23 abril 2024
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Caminante, no hay camino, se hace camino al andar

El tiempo y el espacio se podrían ver como un chicle, que se estira y se acorta en función de quién los esté manejando… o mascando, para seguir con la metáfora.

En este artículo, Marcos Randulfe nos cuenta cómo podemos utilizar el tiempo y el espacio a nuestra disposición de manera provechosa, tanto en épocas de vacas flacas como en las temporadas de más trabajo. La formación continua es un elemento esencial de la preparación de un intérprete de conferencias, y si una cosa nos ha ofrecido esta larga y tediosa pandemia de covid-19 es una infinidad de cursos y herramientas para el desarrollo personal y profesional. Lo mejor que podemos hacer es poner al mal tiempo buena cara y sacarle el máximo partido.  

La formación continua es un elemento esencial de la preparación de un intérprete de conferencias.

Todos hemos oído que a veces la realidad supera a la ficción, pero quién nos iba a decir que un día cualquiera de 2020 los conceptos de tiempo y espacio empezarían a estirarse como un chicle y veríamos nuestra vida profesional y personal a través de un nuevo prisma. Sin embargo, si uno tiende a ver el vaso medio lleno, ¿por qué no afrontar ese cambio con energía e ilusión? Me gustaría compartir con los lectores de La Linterna del Traductor cómo he vivido yo este cambio de paradigma espaciotemporal.

La oferta online se sigue manteniendo y creo que no debemos desperdiciar la oportunidad de mejorar nuestras competencias lingüísticas y de completar nuestro perfil académico.

Casi de la noche a la mañana, muchas universidades y centros de estudios optaron por ofrecer de manera virtual cursos que antes eran presenciales. Personalmente, cuando vi la oportunidad de seguir formándome en mis campos de especialización o de perfeccionar mis idiomas de trabajo a través de webinarios y todo tipo de talleres, reorganicé mis prioridades y me puse manos a la obra: formaciones sobre interpretación remota y sus distintas plataformas (a través de las redes del Parlamento Europeo, del KCI de la Comisión Europea, de Techforword, de asociaciones como AGPTI o AICE, de colegas como José Sentamans, Maha El-Metwally, Alessandra Vita o Matthew Perret…), sobre trastornos y cuidados de la voz (seminarios de Andrea Caniato, Formación Alcalá, charlas en la Terp Summit, clases magistrales personalizadas…), cursos de francés jurídico (UNED, Open University…), talleres sobre dialectos del italiano y el italiano de la medicina (FedericaX, La palestra per interpreti…), sobre historia de Polonia (Cultura Polaca, Uniwersytet Jagielloński…), sobre armonía (Berklee College)… De hecho, rara era la semana que mi agenda no incluyera alguna actividad online. Eso sí, mis premisas siempre eran que debía primar la calidad (si bien a veces uno se llevaba desagradables sorpresas) y que no quería sentir que «no me daba la vida». Echando la vista atrás, me doy cuenta de que todos estos meses han sido un proceso de aprendizaje. Pero, ojo, la oferta online se sigue manteniendo y creo que no debemos desperdiciar la oportunidad de mejorar nuestras competencias lingüísticas y de completar nuestro perfil académico. Es cierto que la época puramente universitaria ya es historia para muchos de nosotros, pero si los tiempos cambian, los avances tecnológicos se suceden, la lengua muta, los refranes y modismos se actualizan y los idiomas a veces se oxidan por la falta de uso, ¿por qué no habríamos de aspirar los lingüistas a ponernos al día nosotros también? Si cuando ofrecemos nuestros servicios subrayamos la calidad que ofrecemos, esta debe estar sustentada en una formación continua. Y no es titulitis, es pasión por la mejora personal y profesional. En mi caso, por delante tengo un taller de etología canina (en Edogtorial) y quiero indagar sobre dos plataformas que aún no conozco, ya que, aunque doy prioridad a interpretar en un hub, me parece muy útil conocer los pros y los contras de esta forma de trabajar con el fin de dar una explicación más completa a mis potenciales clientes. Mientras no sucumba a la procrastinación, lo veo factible.

Solo nosotros sabemos cuánto podemos abarcar y de cuántas salsas queremos ser el perejil.

No obstante, este «nuevo chicle» no solo ha abierto la puerta a formaciones no presenciales, sino que también nos ha invitado a dejarnos caer más por foros o listas de distribución y a actualizar nuestra presencia online. Yo, por ejemplo, he invertido tiempo en actualizar a fondo mi LinkedIn (ayudado por un taller impartido por Rocío Serrano y organizado por AICE), mi currículo, mi portafolio de trabajos y mis demos de locución, he analizado mis contactos de Twitter, me he puesto al día con las suscripciones a boletines y canales de YouTube (Iberian Media para el mundo del doblaje, Lourdes de Rioja, Translating for Europe, Interpreting at London Met, IBPG, WISE o REPRIS para interpretación o la Mediateca de la Universidade de Vigo para disfrutar y aprender con ponencias de calidad sobre el gremio), y he practicado el egosurfing para analizar la imagen profesional que proyecto en las redes. ¿Que podría haberlo hecho anteriormente sin necesidad de una pandemia? Lo hacía, pero quizá no de manera tan sistemática y concienzuda como ahora. Lo ideal sería que, una vez vuelva la ansiada normalidad, siguiéramos dedicando esos minutos diarios a actualizar nuestras redes sociales y a contribuir en la medida en que podamos con las asociaciones a las que hemos querido pertenecer. Ahora bien, solo nosotros sabemos cuánto podemos abarcar y de cuántas salsas queremos ser el perejil.

Tres paquetes de chicles
Tiempo y espacio, un chicle que se estira y se acorta.
© Aleks Dorohovich

Por otro lado, no solo de trabajo vivimos los autónomos y hay vida más allá de Trados y de las cabinas. Con un plus de organización, he pasado a disfrutar de más podcasts (radio24 o storielibere.fm en italiano, radio-en-ligne.fr en francés…), a descubrir nuevas páginas de las que descargarme partituras, a probar recetas que llevaban tiempo en el limbo, a leer más y mejor e incluso a recuperarme de lesiones deportivas gracias a un plan detallado de ejercicios. Las horas de sueño han sido más reparadoras, las conversaciones familiares, más habituales, ¡y la reorganización de la oficina incluso placentera! Y así, a toro pasado, he comprendido que no es tanto que el tiempo y el espacio se hayan «achiclado», sino que nosotros mismos podemos estirar nuestro tiempo a voluntad, al menos hasta cierto punto. Eso sí, cada uno a su (sano) ritmo y siguiendo su (sensato) criterio.

Seguro que a estas alturas de la película habrá pocos compañeros que no hayan puesto en marcha su plan B o incluso C.

¿Significa esto que la nueva realidad no me ha traído quebraderos de cabeza profesionales? ¡Al contrario! Los ha traído y de todos los colores, pero he intentado que el shock inicial y la marea de cancelaciones de los encargos de interpretación ya cerrados no me impidieran ver las oportunidades que iban surgiendo en los servicios que ofrezco de traducción audiovisual, locución y docencia, o en mimar a los nuevos clientes que, ¡sorpresa!, han surgido durante este tiempo. Sí, ha habido (y hay) que explicar una y otra vez los presupuestos, ha habido que revisar en detalle las condiciones de los contratos, ha habido que hacer encaje de bolillos con fechas de entregas o solicitar presupuestos en hubs de interpretación… Pero de todo se aprende. Seguro que a estas alturas de la película habrá pocos compañeros que no hayan puesto en marcha su plan B o incluso C.

Eso sí, ojalá no hubiéramos tenido/tuviéramos que sufrir las consecuencias de la pandemia y ojalá siguieran con nosotros muchos seres queridos que echamos en falta, pero lamentablemente eso no está en nuestras manos. Lo que sí podemos hacer es «cambiar de gafas» y aprender a gestionar de manera idónea nuestro tiempo, nuestro espacio y nuestras emociones. A fin de cuentas, si hay algo que creo que nos puede mantener a flote en medio de esta zozobra es la salud, el buen humor y la paz mental, y aunque para eso también hay talleres en línea, quizá el primer paso esté en poner todo de nuestra parte y ser positivos, desde la silla de la oficina y desde el sofá.

Marcos Randulfe
Marcos Randulfe Sánchez
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Licenciado en Traducción e Interpretación (Universidad de Salamanca) y máster en Interpretación de Conferencias (Universidad de Bradford, Reino Unido). Ha cursado formación complementaria en el Institut Libre Marie Haps (Bruselas) y en los campos de la voz, el protocolo y la gestión de proyectos. Profesional freelance con amplia experiencia para clientes privados, agencias, ministerios y organismos internacionales. Trabaja en modalidad presencial y remota e imparte ocasionalmente cursos de interpretación, traducción audiovisual y voz para intérpretes.

Marcos Randulfe Sánchez
Marcos Randulfe Sánchez
Licenciado en Traducción e Interpretación (Universidad de Salamanca) y máster en Interpretación de Conferencias (Universidad de Bradford, Reino Unido). Ha cursado formación complementaria en el Institut Libre Marie Haps (Bruselas) y en los campos de la voz, el protocolo y la gestión de proyectos. Profesional freelance con amplia experiencia para clientes privados, agencias, ministerios y organismos internacionales. Trabaja en modalidad presencial y remota e imparte ocasionalmente cursos de interpretación, traducción audiovisual y voz para intérpretes.

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