoare de istorie! «Apa trece, pietrele rămân», este proverbul care ar trebui să ne călăuzească în viață!9

[Decimos El agua pasa, las piedras permanecen cuando nos referimos a hechos importantes, verdaderos hitos en el devenir del ser humano que van separando el grano de la paja. Las piedras que permanecen son los propios hombres que hacen florecer todo lo que tocan, alegrías del alma agradecida por todo lo que ellos han dejado atrás.

Decimos que el agua pasa y las piedras se quedan cuando vemos que desaparecen los malos y se quedan las cosas bien hechas, la generosidad ejemplar, los grandes sueños.

El agua pasa, las piedras se quedan, decimos también, para mostrar a todos aquellos que solo destruyen, que, una vez derribado algo en cuyo lugar no se pone nada, nada queda, y solo al abrigo de estas palabras podremos fijar el valor que les da la historia. El agua pasa, las piedras se quedan es el refrán que nos tiene que guiar en la vida.]

El refrán, decíamos, está muy ligado a la idiosincrasia rumana, a ideales patrióticos. Una canción popular lo toma como título y estribillo; en ella se recuerda la historia, que fue hostil para el pueblo, repitiendo y machacando una y otra vez en el estribillo:

Dar toate trecură, căci un proverb român
Spune: apa trece, dar pietrele rămân.10

[Todo pasó, porque un refrán rumano
dice: el agua pasa, las piedras permanecen.]

La existencia de un presentador suficientemente explícito, «un refrán rumano dice», facilita mucho la traducción literal en este caso; pero además, dadas las características del texto, creemos que debería respetarse esta traducción literal incluso si hubiera un refrán correspondiente en la lengua meta, ya que se debe respetar la idiosincrasia de la lengua de origen.11

El refrán forma parte también del estribillo de otra canción, Verde cubierto de rocío, pero en este caso  popular, folklórica y cantada en toda ocasión:

Da’ vântu’ bate, apa trece pietrele rămân
e și grea, e și frumoasă viața de român.12

[El viento bate, el agua pasa, las piedras se quedan,
¡es difícil, pero hermosa, la vida del rumano!]

El refrán aparece aquí totalmente inserto en el texto, no hay ninguna marca que lo identifique, salvo la competencia paremiológica del pueblo rumano. Un rumano sabrá identificarlo, pero no así un extranjero que se enfrente al texto, un texto poético en el que el viento se contrapone al agua y las piedras. Con la traducción literal, aunque se conserva la fuerza icónica de los elementos naturales —viento, agua, piedras— el pensamiento sapiencial desaparece. Por otra parte, es difícil compensarlo en una composición tan corta. La única solución posible sería, si la melodía lo permitiera, tratar de insertar un presentador, algo así como «dice el refrán», «se dice», etcétera, que ponga de manifiesto que el poeta ha aprovechado una expresión fija para su texto.

Tanto en un caso como en otro, la fórmula sapiencial está presente: los interesados en conquistar el país se han ido y ahora el país pertenece a los rumanos. Hay otros contextos posibles como que no todo es efímero, que el tiempo no consigue borrarlo todo, y también que no vale la pena sufrir porque el agua pasa pero las piedras se quedan.

Quem espera por sapatos de defunto, toda a vida anda descalço

Quien espera por los zapatos del difunto toda la vida anda descalzo. En el ámbito de las lenguas próximas, como son las románicas, encontrar correspondencias para los refranes suele ser relativamente fácil, ya que el pasado común nos lleva a compartir muchos de ellos, pero incluso en este ámbito los traductores pueden preferir la traducción literal a la búsqueda y adaptación del refrán correspondiente en la lengua meta. Es el caso del refrán que nos ocupa, que con ligeras variantes tiene una gran tradición en Portugal, aunque bastante menos en castellano. Ha sido utilizado por distintos escritores, entre ellos Saramago en Ensaio sobre a cegueira, donde aventura un posible origen, creemos que de la propia cosecha del autor:

Descalcemo-nos, disse, Depois vai ser difícil encontrar cada um os seus sapatos, disse alguém, e outro comentou, Os sapatos que sobrarem é que irão ser os verdadeiros sapatos de defunto, com a diferença de que neste caso, ao menos, sempre haverá quem os aproveite, Que história de sapatos de defunto é essa, É um dito, estar à espera de sapatos de defunto significava estar à espera de coisa nenhuma, Porquê, Porque os sapatos com que os mortos eram enterrados eram feitos de cartão, também é certo que seriam suficientes, as almas não têm pés, que se saiba.

Saramago desautomatiza y actualiza el refrán para adaptarlo a su propio discurso, algo que suele ser muy habitual en los textos literarios, donde con frecuencia el refrán se difumina confiando en que la competencia paremiológica del lector sepa descubrirlo.13 En este caso el escritor no lo deja al azar, pues aclara expresamente: «É um dito».

El refrán, aunque no muy conocido, tiene su correspondencia casi literal en español, también en otros idiomas: Quien espera de quien muera los zapatos, mucho tiempo andará descalzo (Flonta, 2001: 428); sin embargo, el traductor ha obviado el refrán español y ha optado por la traducción literal, ya que realmente Saramago hace algo más que una utilización del refrán: hace toda una recreación de él. Las marcas metalingüísticas que se conservan en el texto de destino, dicho y es como, conservan perfectamente el espíritu paremiológico del pasaje:

Descalcémonos, dijo, Después va a ser difícil que cada uno encuentre sus zapatos, dijo alguien, y otro comentó, Los zapatos que sobren serán los verdaderos zapatos del difunto, con la diferencia, de que en este caso, siempre habrá quien los aproveche, Qué historia es esa de los zapatos del difunto, Es un dicho, Esperar los zapatos del difunto es como esperar la nada, Por qué, Porque los zapatos con los que se enterraba a los muertos eran zapatos de cartón, también es cierto que no necesitaba más, las almas no tienen pies que se sepa.14

De Espanha nem bom vento nem bom casamento

Permanecemos en el idioma portugués para hablar de los posibles falsos amigos al hilo de este dictado tópico portugués de origen histórico.15 Un dictado tópico es un refrán relacionado con un determinado lugar o con sus habitantes. Nacidos en muchos casos de la envidia entre vecinos, propiciados mayormente por la rima, no pasan de tener mayor trascendencia. Por decirlo en tono coloquial, nadie se los toma realmente en serio hoy en día, empezando por los propios implicados. Sin embargo, alguno de ellos trasciende este mero juego de lenguaje y se instala en el habla con un significado simbólico. Es el caso que nos ocupa con este refrán, de total actualidad en el portugués de hoy, que previene contra todo aquello que llega literalmente de España. He aquí un ejemplo:

Jerónimo de Sousa não tem dúvidas: a possível descida de impostos, de que Paulo Portas falou em Espanha esta segunda-feira, deve-se apenas ao facto de 2015 «ser ano de eleições». Por isso, o secretário-geral do PCP diz que «de Espanha não vem bom vento nem bom casamento», salientando que «essa voz [do vice-primeiro-ministro] de certeza não é bem-vinda porque tem a perspetiva de enganar os portugueses», que, referiu, «estão a ser vítimas da política de saque» do Governo e da troika.16,17

Son numerosos los dictados tópicos españoles que relacionan ciertos lugares o ciudades con malos vientos y peores casamientos, por ejemplo De Jerez ni buen viento, ni buen casamiento, ni mujer que tome asiento; De Daimiel ni el hombre ni la mujer, y ni el aire si puede ser; De Huelma ni macho ni hembra, ni aire que de allí venga; De Aragón, ni buen viento ni buen varón; De Soria ni aire ni novia; Ni aire solano, ni mujer de Torremilano…

El primero de ellos coincide en su primera parte con el refrán portugués, salvo en lo referente al topónimo, pero, si tenemos en cuenta que ese Jerez que aparece en el refrán es Jerez de los Caballeros, podríamos admitirlo como variante del portugués, pero no es así. El refrán español se mantiene dentro del género tópico y no se usa en contextos diferentes, mientras que el portugués ha sobrepasado esos límites, además de adherirse fuertemente al topónimo España, de tal forma que cualquier cambio no tendría ningún sentido.

Cinco horas con Mario

Para finalizar quiero dar la visión propia sobre la dificultad de traducir a otra lengua una obra tan cargada de fraseología, toda ella escrita en lenguaje coloquial, como es Cinco horas con Mario, novela de Miguel Delibes en la que se han contabilizado más de mil unidades frásicas, de las que cerca de una treintena son refranes. Ante tamaña dificultad, los traductores se ponen la venda casi antes que la herida, y advierten, como hace Frances M. López-Morillas, traductora de la novela al inglés:

In the Spanish original, the protagonist’s style of speaking is a faithful reflection of her social and educational background. The translator has been at pains to convey this background in colloquial and occasionally careless English.18

Igual o parecida opinión transmite la crítica paremiológica de las distintas traducciones, al polaco y alemán (Pietrzak, 2011), al esloveno (Šabec, 2011) y al inglés (Gálvez Vidal, 2014). Todas ellas coinciden en la dificultad de la traducción y en que, en general, la presencia paremiológica en las traducciones es menor que en el original. Sin embargo, no todas ellas evalúan por igual la importancia de las paremias en la obra; así, Gálvez Vidal afirma en sus conclusiones:

El personaje de Carmen en Cinco horas con Mario se encuentra caracterizado por el empleo de las paremias. Esto le confiere unos determinados valores que marcan de forma determinante su identidad y que no son sino el fiel reflejo de una determinada personalidad que Delibes pretendía censurar a través del personaje de Carmen: aquella que representaba el ideal del régimen franquista (p. 53-54).

Gálvez Vidal parte de un trabajo previo, según comenta en una nota al pie, en el que ha estudiado las locuciones; ahora hace un análisis exhaustivo y extraordinario de la versión inglesa; sin embargo estimamos que exagera en la importancia de las paremias, lo que le hace minusvalorar en exceso la versión inglesa.

Por un lado creemos, como expusimos en un trabajo propio (Ugarte García, 2011) para el que ―por estar destinado a una audiencia internacional― elegimos la versión inglesa, que el papel de las paremias para mostrar el pensamiento retrógrado de Carmen fue sobrevalorado por la crítica, sobre todo en los primeros momentos. La utilización de una treintena de paremias en una novela de 300 páginas puede parecernos argumento suficiente o no, pero una afirmación como la que se presenta arriba nos parece demasiado simplista, además de obviar la importancia del resto del texto, que aunque solo sea por su extensión habría que tener en cuenta. Las paremias son un elemento más con el que juega el autor dentro de una novela que está de principio a fin plagada de coloquialismos.

El conservadurismo de Carmen no es menor que el de otros personajes —Mario, sin ir más lejos—, productos de su época con distintos matices, y todo el personaje de Carmen ha sido revisado por la crítica posterior —el propio Delibes se encargó de decir que había cargado las tintas sobre él— sobre todo a partir de la versión teatral, estando ahora ante una visión más dulcificada, más corpórea, y no tan estereotipada de la protagonista. Nos extraña, pues, que Gálvez Vidal diga sobre la traducción:

Al realizar el estudio contrastivo con la versión traducida al inglés, hemos observado que el personaje de Carmen pierde, casi en su totalidad, el uso de refranes que sí hace en la versión original. Este hecho provoca que los lectores anglófonos no perciban de la misma forma al personaje de Carmen, puesto que esta ha dejado de ser una mujer de sabiduría popular e inculta en la versión inglesa. Con ello, no sólo se pierde riqueza en el personaje de Carmen, sino que se pierde el objetivo primordial de Delibes: denunciar al régimen franquista de una forma aparentemente inocua, caracterizando a Carmen como un tipo de persona real correspondiente al ideal franquista.

La sabiduría popular no se muestra solo en los refranes, que ―vistos en el contexto de las muchas afirmaciones y juicios de valor vertidos en la novela― son mínimos, sino en todo el conjunto de lugares comunes, no solo lingüísticos sino también sociales, que se muestran en ella. Para nosotros la presencia de refranes dentro de este discurso es una nota más, colorista y sobre todo costumbrista, pero en forma alguna determinante de su carácter. Hacíamos referencia a la versión teatral y, si la memoria no nos falla, en ella se han suprimido los refranes; sin embargo, nadie osaría decir que se ha mutilado sustancialmente la esencia y el espíritu de la novela.

Por otro lado, la mayor parte son tan comunes que hoy, en un contexto sociopolítico completamente distinto y se supone que más abierto, seguimos utilizándolos con normalidad sin que nos tilden por ello de conservadores, y mucho menos de franquistas. ¿Quién no ha utilizado alguna vez Más vale prevenir que curar o Consejos vendo [y para mí no tengo]?

La crítica de Gálvez Vidal, pese a ser minuciosa y extraordinaria, peca, a nuestro parecer, de dura con la traducción de López-Morillas, cargando las tintas en exceso en el hecho de no haber traducido la mayor parte de los refranes, pudiéndolo haber hecho, como ella misma muestra en su análisis exhaustivo. No estamos de acuerdo con esta afirmación y creemos que Gálvez Vidal ha sido demasiado rígida en su apreciación, llegando incluso a olvidarse de que estamos ante un texto literario con un estilo propio. Creemos, siempre según nuestro punto de vista, que aplicar las recetas que propone habría empeorado la calidad del texto, al menos en algún caso. Veamos dos ejemplos en los que la autora afirma que los refranes no han sido traducidos, cuando a nuestro entender sí lo han sido, y además correctamente.

El primero de ellos es el conocido refrán El diablo sabe más por viejo que por diablo.

Encarna hasta en la sopa, vaya temporaditas, y, por si no fuera bastante, dándola dinero en Madrid, que todo se sabe, Mario, que el diablo sabe más por viejo que por diablo, y no voy a decirte que se pusiera a trabajar, que eso lo último, pero padres tiene me parece a mí.

Encarna’s in our hair all the time, my, such a lot of little visits, and as if that wasn’t enough, you giving her money in Madrid, everything comes out in the end, Mario, the devil knows more because he’s old than because he’s the devil, and I’m not going to tell you she ought to work, that be the last straw, but she has parents it seems to me.

Dejaré al lector juzgar si desde el punto de vista frásico el párrafo está bien compensado en la lengua meta, incluso le invitaré también a ver dónde residen los elementos más conservadores del pensamiento, y me centraré en la traducción del refrán, que para mí es adecuada. Sin embargo, no lo es para Gálvez Vidal que propone, siguiendo sus palabras, la técnica actancial: The devil knows many things because he is old. No sabemos en qué repertorios ingleses se ha basado la autora de la crítica, ni tampoco las razones por las que la traducción del refrán no le parece la adecuada, pero el refrán utilizado es una variante perfectamente válida del refrán propuesto, que los lectores anglosajones pueden reconocer perfectamente, ya que el actante es el mismo en ambos casos: el diablo. Es más, creemos que la utilización del refrán inglés, utilizado en una forma más canónica, suponiendo que lo sea, forzaría la sintaxis rompiendo la flexibilidad coloquial que tiene el párrafo de Delibes, y que creemos que el traductor conserva en su versión. Recordamos, una vez más, que los escritores no siempre utilizan los refranes en la forma que solemos encontrar en los diccionarios y que entre estos hay diferencias.

En el segundo ejemplo elegido nos enfrentamos a un refrán incompleto, inserto en un párrafo donde también abundan las unidades frásicas y los elementos coloquiales: A buen entendedor [pocas palabras bastan].

La categoría obliga, tonto de capirote, y un catedrático, no te digo que sea un ingeniero, pero es alguien, creo yo, que el mismo Antonio cuando le hicieron director, aunque con mucha vaselina, ya te lo vino a decir, que a buen entendedor, que la bici sobraba, pero tú erre que erre, que para ti no hay Antonios ni Antonias, como yo digo.

Como vemos, más allá del refrán hay otros elementos que pueden dificultar la traducción, incluyendo ese coloquialismo propio del español de matiz irónico y peyorativo basado en el doble género: «no hay Antonios ni Antonias».19 La traductora ha optado aquí por tomarse mayor libertad que en el caso anterior; no entraremos tampoco a valorar si ha conseguido transmitir todos los giros del texto primitivo, pero sí nos centraremos en el refrán.

A person can’t thumb his nose at the whole world, everybody has to live in their place in society, a person’s rank carries obligations, you utter fool, and a teacher, I don’t say an engineer, but he’s somebody, I think, why, Antonio himself, when they made him principal, even if he was smooth as butter about it, came to tell you a word to the wise, that the bike was too much, but you kept right on, no Antonios for you or Antonias either, like I say.

El refrán completo en inglés, que es el propuesto por Gálvez Vidal, siguiendo la técnica temática, es A word to the wise is enough, que realmente se desvía poco de lo que encontramos en el texto traducido, y en nuestra opinión sí está recogido el refrán aunque no coincida exactamente con la forma canónica.

Por una parte no podemos obviar que se parte en español de un refrán diluido en el texto e incompleto, que el lector debe completar en su segunda parte («pocas palabras bastan»), pero no siempre se enuncian los refranes en forma incompleta por economía de lenguaje, ya que son conocidos por los lectores, sino por razones estilísticas, como creemos es el caso. Por otra parte, la autora de la crítica incluye también en la traducción del refrán la parte previa: «came to tell you», con lo que la traducción del refrán parece desviarse más de la forma canónica que lo que realmente lo hace. Creemos que esa parte previa traduce el giro «te vino a decir», con lo que el refrán quedaría traducido por «a word to the wise». La alteración de la sintaxis y la introducción de formas compensatorias han alterado la estructura primitiva, pero el refrán, realmente aquí una fórmula de apoyo más que una fórmula sapiencial, permanece. Incompleto en español, el lector anglosajón deberá completar también mentalmente una segunda parte, «is enough», pero no le costará reconocer que estamos ante una fórmula fija y no un discurso totalmente libre. La inclusión del refrán completo forzaría aún más la sintaxis del párrafo y añadiría elementos que siendo estrictos no están en la versión original.

Conclusión

La traducción de refranes presenta una complejidad mayor que la del texto libre, ya que se suman una serie de factores:

  • Factores lingüísticos: derivados de las características de los propios refranes en cada lengua, rima, aposición, palabras idiomáticas.
  • Factores paremiológicos: falta de refranes equivalentes en la lengua meta.
  • Factores sociolingüísticos: los refranes y las imágenes que utilizan están muy ligados a la cultura del país de origen.
  • Factores pragmáticos: donde se contemplan variantes diacrónicas, diatópicas, diastráticas y diafásicas.

No hay reglas generales y las concordancias facilitadas por los diccionarios han de verse a la luz de los factores anteriores. Cada situación, cada caso, ha de verse como un caso único para aplicar la mejor solución. Insistimos en que la competencia paremiológica en ambas lenguas debe ser la guía principal a la hora de traducir los refranes, para saber realmente integrarlos en el estilo del escrito.

Referencias

Abreu, E. dos Santos; Lacerda, R. Cortes de; Lacerda, H. da R. Cortes de. Dicionário de Provérbios Francês, Português, Inglês.2ª edición. Brasil: Editora Unesp, 2004. 762 p.

Campos, Juana G. y Barella, Ana. Diccionario de refranes. Madrid: Espasa-Calpe, 1993.

Centro Virtual Cervantes. Refranero multilingüe. Madrid: CVC. [Consulta: 18/02/2015].

Flonta, Teodor. A Dictionary of English and Romance Languages Equivalent Proverbs. Hobart (Tasmania, Australia): Deproverbio.com, 2001. 582 p.

Gálvez Vidal, Alba María. «Las paremias como recurso literario y su traducción». Paremia, 23 (2014), p. 45-55. [Consulta: 05/03/2015].

Martínez Kleiser, Luis. Refranero general ideológico español. Madrid: Librería y Casa Editorial Hernando, 1953.

Mieder, Wolfgang; Kingsbury, Stewart A. y Harder, B. [ed.] A Dictionary of American Proverbs. Nueva York: Oxford University Press, 1992. 726 p.

Paczolay, Gyula. European proverbs. Hobart (Tasmania, Australia): Deproverbio.com, 2002. 528 p.

Pietrzak, Justyna. «Cinco horas con Mario de Miguel Delibes: estudio traductológico de los refranes en la edición polaca y alemana». Paremia, 20 (2011), p. 53-64. [Consulta: 01/03/2015].

Postigo Aldeamill, María Josefa. «José Saramago y los proverbios». Revista de Filología Románica. Anejos, II (2001), p. 267-299. [Consulta: 18/02/2015].

Šabec, Maja. «Unidades fraseológicas en la traducción eslovena de Cinco horas con Mario de Miguel Delibes». Paremia, 20 (2011), p 41-52. [Consulta: 01/03/2015].

Sevilla Muñoz, Julia. «La técnica hiperonímica en la traducción de refranes y frases proverbiales». El Trujamán (2013). [Consulta: 05/03/2015].

Sevilla Muñoz, Julia y Sevilla Muñoz, Manuel. «La técnica actancial en la traducción de refranes y frases proverbiales». El Trujamán (2004a). [Consulta: 05/03/2015].

Sevilla Muñoz, Julia y Sevilla Muñoz, Manuel. «La técnica temática en la traducción de refranes y frases proverbiales». El Trujamán (2004b). [Consulta: 05/03/2015].

Sevilla Muñoz, Julia y Sevilla Muñoz, Manuel. «La técnica sinonímica en la traducción de refranes y frases proverbiales». El Trujamán (2005). [Consulta: 05/03/2015].

The Free Dictionary. [Consulta: 18/02/2015].

Ugarte García, María del Carmen. «The role of proverbs in Five hours with Mario». En: 4th Interdisciplinary Colloquium on Proverbs – Proceedings. Tavira: Associação Internacional de Paremiologia, 2011. [Consulta: 05/03/2015]

WordReference. [Consulta: 18/02/2015].


1 Trad.: Un refrán es una frase corta, y generalmente conocida, que expresa puntos de vista comunes, tradicionales y didácticos en forma metafórica y fija, fácil además de recordar y repetir.

2 Aunque solo proporciona traducciones para el francés, italiano, español, rumano y portugués, la ayuda, por similitud, puede hacerse extensiva a las otras lenguas romances no consideradas.

3 Los refranes que aparecían hasta ese momento en el DRAE fueron recogidos en un libro específico por Campos y Barella (1993), en el que además se recogen ejemplos y referencias de uso.

4 Para la redacción de este punto han sido de inestimable ayuda los datos y comentarios proporcionados por la paremióloga Fionnuala Williams, de Irlanda.

5 CAT: Catadioptrip telescope. (Rod Mollise, 2009: Choosing and Using a New CAT: Getting the Most from Your Schmidt Cassegrain or Any Catadioptric Telescope. Google Ebook.).

6 Trad.: Con disculpas para los amantes de los animales, hay muchas formas de despellejar un CAT (metafóricamente hablando), y también más de una forma de fabricarlo.

7 Ejemplos y traducción proporcionados por Dana Oprica.

8 En ciertos contextos pensamos que podría equivaler al refrán castellano El viento que corre muda la veleta, mas no la torre, que favorece la firmeza y la constancia de los hombres.

9 <http://www.antenasatelor.ro/tradi%C8%9Bii/proverbele-rom%C3%A2nilor/712-%E2%80%9Eapa-trece,-pietrele-raman%E2%80%9D.html>, [consulta: 03/03/2015].

10 Una versión en <https://www.youtube.com/watch?v=vwa3W-ze7O0>, [consulta: 03/03/2015].

11 En <http://lyricstranslate.com/ro/apa-trece-pietrele-r%C4%83m%C3%A2n-water-flows-stones-remain.html>, [consulta: 03/03/2015], hemos encontrado la traducción al inglés que también respeta la traducción literal. Solo añadiremos un pequeño comentario, ya que han utilizado idiom en vez de proverb en esa lengua. Proverb debe ser  la traducción para el equivalente rumano proverb, ya que conserva en ambas lenguas el carácter sapiencial que no tiene por qué tener idiom.

12 Una versión en <https://www.youtube.com/watch?v=feI6enzCMOk>, [consulta: 03/03/2015].

13 Un interesante estudio sobre el uso de los proverbios en Saramago lo encontramos en Postigo Aldeamil (2001).

14 Se respeta la peculiar puntuación del autor.

15 La periodista Virginia López, corresponsal en Lisboa, publicó en el 2012 un libro, originalmente en portugués, con el título del refrán, en el que repasa los estereotipos entre las dos naciones a lo largo de diez siglos de historia. En España se publicó utilizando la traducción literal: De España, ni buen viento ni buen casamiento.

16 Fuente: <http://www.dn.pt/politica/interior.aspx?content_id=3679134>, [consulta: 03/05/2015].

17 Tr.: Jerónimo de Sousa no tiene dudas: la posible reducción de los impuestos, que Paulo Portas anunció en España el lunes, se debe únicamente al hecho de que el 2015 «es un año de elecciones». Por lo tanto, el secretario general del PCP dice que «De España ni buen viento, ni buen casamiento», señalando que «esta voz [la del viceprimer ministro] ciertamente no es bienvenida, porque tiene en perspectiva engañar a los portugueses», que, según dijo, «están sufriendo de la política de saqueo» del gobierno y la troika.

18 Tr.: En el original español la forma de hablar de la protagonista es un fiel reflejo de su educación y estrato social. La traductora ha tenido que hacer un gran esfuerzo para trasladar este trasfondo a un inglés coloquial poco pulido.

19 Por razones de espacio no hemos tratado los problemas derivados de la aparición en los refranes de palabras idiomáticas, es decir aquellas que solo existen en un determinado refrán o expresión, por ejemplo No hay don sin din, donde la palabra din se usa realmente solo en fórmulas frásicas.

María del Carmen Ugarte García
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María del Carmen Ugarte García, nacida en Gumiel de Izán (Burgos) en 1953. Eco­no­mis­ta y filóloga. Doctora en Filo­lo­gía por la Uni­ver­sidad Com­plu­tense de Madrid (2012). Durante 35 años trabajó como economista y técnica de sistemas en IBM, com­pa­gi­nando las labores téc­ni­cas profe­sionales con la inves­tigación en el campo de la termi­no­logía infor­mática en castellano. Tras la preju­bilación en el 2010, se dedica a la inves­tigación de la cultura popular, con especial atención al campo de la pare­mio­logía. Miembro de la Associação Internacional de Paremiologia/ International Association of Paremiology (AIP-IAP), Europhras (Asociación Europea de Fraseo­logía) y de la Asociación de Amigos de la Fundación Joaquín Díaz. La mayor parte de sus trabajos académicos puede consultarse aquí.

María del Carmen Ugarte García
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María del Carmen Ugarte García, nacida en Gumiel de Izán (Burgos) en 1953. Eco­no­mis­ta y filóloga. Doctora en Filo­lo­gía por la Uni­ver­sidad Com­plu­tense de Madrid (2012). Durante 35 años trabajó como economista y técnica de sistemas en IBM, com­pa­gi­nando las labores téc­ni­cas profe­sionales con la inves­tigación en el campo de la termi­no­logía infor­mática en castellano. Tras la preju­bilación en el 2010, se dedica a la inves­tigación de la cultura popular, con especial atención al campo de la pare­mio­logía. Miembro de la Associação Internacional de Paremiologia/ International Association of Paremiology (AIP-IAP), Europhras (Asociación Europea de Fraseo­logía) y de la Asociación de Amigos de la Fundación Joaquín Díaz. La mayor parte de sus trabajos académicos puede consultarse aquí.
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