22 diciembre 2025
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‘La Linterna’ entrevista a Rosa Llopis, flamante presidenta de Asetrad 2025-2027

En la Asamblea General de mayo de 2025, celebrada en Santander, se proclamó una nueva Junta Directiva de Asetrad. Para seguir la tradición, La Linterna ha entrevistado a la flamante presidenta, que en esta ocasión es la socia Rosa Llopis. Anteriormente, Rosa también formó parte de la Junta Directiva 2023-2025, proclamada en Las Palmas de Gran Canaria. A continuación, nos cuenta cómo ha sido su viaje hasta llegar a la presidencia, cuál es su visión del asociacionismo y qué le gustaría lograr para Asetrad. Aprovechamos para desearles mucho éxito a ella y a sus compañeros de junta: sus logros como junteros serán los logros de todos los integrantes de la familia asetradera.

Rosa, ante todo, enhorabuena por el nombramiento y gracias por prestarte a esta entrevista. ¿Cuántos años llevas en Asetrad y cuál ha sido tu actividad en la asociación hasta llegar a presidenta?

Pues justo este año cumplo mi primera década como miembro de Asetrad y espero que sigan muchas más.

¿Qué te ha impulsado a asumir un cargo que implica tanta responsabilidad y trabajo?

Después de varios años colaborando con la junta de otras maneras, en 2023 sentí que ya podía dar un paso más hacia adelante y entrar a formar parte de la junta.

Creo que formar parte de una asociación implica aportar algo en la medida que se pueda. Desde que me asocié, me he implicado ayudando a organizar las cenas (al principio) y comidas (ahora) de Año Nuevo, y tenía claro que aquello solo era un aperitivo. Sabía que, en algún momento, acabaría entrando en la junta directiva, aunque al principio me sentía demasiado novata y, además, sentía que todavía no tenía los mimbres necesarios ni la situación adecuada para formar parte de algo tan serio; supongo que pensaba que no había llegado el momento. No obstante, después de varios años colaborando con la junta de otras maneras, en 2023 sentí que ya podía dar un paso más hacia adelante y entrar a formar parte de la junta porque, en realidad, es algo que nunca viene bien, y lo cómodo es ir postergándolo.

Una vez dentro, me di cuenta de que el trabajo como vocal depende de tu capacidad de dar; nadie te exige ni está controlando lo que haces o si llegas a hacer todo lo que la junta directiva se ha propuesto, sino más bien al contrario: tanto tus compañeras como las personas asociadas se muestran agradecidas por tu trabajo e implicación. En ciertas épocas puede ser absorbente, no voy a mentir, pero lo es tanto como tú, como vocal, estés dispuesta a permitir.

Tampoco voy a fingir que quería quedarme un par de años más y asumir un cargo de tanta responsabilidad. En realidad, al principio tenía clarísimo que solo quería estar dos años como vocal de Actos y luego pasar la antorcha a otras personas. Sin embargo, cuando llevaba casi un año dentro de la junta, tuve que cogerme una baja algo precipitada que coincidió en un momento de mucho trabajo para la vocalía en la que estaba. Ver como el resto de la junta se volcaba en ayudar a mi compañero, Miguel (recién incorporado), para sacar todo el trabajo adelante hizo que me diera cuenta de que formaba parte de algo muy bonito y de que quería seguir aportando mi granito de arena. Supe que iba a quedarme dos años más pasara lo que pasara e intuí que sería en algún cargo de responsabilidad.

No quiero decir que yo fuera la más indicada para el cargo de presidenta, pero sí que tengo algunas cualidades que hacen que, dentro de todo el trabajo que conlleva, me sienta más o menos a gusto.

Cuando comenzamos a comentar dentro de la junta anterior quién quería repetir y empezamos a decir dónde nos sentíamos más cómodos, los cargos y las vocalías se fueron repartiendo de una forma muy natural, encajando con las mejores aptitudes y la forma de ser de cada uno. Con esto no quiero decir que yo fuera la más indicada para el cargo de presidenta, pero sí que tengo algunas cualidades que hacen que, dentro de todo el trabajo que conlleva, me sienta más o menos a gusto: soy organizada, se me da bien gestionar y coordinar, me siento cómoda hablando en público, sé mediar en reuniones y en situaciones difíciles y, sobre todo, he entendido que nada es tan urgente como la vida de una misma.

Una vez dentro, te das cuenta de que, tal y como me advirtió Adriana, mi predecesora, la presidencia conlleva mucho trabajo de hormiguita, y que hay veces que debes encargarte de cosas que no son nada agradables o que realmente no son para lo que tú te uniste a la junta en su día, pero al fin y al cabo son cosas que han de sacarse adelante o solventarse e intentas hacerlo de la mejor manera posible, pensando siempre en las personas asociadas, el bien de la asociación y la profesión, y sin olvidar nunca que estás ahí por amor (verdadero amor) al arte. Lo haré mejor o peor, pero la intención es esa, aportar mi granito de arena.

¿Qué te gusta más de tu labor como juntera (incluida tu etapa como vocal)?

La sensación de que estás aportando a tu profesión y a tus compañeros, y hacerlo rodeada de magníficas personas. Es un trabajo en equipo muy bonito en el que no solo te apoyas en tus actuales compañeras de la junta, sino también en las anteriores. A veces, te embarcas en proyectos a largo plazo y frustra un poco no ver los frutos o tener que esperar, pero, entonces, de repente algo que inició una junta anterior se materializa o da una sorpresa como los premios que la FIT nos ha concedido a la web y a esta fantástica revista. Aunque no hayas participado de manera directa o solo lo hayas hecho de forma puntual, son momentos que resultan muy gratificantes. Ver que el esfuerzo de las personas que te han precedido no solo no cae en saco roto, sino que da frutos, te anima a proseguir con nuevos proyectos; además, cuando les escribes o llamas para informarles, la felicidad que sienten resulta contagiosa.

Es cierto que, a lo largo del camino, hay que llevar a cabo tareas tediosas o que puede parecerte que realmente no aportan gran cosa, o que solo aportan a nivel práctico.

Es cierto que, a lo largo del camino, hay que llevar a cabo tareas tediosas o que puede parecerte que realmente no aportan gran cosa, o que solo aportan a nivel práctico (localizar una nueva sede o un nuevo proveedor, por ejemplo), pero a la vez estás trabajando en otras que sabes que van a suponer un beneficio grupal, y es en ese aspecto en el que te debes centrar como juntera.

La presidencia puede parecer muy glamurosa, pero no todo es siempre tan bonito: ¿qué te cuesta más (o te gusta menos, te da más pereza…)?

Por un lado, precisamente esas tareas más burocráticas o administrativas que has de hacer sí o sí, que te quitan tiempo y, a veces, energía para esos proyectos realmente apasionantes o con los que crees que la asociación y la profesión se van a beneficiar. Por otro, lidiar con personas ajenas a la asociación que no nos entienden, piensan en lo suyo y pueden resultar un desafío. No obstante, en esos casos creo que hay que recordarse a una misma que, aunque no te queda más remedio que lidiar con estas situaciones, no estás en la junta solo para esas cuestiones, sino para otras más importantes y, a largo plazo, gratificantes.

¿Cuál es tu visión del asociacionismo y, más concretamente, de la función que desempeña Asetrad?

En mi opinión, el asociacionismo y formar parte de Asetrad es una manera de unir fuerzas para trabajar en un objetivo común: dignificar nuestra profesión. Como profesionales autónomos que mayoritariamente trabajamos desde casa, resulta muy difícil conseguir cambios o mejoras porque no dejas de ser una persona que intenta hacer pedagogía entre sus clientes o conocidos. Sin embargo, al asociarse, la suma de todas esas personas forma un grupo con mayor capacidad de organización y maniobra.

Esta unión nos permite embarcarnos en proyectos tan complejos como analizar los efectos de la inteligencia artificial en nuestra profesión.

Esta unión nos permite embarcarnos en proyectos tan complejos como analizar los efectos de la inteligencia artificial en nuestra profesión, repartiéndonos el trabajo entre varias personas para llegar a unas conclusiones y reivindicaciones que representan a un conjunto y con las que podemos entablar conversaciones con entidades superiores. Además, hacerlo desde una asociación como Asetrad nos ofrece un altavoz y una serie de medios con los que hacer llegar nuestra voz más lejos y hacer una labor divulgativa.

Creo que Asetrad es una manera de unir y canalizar fuerzas, de que cada persona asociada aporte su granito de arena con sus mejores habilidades o destrezas, y, así, granito a granito, construir un muro sólido al que subirnos y darnos a conocer al mundo.

En la revista no podemos estar más de acuerdo con esa última afirmación. Ahora, cuéntanos: qué te gustaría hacer durante tu mandato, si hay algún proyecto que te interese en especial o que te haga ilusión abordar.

Creo que es fundamental que revisemos bien nuestros cimientos y nos planteemos qué caminos queremos tomar y cómo hacerlo.

Por un lado, me gustaría seguir la estela de las personas que me han precedido y hacer de Asetrad una asociación más fuerte y con capacidad para llegar más lejos. Para ello, creo que es fundamental que revisemos bien nuestros cimientos y nos planteemos qué caminos queremos tomar y cómo hacerlo. Ahora, cuando estamos a punto de cumplir un cuarto de siglo, es buen momento para parar, echar la vista atrás, reflexionar y reforzar nuestras bases. En ese sentido, el mandato de revisar y actualizar los Estatutos y el Reglamento Interno me parece muy interesante y un proyecto que será muy beneficioso. A lo largo de estos casi veinticinco años se han actualizado algunos artículos puntuales, pero no se ha hecho un análisis en profundidad. A mi modo de ver, esto es muy positivo porque significa que partimos de una buenísima base, pero es cierto que tanto la asociación en sí como los tiempos que corren y la realidad profesional han cambiado muchísimo desde que se redactaron, y es importante para las juntas que los pilares de nuestra asociación estén al día.

A veces, cuando consulto el Reglamento Interno o los Estatutos para asegurarme de cómo debemos proceder ante determinadas situaciones, me pregunto si las personas que se encargaron en su día de su redacción se imaginaban que Asetrad llegaría tan lejos, con cerca de 1600 personas asociadas. Al leerlos, me maravilla entender cuantísimo ha cambiado la asociación y la profesión en todo este tiempo y me pregunto qué nos depararán los próximos veinticinco años. Creo que estamos en el momento idóneo para reflexionar, y eso comienza con una buena revisión de lo que tenemos hasta ahora.

Por otro lado, tenemos entre mano otros dos proyectos que hemos heredado de la junta anterior y que me parece que serán muy beneficiosos para la asociación y el gremio.

Por otro lado, tenemos entre mano otros dos proyectos que hemos heredado de la junta anterior y que me parece que serán muy beneficiosos para la asociación y el gremio. El primero es una encuesta interna para entender mejor la realidad de las personas asociadas y la profesión; queremos conocer mejor nuestra situación real, qué rumbos están tomando nuestros clientes y los propios socios, los desafíos a los que nos enfrentamos, nuestras preocupaciones, etcétera. Otro es el Grupo de Trabajo de Inteligencia Artificial: no es necesario que insista en lo importantísimo que es en estos momentos que entendamos bien cómo nos afecta, cuál es nuestra postura, ya no solo como asociación, sino a nivel individual, y cómo defenderla.

Curiosamente, creo que estos tres proyectos se podrán nutrir entre ellos, pues para actualizar los Estatutos y el Reglamento Interno es necesario entender bien la realidad de la profesión y los desafíos a los que nos enfrentamos. Del mismo modo, la encuesta ha de tener en cuenta cómo afecta la inteligencia artificial a las personas asociadas, y estoy segura de que al Grupo de Trabajo de IA le ayudará conocer la realidad de los socios y, también, entender bien los documentos sobre los que se apoya Asetrad. Me da la sensación de que se producirán sinergias muy interesantes y tengo claro que este va a ser un camino de muy largo recorrido.

Me gustaría aprovechar todo ese trabajo para reforzar nuestra presencia en ferias y entornos donde podamos conversar con usuarios y clientes, divulgar con un discurso bien trabajado y actualizado.

Por último, me gustaría aprovechar todo ese trabajo para reforzar nuestra presencia en ferias y entornos donde podamos conversar con usuarios y clientes, divulgar con un discurso bien trabajado y actualizado. Y, por supuesto, tener la oportunidad de participar en mesas de trabajo con diferentes ministerios o direcciones generales para defender nuestra profesión ante la Administración pública, de nuevo con un argumentario bien elaborado.

Sé que son propósitos muy ambiciosos y que tal vez algunos no lleguen a materializarse en estos dos años, pero creo que el trabajo que vayamos haciendo poquito a poco va a ser muy útil para avanzar con paso firme. De la misma manera que el esfuerzo de personas que me han precedido hoy sirve a la actual junta directiva para llegar más lejos, el que estamos llevando a cabo ahora servirá a las futuras juntas. Este es un trabajo que no cesa, sino que se va concatenando junta tras junta y no podemos pensar únicamente a dos años vista.

¿Cuáles son, a tu parecer, los principales desafíos a los que se enfrenta hoy Asetrad?

Sin duda, estamos en una época de cambio muy importante en la que nos enfrentamos a varios desafíos. La inteligencia artificial es el primero que nos viene a la cabeza y no es para menos, ya que todos, en mayor o menor medida, estamos viendo una bajada en el volumen de trabajo y nos preguntamos si será algo pasajero, si las aguas volverán a su cauce y, en ese caso, cómo lo harán, qué cambios permanecerán.

Creo que estamos en una época en la que no dejamos de encadenar crisis tras crisis y eso afecta tanto a las tarifas como a las condiciones y, por qué no decirlo, al prestigio de nuestras profesiones.

No obstante, me da la sensación de que eso es solo la punta del iceberg. Creo que estamos en una época en la que no dejamos de encadenar crisis tras crisis y eso afecta tanto a las tarifas como a las condiciones y, por qué no decirlo, al prestigio de nuestras profesiones.

Como decía, en nuestro día a día, esto se traduce, una vez más, en un empeoramiento de nuestras condiciones de trabajo, sobre todo, de las tarifas. Al sumar esto con la sensación generalizada de que todo puede traducirse, interpretarse o corregirse (desde un correo a un libro, una película, una conferencia o un ensayo clínico) con inteligencia artificial y que esta incluso puede hacerlo mejor que un traductor humano, nuestras profesiones se están desprestigiando cada vez más. Contar con un profesional de carne y hueso se considera cada vez más innecesario y hasta ridículo porque, si no traduces tú mismo tus contenidos con IA, es porque no estás al día, ¡espabila! Dudo mucho que nadie vaya a decirle a un médico o un abogado que dentro de nada se quedará sin trabajo porque la inteligencia artificial lo hará mucho mejor, traductores, correctores e intérpretes están hasta las narices de oír esa premonición.

Se está produciendo una fuga de cerebros importante, incluso me arriesgaría a decir que sin precedentes, aunque tales afirmaciones se las dejo a personas con mayor recorrido que yo.

Al sumar todas estas partes, estoy comprobando que la sensación generalizada entre las personas asociadas es de cansancio, hartazgo y desánimo. Y lo que es peor: se está produciendo una fuga de cerebros importante, incluso me arriesgaría a decir que sin precedentes, aunque tales afirmaciones se las dejo a personas con mayor recorrido que yo. Lo que sí tengo claro es que estoy observando que tanto gente veterana como recién salida de las aulas está optando por tomar nuevos rumbos, buscar pastos más verdes. Al ver esto, a veces me pregunto ¿cómo defender una profesión cuando muchas personas que la ejercen están bajándose del carro, y las que permanecen están llenas de pesimismo? ¿Merece la pena luchar contra una corriente tan fuerte que lo arrastra todo? Pues es muy duro, complicado, difícil y agotador, pero creo que este es uno de esos momentos en los que, precisamente, es más importante que nunca seguir remando a favor de nuestras profesiones y nuestra asociación.

Dicho todo lo anterior, ¿qué idea clave te gustaría trasmitir desde tu nuevo cargo?

Gracias al trabajo previo, estamos en una posición buena para aprovechar el altavoz en el que nos hemos convertido e intentar llegar más lejos.

Creo que en Asetrad hay personas que tienen muchas ganas de seguir luchando juntas y que, gracias al trabajo previo, estamos en una posición buena para aprovechar el altavoz en el que nos hemos convertido e intentar llegar más lejos, alzar más la voz y no dejar de tocar puertas para que nadie olvide lo importante y necesaria que es nuestra labor.

Rosa Llopis
Rosa Llopis
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Es traductora e intérprete especializada en gastronomía. Desde 2020, trabaja con editoriales para las que traduce, corrige y edita como autónoma libros que profundizan en la cultura gastronómica desde diferentes perspectivas: recetarios, monográficos, ensayos, tratados, historia, etcétera. En 2015 se asoció a Asetrad y desde 2023 forma parte de la junta directiva, los dos primeros años como vocal de Actos y ahora, en la Junta Directiva 2025-2027, como presidenta.

Rosa Llopis
Rosa Llopis
Es traductora e intérprete especializada en gastronomía. Desde 2020, trabaja con editoriales para las que traduce, corrige y edita como autónoma libros que profundizan en la cultura gastronómica desde diferentes perspectivas: recetarios, monográficos, ensayos, tratados, historia, etcétera. En 2015 se asoció a Asetrad y desde 2023 forma parte de la junta directiva, los dos primeros años como vocal de Actos y ahora, en la Junta Directiva 2025-2027, como presidenta.

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