En este artículo se analiza la traducción al inglés de un fragmento de un cuento gauchesco contemporáneo. Se señalan tanto los aciertos de la traducción como las dificultades para obtener una versión que transmita, a un público de habla inglesa, las mismas impresiones que el cuento original produce en un lector argentino familiarizado con el lenguaje de los gauchos. La conclusión es que, gracias a una variedad de técnicas de traducción, el contenido esencial del cuento puede transmitirse, pero sin una cantidad de aclaraciones de orden tanto lingüístico cuanto cultural —como las que se hacen en este artículo— es difícil o imposible producir en un lector extranjero el mismo efecto que el original. Se insinúa la conveniencia de que, ante una traducción literaria de esta índole, se recurra a notas explicativas y/o a un glosario sobre el dialecto en cuestión.
Introducción
Recibo un pequeño sobre por correo: es un envío de Miguel Ángel Montezanti. Miguel es profesor de traducción literaria en la Universidad de La Plata y ya hemos mantenido varias veces intercambio epistolar, particularmente en torno de su estupenda versión de los sonetos de Shakespeare. Esta vez, sin embargo, lo que recibo no parece tener nada que ver con las actividades y vocaciones que le conozco.
Se trata de un opúsculo de veintisiete páginas que contiene cinco cuentos, todos ellos ambientados en la pampa gaucha y en un tiempo que no es el actual. El librito obtuvo el primer premio en el Concurso Internacional Hespérides de Cuento y Poesía. Más por ser de Miguel que por haber sido premiado, me lanzo de inmediato a la lectura de este sorpresivo material.
Mi sorpresa se acrecienta al leer los breves cuentos. Imaginaba a Miguel enfrascado en, y totalmente imbuido de, el mundo anglosajón. Todo lo que conocía de él (además de los sonetos y otras obras de Shakespeare, tradujo los cuartetos de T. S. Eliot y los poemas de Wilfred Owen; y en su cátedra trabaja con autores ingleses y norteamericanos) me llevó a formarme una imagen muy distinta de la que este librito insinúa: la de un conocedor profundo del lenguaje, las costumbres y las ideas de los gauchos. Una veta desconocida. Como si, de pronto, un pintor cuyos cuadros admiramos nos diera a conocer… ¡su último cuarteto para cuerdas!
Los cinco cuentos me gustan, pero sobre todo uno llamado, con concisión gauchesca, «Fatalidad». De inmediato comienzo a barruntar un proyecto.
Mucho se ha hablado sobre la «intraducibilidad» de ciertas obras, el utopismo de querer rescatar en otra lengua los infinitos matices, sutilezas y detalles de una cultura distinta, que puede tener muchos siglos de vida. Traduttore, traditore es una verdad irrefutable. Todos hemos tenido experiencias (como lectores o traductores) de intentos que a menudo se frustran por la esencia misma de la tarea. Aquí sentí de pronto que estaba ante un ejemplo muy útil y en circunstancias sumamente favorables: un cuento que reunía muchísimas características propias de la cultura gauchesca, a priori —según lo anterior— irreproducibles en otro idioma; un autor que conocía perfectamente, como la palma de su mano, la lengua inglesa; una traductora de habla inglesa pero afincada en nuestro país hacía décadas, excelente lectora y conocedora de la cultura pampeana.
A Laura Pakter la tenía entonces como alumna en uno de mis talleres: su objetivo era perfeccionar el castellano; habitualmente traducía del castellano al inglés, pero aún no podía hacerlo con soltura en el sentido inverso. Le di a leer el cuento y, cuando me dijo que le había gustado, le propuse traducir el fragmento inicial, de unas cuatrocientas palabras. Luego debatiríamos juntos su traducción y, por último, le enviaríamos la versión final a Miguel para que opinara.
Así se hizo. No previmos que, por los numerosos detalles de que nos ocupamos más adelante, en los «Comentarios» (véase más abajo), llegaríamos a cinco versiones antes de animarnos a recabar la opinión del autor, y dos más después de haber terciado él.
Tenemos aquí, pues, el fragmento original con que se inicia «Fatalidad», suficientemente autónomo como para que pueda desgajárselo del resto del cuento; luego, la séptima versión en inglés, que por pedido expreso del autor se ha dejado tal cual, sin notas de pie de página. Esta versión sería la que leería, en definitiva, un lector de habla inglesa. En los «Comentarios» hemos señalado dos tipos de factores. Por un lado, las soluciones que nos parecen satisfactorias y las razones de que eso suceda. Por otro lado, lo «intraducible», explicado mediante la multitud de pormenores que deberían agregarse para que ese presunto lector entendiera lo mismo que un hablante del castellano con conocimiento de lo gauchesco. Las traiciones inevitables… al menos dentro de las posibilidades de estos traductores.
Fatalidad
(fragmento)
Miguel Ángel Montezanti
Desde el cepo colombiano, que lo compenetraba con la tierra del calabozo, Juan Almirón comprendió que pudo y no pudo quedarse en las casas aquella tarde, mientras su mujer remendaba la ropa con una aguja finita y su hija de ocho años practicaba un bordado. Había llovido hasta el cansancio, buena oportunidad para arreglar el apero, que estaba cayéndose a pedazos.
Ir a la pulpería significaba pendencia segura.
Quedarse en el rancho era lo mismo que desgraciarse. Su pequeñita tierra, al norte de Paraná, era codiciada: él lo sabía. También era codiciada su mujer, linda como flor de ceibo. El juez menudeaba las visitas y a él lo despachaba con algún encargo.
Esta vez —así lo había resuelto— sería la última.
Pero no tuvo valor para enfrentarla. Si sacaba la daga iba a ser para matar. Y mató, nomás. Pudo no haber matado cuando lo saludaron con un puazo muy insolente. Acababa de dejar el zaino en el palenque y la penumbra de la pulpería le impidió de momento distinguir quiénes estaban. Pero a los oídos no los afecta la oscuridad. El tape Encarnación Cufré era el que estaba más hacia el rincón, y jugaba al monte. Era amigo de refranes y el que soltó lo hizo como metiéndolo en el juego. La intención, con todo, era clarita:
—Llueva, llueva, hasta que el cuerno ablande.
Pudo haberse sentado en otra mesa; pudo haber pedido una caña; pudo no haber matado a nadie, tascando el freno, como suele decirse, o volviéndose a su rancho. Pero sin saber cómo la daga se le agarrotó en una mano y en la otra se le prendieron unas crenchas gruesas. Pertenecían al tape, que se levantó como un tigre. Se trenzaron ahí nomás, entre sillas admiradas y naipes mirones.
Juan Almirón pudo y no pudo huir; la selva era espesa y él conocía las picadas, los arroyos y las cuchillas. Además tenía amigos del otro lado del río. Pero había matado en buena ley, y se quedó, por más que sabía que el juez iba a ser muy malo con él.
Fate
(excerpt)
(7th version)
Translated by Laura Pakter
Locked tightly into the stocks, his body encrusted with the dirt of the cell, Juan Almirón understood that he could but could not have stayed at the shacks that afternoon, while his wife mended the clothes with a fine needle and his eight-year-old daughter practiced her embroidery. The endless rain was wearying. It was a good moment to repair the horse’s gear, which was falling to pieces.
Going over to the pulpería would undoubtedly mean a fight.
If he stayed at the shack, he might have to do the unlawful. His small piece of land, north of Paraná, was much coveted. That he knew. So was his wife, who was as beautiful as the flower of the ceibo tree. The judge was increasingly stopping by and sending him off on errands.
But this time, he had determined, would be the last.
Yet, he did not have the courage to face up to it. If he pulled out his knife, it would be to kill. And that he did. He need not have killed when, upon entering the pulpería, they insolently wounded him with their jibes. He had just tethered his chestnut to the hitching post and the darkness inside the pulpería prevented him from seeing who was there at first. But the dark does not stop you from hearing. The swarthy Encarnación Cufré was the one sitting off in the corner at a game of monte. He was inclined to repeat popular sayings and he said one now off the top of his head, as if it were part of the game. His intention, however, was crystal clear:
«Rain, rain, till the horn has waned.»
Juan could have sat down at another table; he could have ordered something to drink. He need not have killed anyone —clamping the bit, so to speak. He could have returned to the shack. But without even realizing it, he found himself firmly holding his knife in one hand and a thick mane in the other. It was the swarthy man’s, who had risen up like a tiger. They became locked in a fight right then and there, between startled chairs and peering cards.
Juan Almirón could but could not have fled. The forest was dense and he knew the trails, the streams, and the low hills. Besides, he had friends on the other side of the river. Still, he had killed fair and square and so he stayed, even though he knew that the judge would be harsh.
Comentarios
[Se da primero el original en castellano; abajo, su traducción. En muchos casos se agrega una retrotraducción (back-translation), que procuramos literal, para que se advierta más claramente el propósito del comentario que viene a continuación.]
– Desde el cepo colombiano,…
– Locked tightly into the stocks,…
Retrotraducción (en adelante, Retr): Encerrado apretadamente en el cepo,…
Comentario: El cepo es un instrumento de tortura muy antiguo, probablemente medieval. El cepo colombiano, cuyo origen es de América meridional, se basa en el mismo principio; sólo que en lugar de poner la cabeza, brazos y piernas dentro de un madero con agujeros especiales para ellos, el prisionero es oprimido y sofocado mediante correas fuertemente apretadas entre sí con dos fusiles entrecruzados. También llamado de campaña, a veces era un solo fusil, o un simple palo, pasado por debajo de las rodillas y apoyado sobre los brazos a la altura de los codos. Las muñecas se amarraban por delante, sobre las pantorrillas. Es decir, que el hombre quedaba sentado sobre la tierra como tomándose las rodillas, aunque sin poder cambiar esa posición. El cansancio terminaba por derribarlo, por dejarlo acostado en tierra. Por eso dice luego el texto original que el cepo «lo compenetraba con la tierra».
Hay en la traducción, pues, una evidente pérdida de especificidad del instrumento de tortura empleado, quizás importante si se tiene en cuenta que la acción se desarrolla en la Argentina, donde era más frecuente el uso del cepo colombiano que el del cepo común.
– que lo compenetraba con la tierra del calabozo,…
– his body encrusted with the dirt of the cell,…
Retr: su cuerpo incrustado por la suciedad de la celda
Comentario: No se llegó fácilmente a esta versión final. A lo largo de las cinco primeras, había quedado: «which dug deep into him, as did the dirt from his cell». Fue una sugerencia del autor, al elevársele la quinta versión, la que llevó a esta fórmula más concisa, en una sola cláusula. Nótese, empero, la pérdida del verbo compenetraba, tan peculiar, que parece hacer del individuo y la tierra una misma cosa. Por otra parte, una palabra tan simple como tierra, que según los casos puede traducirse al inglés como earth, soil, dust, etcétera, adquiere con dirt un matiz de suciedad, coherente, pero no presente en el término castellano si se lo aparta de su contexto.
– Juan Almirón comprendió que pudo y no pudo quedarse en las casas aquella tarde,…
– Juan Almirón understood that he could but could not have stayed at the shacks that afternoon,…
Comentario: No es necesaria en este caso la retrotraducción; la traducción es fiel, salvo en dos aspectos: donde el original decía «pudo y no pudo» se tradujo «could but could not», trocando el nexo conjuntivo por otro adversativo. La frase «pudo y no pudo» hace referencia a que la voluntad del hombre no siempre le pertenece; hay imperativos, instintos, impulsos que lo llevan a torcerla. Nos pareció (a traductora y revisor) que el but inglés reforzaba aun más esta contradicción íntima. El autor aprobó el cambio.
Están luego las casas. La frase se usa mucho en plural en el campo argentino aun cuando quien la dice solo aluda a una casa, la propia. Y esa casa nunca es the house, la casa del mundo urbano, que por humilde o miserable que sea no se asemeja al rancho del paisano. En cuanto al plural, deriva de que los ranchos suelen agruparse formando rancheríos. La palabra inglesa shack era muy apropiada para designar el rancho, y nada impedía pluralizarla.
– mientras su mujer remendaba la ropa con una aguja finita y su hija de ocho años practicaba un bordado.
– while his wife mended the clothes with a fine needle and his eight-year-old daughter practiced her embroidery.
Comentario: De nuevo, es innecesaria la retrotraducción: la versión hallada se ajusta por entero al original, salvo quizá en la «aguja finita», vertido por «fine needle». Es que la aguja de coser es finita pero no tanto como para poner little needle o thin needle. El término es más bien comparativo, ya que la aguja de bordar —la que usaba la hija— es normalmente más gruesa.
– Había llovido hasta el cansancio,…
– The endless rain was wearying,…
Retr: La lluvia interminable era cansadora/agotadora.
Comentario: Tampoco a esta solución se llegó enseguida. Antes se había probado con «[i]t had been pouring with rain», «[i]t had been pouring endlessly with rain». La pérdida persistía, porque hasta el cansancio tiene un matiz subjetivo, el efecto que la lluvia provoca en los que están ociosos, y este matiz estaba ausente en ambas versiones. Finalmente se dio, gracias al wearying, con una muy próxima a lo que quiso transmitir el autor.
– buena oportunidad para arreglar el apero, que estaba cayéndose a pedazos.
– It was a good moment to repair the horse’s gear, which was falling to pieces.
Comentario: 1) [M]oment parece más natural, en un contexto como éste, que el más formal opportunity. 2) [T]he horse’s gear: enseguida nos ocuparemos de esto. 3) [W]as falling to pieces es exacta, y una de las ocasiones poco frecuentes en que un modismo de la lengua de origen coincide literalmente con otro de la lengua de destino. Una equivalencia perfecta.
«[E]l apero»: En la primera versión se usó harness, etimológicamente emparentado con nuestro arnés. Pero apero, en el sentido de «recado de montar», es un argentinismo o americanismo idiosincrásico. Sus elementos constitutivos difieren mucho de los que componen los arneses o monturas europeos o norteamericanos. Al utilizar harness, que se aplica a todo tipo de montura, había forzosamente una pérdida.
Una segunda versión dio «gear and trappings», con el objeto de abarcar mediante el desdoblamiento la gran cantidad de elementos que integran el apero. Finalmente, se pensó que con «horse’s gear» bastaba.
Para quien conozca el apero argentino, la palabra resulta insuficiente por su falta de especificidad. Sin embargo, no parece haber modo de transmitir su composición si no es con una nota al pie. Ya dijimos en la introducción que, por pedido del autor, las notas al pie estaban vedadas, ya que rompen el efecto literario.
– Ir a la pulpería significaba pendencia segura.
– Going over to the pulpería would undoubtedly mean a fight.
Comentario: Se habrá advertido que ni en cepo colombiano ni en apero se recurrió al préstamo. Nuestro propósito era evitar los préstamos en todo lo posible, porque si se abusa de ellos la traducción termina perdiendo el carácter que se intenta darle: un texto que el lector extranjero encuentre legible y natural, como si hubiera sido escrito en su propia lengua. La pulpería fue nuestra única excepción en este fragmento. Ni general store ni tavern, como figura en varios diccionarios bilingües, tienen las peculiaridades de la pulpería, donde no solo se tomaban bebidas alcohólicas sino que se vendía yerba, maíz, harina y todos los artículos de consumo más habituales del gaucho.
– Quedarse en el rancho era lo mismo que desgraciarse.
– If he stayed at the shack, he might have to do the unlawful.
Retr: Si él se quedaba en el rancho, tal vez tuviera que cometer un acto ilícito.
Comentario: La retrotraducción permite apreciar que: 1) Una única cláusula concisa y sin comas fue vertida por las dos cláusulas clásicas del enunciado condicional. 2) «[E]ra lo mismo» se subdividió por un lado en el if inicial, y por el otro en «he might have to do». No pudimos hallar una fórmula natural que se aproximara más. 3) El «desgraciarse» del original pasó a «to do the unlawful», y es aquí tal vez donde se aprecia más netamente la pérdida. Desgraciarse es un término infrecuente, casi inexistente en zonas urbanas, y tiene un toque gauchesco muy perceptible. No es solo cometer un delito, es desgraciarse con la vida misma, atraer la desgracia —que el gaucho siente omnipresente e inevitable— como succionándola hacia el propio destino.
– Su pequeñita tierra, al norte de Paraná, era codiciada:
– His small piece of land, north of Paraná, was much coveted.
Comentario: Los diminutivos españoles no designan, por cierto, sólo el tamaño. Hay en muchos de ellos un elemento, a veces inconsciente, de cariño, confraternidad o ternura. Difícil transmitirlo en inglés, donde la pequeña parcela de tierra queda despojada de su significado emocional para el dueño.
En el adjetivo final, hubo un refuerzo adverbial («much coveted»), dictado por lo que sigue en el relato.
– : él lo sabía.
– That he knew.
Comentario: La breve cláusula sigue en el original a dos puntos, vale decir, forma parte de una misma oración. En inglés se la ha separado en una oración aparte. La puntuación inglesa subdivide y fragmenta mucho más, y para conservar la naturalidad, a menudo hay que introducir pequeños cambios como este.
– También era codiciada su mujer, linda como flor de ceibo.
– So was his wife, who was as beautiful as the flower of the ceibo tree.
Retr: También lo era su esposa, quien era tan hermosa/bella como la flor del árbol del ceibo.
Comentario: El original se abstiene de repetir el verbo, que resultaría redundante. El gaucho habla de su mujer, la cual puede o no ser su esposa; con suma frecuencia no lo es; no obstante, sería artificial poner en este lugar his woman. La segunda cláusula, «linda como flor de ceibo», contiene varios elementos irreproducibles. En primer lugar, su condición de dicho popular frecuente; en segundo término, su brevedad; tercero, no hay palabra inglesa que recapture el lindo nuestro, más cargado de emoción y más desprendido de toda formalidad que cualquier pretty, fine, beautiful o lovely. Por último, flor de ceibo es una frase corriente, que cualquier paisano de la pampa tiene en la punta de la lengua; en inglés no hay más remedio que caer en la flor del árbol del ceibo.
– El juez menudeaba las visitas y a él lo despachaba con algún encargo.
– The judge was increasingly stopping by and sending him off on errands.
Retr: El juez le hacía cada vez más visitas y lo enviaba a él a cumplir encargos.
Comentario: El verbo «menudeaba», amén de regional (se lo escucha poco en las ciudades), es irónico. Contiene un componente de incremento gradual que en inglés se traspuso en el adverbio increasingly. La ubicación de «a él» en el original resalta que no la despachaba a ella (su mujer, con quien quería estar). La fórmula «lo despachaba» es despectiva: el juez trataba a Almirón como si fuera su cadete o su peón. Y «con algún encargo» destaca, en ese algún, la inimportancia del encargo, su futilidad como tal. Lo importante era que el marido se fuese. Todos estos pequeños matices se pierden, lamentablemente, en la traducción.
– Esta vez —así lo había resuelto— sería la última.
– But this time, he had determined, would be the last.
Comentario: Todo concuerda, salvo la puntuación. Los incisos entre rayas, o no existen en inglés (se usa una sola raya al comienzo), o no destacan tanto lo que encierran como el inciso castellano —al contrario de lo que ocurre con los paréntesis, que por lo general se emplean para algo secundario o incluso prescindible—. Es otra diferencia notoria de puntuación entre las dos lenguas. En este mismo párrafo he usado paréntesis y rayas de inciso a modo de ejemplo.
– Pero no tuvo valor para enfrentarla.
– Yet, he did not have the courage to face up to it.
Comentario: El yet inicial, seguido de la coma, es tan rotundo como el pero castellano, rotundidad esta última derivada de que no es tan habitual (como en inglés) usarlo al comienzo de una oración. Hay incluso una ventaja, creo, en la traducción respecto del original: «enfrentarla» tiene como antecedente «[e]sta vez»; de lo contrario, tendría que ser enfrentarlo o enfrentar la situación, que es exactamente lo que transmite«to face up to it».
– Si sacaba la daga iba a ser para matar. Y mató, nomás.
– If he pulled out his knife, it would be to kill. And that he did.
Comentario: Basta ver cualquier dibujo o foto de las dagas europeas, y conocer el facón propio del gaucho, para saber que no son la misma cosa. Sin embargo, la traducción es correcta, porque el paisano adoptó la palabra europea para designar su cuchillo, que no era utilizado solamente como arma sino como utensilio de trabajo diario.
En la segunda oración, la retrotraducción daría y eso es lo que hizo. ¡Cuán lejos estamos del imposible nomás, un refuerzo enfático para indicar precisamente, pero también el peso ineludible de la fatalidad!
– Pudo no haber matado cuando lo saludaron con un puazo muy insolente.
– He need not have killed when, upon entering the pulpería, they insolently wounded him with their jibes.
Retr: Pudo no haber matado cuando, al entrar a la pulpería, ellos lo rodearon insolentemente con sus burlas.
Comentario: La primera discrepancia patente es el agregado de «upon entering the pulpería». Este agregado se entiende en el contexto de lo que sigue en el relato. ¿Se justifica? No sé. Tal vez la lengua inglesa exija ciertas precisiones que en castellano se sortean.
Pero la verdadera dificultad la plantea puazo, término no incluido en el corpus académico, localismo que pocos diccionarios registran, y que connota la sensación psíquica de ser herido físicamente, como si a uno le metieran una púa en el cuerpo. Trae reminiscencias de las riñas de gallos, tan frecuentes entonces en la campaña argentina, ya quepúa es un localismo para el espolón con el que el gallo da sus golpes mortales al rival.
– Acababa de dejar el zaino en el palenque…
– He had just tethered his chestnut to the hitching post…
Comentario: Discutimos bastante, recurriendo a distintos diccionarios ecuestres, si chestnut era una traducción exacta de zaino y si no sería, por ejemplo, un dark bay. Al final, resolvimos que el color del caballo no tenía relevancia; sí que fuera uno de los términos más frecuentes con que el gaucho designa al caballo, su camarada permanente: alazán, bayo, tobiano, overo, oscuro… para el caso habrían sido lo mismo.
Nótese el inglés his antes de la designación del caballo, absolutamente congruente, porque el paisano casi nunca anda en caballo ajeno.
La especificidad del verbo to tether compensa en parte la falta de especificidad del hitching post. Este último puede ser, por ejemplo, vertical, mientras que el palenque americano es siempre un poste horizontal apoyado en los extremos en otros dos postes. Nos pareció, empero, que la divergencia era mínima y no valía la pena incurrir en un nuevo préstamo.
– y la penumbra de la pulpería le impidió de momento distinguir quiénes estaban.
– and the darkness inside the pulpería prevented him from seeing who was there at first.
Comentario: Sólo hay dos pequeños detalles comentables. Es cierto que una cosa es la penumbra y otra la oscuridad; pero el término inglés parece acomodarse a ambos coloridos… o ausencia de todo colorido. Si no, habría que haber utilizado semidarkness, que nos sonaba cultista, poco corriente. El segundo detalle es que la construcción inglesa obliga a cambiar de lugar el adverbio de tiempo («at first»), introduciendo así una levísima demora respecto de lo que se lee en castellano.
– Pero a los oídos no los afecta la oscuridad.
– But the dark does not stop you from hearing.
Retr: Pero lo oscuro no le impide a uno escuchar.
Comentario: Es obvio que en la traducción no se quiso repetir darkness, ya usada en la oración anterior; «a los oídos no los afecta» es más directo e inmediato que el circunloquio «no le impide a uno escuchar».
– El tape Encarnación Cufré era el que estaba más hacia el rincón, y jugaba al monte.
– The swarthy Encarnación Cufré was the one sitting off in the corner at a game of monte.
Comentario: Grandes debates sobre si tape era una designación física (individuo de rasgos aindiados, pero no indio) o un mero apodo, como quien dice el Ñato, el Tito o el Cacho. Nos quedamos con la primera posibilidad. De todas maneras, swarthy (= dark colored) es solo aproximativo y renuncia al carácter coloquial y regional de tape, usado principalmente en la pampa y las provincias del Litoral argentino.
Por fortuna, la palabra monte pasó intacta del español antiguo al inglés, y aunque muchos anglosajones no lo conozcan, es un juego de naipes harto habitual en gran parte de la Argentina.
Otra historia es el nombre Encarnación. Difícil que el autor lo haya elegido al azar. Designa el color de la carne humana, pero —y esto es mucho más importante— también una «personificación, representación o símbolo de una idea, doctrina, etcétera». Quizás el tape Encarnación personificaba el destino aciago, la mala fortuna que se le cruzó ese día a Juan Almirón y que cambió su vida.
¿Cómo es posible transmitir esto a un angloparlante sin decir todo lo anterior?
– Era amigo de refranes y el que soltó lo hizo como metiéndolo en el juego.
– He was inclined to repeat popular sayings and he said one now off the top of his head, as if it were part of his game.
Comentario: Es evidente la diferencia entre «el que soltó», conciso y tajante como la acción que designa, frase que contiene inmediatez y agresión, y «he said one now off the top of his head», aunque en contenido la frase sea equivalente. No es menos evidente que con «as if it were part of his game» se logró una gran proximidad a «como metiéndolo en el juego».
– La intención, con todo, era clarita:
– His intention, however, was crystal clear:
Comentario: Ya nos hemos referido antes al valor afectivo de los diminutivos como clarita, aquí más notorio aún, ya que no se trata de algo claro pero pequeño, sino de algo claro como el cristal. De ahí que la traducción sea muy satisfactoria. El significado de con todo, bien recogido por however, sería: a pesar de ser parte del juego, el refrán o dicho que enunció el tape Encarnación tenía una intención distinta.
– Llueva, llueva, hasta que el cuerno ablande.
– «Rain, rain, till the horn has waned.»
Comentario: Llegamos así al momento más polémico de nuestra tarea conjunta. Primero, porque al principio Laura y yo no entendimos si se trataba realmente de un refrán popular; no lo conocíamos ni figuraba en ninguna parte. Segundo, porque las variantes que recogió Laura en una infatigable búsqueda de refranes ingleses con algún parecido no fueron del agrado del autor. Finalmente, la traductora inventó esta fórmula, que nos satisfizo a todos.
Algunos de los refranes ingleses propuestos:
- A woman that spins in vice has her smock full of lice.
- If you provide a man with horns, he may gore you.
- Horne and Thorne shall make England forlorne.
- The horn, the horn, the lusty horn / is not a thing to laugh to scorn.
Es obvio que en los dos primeros, aunque nos acerquemos a la idea, nos apartamos totalmente del carácter del dicho, su brevedad y contundencia, y, por supuesto, de su rima. El tercero tiene brevedad y rima, pero es muy antiguo y nos pareció poco comprensible. El cuarto fue el que más nos gustó y permaneció en pie a lo largo de sucesivas versiones, hasta que la traductora dio con su feliz invento, breve, rimado y casi literal.
Ahora bien: ¿de dónde había salido este refrán? Nadie sino el autor pudo decírnoslo:
«Mi finada abuela refería un cruce verbal entre una oveja y una vaca: cada cual se burlaba de las deficiencias de la otra y hacía alarde de sus propias virtudes. La primera decía: «Hiele, hiele, hasta que la pata pele». La otra respondía: «Llueva, llueva, hasta que el cuerno ablande». Esta segunda parte es la que usé: se relaciona con la posible situación de Juan Almirón. Es un refrán campero, y como tal alude a un elemento de nuestra realidad pecuaria.»
– Pudo haberse sentado en otra mesa; pudo haber pedido una caña…
– Juan could have sat down at another table; he could have ordered something to drink.
Comentario: Desde ya que something to drink es una generalización respecto de una caña. Esta bebida americana no tiene un equivalente en inglés: «uncured brandy or rum», dice un diccionario. La alternativa era, nuevamente, caer en un término como brandy o rum, ajeno a este medio cultural (como sucedía con harness en lugar de apero), o incorporar el préstamo, caña. Nos pareció mejor la generalización, pero es incontrovertible que algo del color local se ha perdido.
– pudo no haber matado a nadie, tascando el freno, como suele decirse, o volviéndose a su rancho.
– He need not have killed anyone –clamping the bit, so to speak. He could have returned to the shack.
Comentario: La oración única del original se ha subdividido en inglés en dos oraciones. (Ya hemos hablado de las diferencias de puntuación entre las dos lenguas.) La reiteración «pudo… pudo… pudo» se recupera en la última oración inglesa con el agregado del «[h]e could have returned», que corresponde a «o volviéndose». Con relación a los dos modismos, «tascando el freno» y «clamping the bit», parece haber un alto grado de correspondencia entre ambos.
– Pero sin saber cómo la daga se le agarrotó en una mano…
– But without even realizing it, he found himself firmly holding his knife in one hand…
Retr: Pero sin siquiera darse cuenta, se encontró sosteniendo firmemente el cuchillo en una mano.
Comentario: Del cuchillo como daga ya hemos dicho algo. Discutimos si valía la pena agregar la frase without realizing it, o dejar simplemente [b]ut he found himself…; resolvimos que era conveniente realzar el «sin saber cómo», que de la otra manera se hubiera perdido. Es otra señal del inexorable destino. El relato nos cuenta todas estas acciones violentas como si no fueran producto de la voluntad de Juan, sino hechos fortuitos que le suceden. La fórmula inglesa «he found himself» y el realce brindado por without realizing it contribuyen a dar la misma impresión.
Y sin duda lo más difícil de esta cláusula era «se le agarrotó», verbo que incluso nos era desconocido a traductora y revisor. En apariencia, aludía a la acepción académica «apretar una cosa en la mano fuertemente, sin necesidad de garrote». El autor lo confirmó. De ahí la versión propuesta.
– y en la otra se le prendieron unas crenchas gruesas.
– and a thick mane in the other.
Comentario: El verbo utilizado en inglés para la cláusula anterior («holding») se hace extensivo a esta otra.
– Pertenecían al tape, que se levantó como un tigre.
– It was the swarthy man’s, who had risen up like a tiger.
Comentario: Son válidas las observaciones anteriores sobre el tape, aunque aquí este término aparece solo, sin el nombre adjunto, con lo cual en inglés exige el agregado de man. La pequeña diferencia de tiempo verbal («se levantó», «who had risen up» = se había levantado) es gramaticalmente necesaria.
– Se trenzaron ahí nomás…
– They became locked in a fight right then and there…
Comentario: Otra vez el nomás, en este caso temporal, es adecuadamente vertido por el adverbio desdoblado («right then and there»). La coloquialidad de «[s]e trenzaron», verbo utilizado para ocasiones muy particulares, es sólo aproximada en «[t]hey became locked in a fight».
– entre sillas admiradas y naipes mirones.
– between startled chairs and peering cards.
Comentario: Hermosa personificación de los objetos que rodeaban a los contrincantes, admirablemente captada por los dos adjetivos ingleses.
– Juan Almirón pudo y no pudo huir;
– Juan Almirón could but could not have fled.
Comentario: Como ya señalamos con respecto a una de las primeras líneas del relato, la conjunción y castellana es reemplazada, y con ello reforzada, por but, que pone más de relieve la contradicción entre los impulsos íntimos del personaje.
– la selva era espesa y él conocía las picadas, los arroyos y las cuchillas.
– The forest was dense and he knew the trails, the streams, and the low hills.
Comentario: Otro caso en que la puntuación discrepa, porque en inglés se crea una nueva oración. La pérdida está en low hills, puesto que las cuchillas son un accidente geográfico propio de la provincia de Entre Ríos y del Uruguay, y no se usa el mismo término para designar, por ejemplo, las colinas o cerros bajos de San Luis, Córdoba o Tandil.
– Además tenía amigos del otro lado del río.
– Besides, he had friends on the other side of the river.
Comentario: Una oración que permite la equivalencia total, fuera de la coma (optativa en castellano, obligatoria en inglés).
– Pero había matado en buena ley, y se quedó,…
– Still, he had killed fair and square and so he stayed,…
Comentario: Se encontró un buen modismo, fair and square para el tan argentino en buena ley. No hay, claro, ninguna ley que perdone el asesinato, pero el gaucho siente que mató en buena ley si, dentro de su código moral, estaba justificado hacerlo; por ejemplo, por haber sido tratado de cornudo a viva voz en una pulpería…
– por más que sabía que el juez iba a ser muy malo con él.
– even though he knew that the judge would be harsh.
Comentario: Un pro y un contra: 1) Ser muy malo es un eufemismo, tomado del habla infantil. El padre puede ser muy malo con el hijo si este lo desobedece, puede darle una buena paliza; la paliza del juez, empero, iba a ser de las más grandes, de las que pueden acabar con la vida de alguien. 2) En este lenguaje gaucho hecho a fuerza de concisión, de sobrentendidos, de cosas tácitas, la versión inglesa, ¡por una vez!, es más concisa: «would be harsh», sin explicitar with him. Ya se sabe quién va a ser el destinatario del duro castigo.
Leandro Wolfson
Leandro Wolfson tradujo más de doscientos libros y gran cantidad de artículos para revistas especializadas en ciencias sociales, psicología y psicoanálisis. Participó como corrector de estilo y traductor de los textos de James Strachey en las Obras completas de Sigmund Freud (Amorrortu editores). Coordina en Buenos Aires los talleres de perfeccionamiento denominados «El Placer de Traducir». Desde 1995, ha dado cursos de revisión de traducciones a distancia para traductores radicados en Estados Unidos y otros países. Es autor de numerosos artículos sobre la traducción, reunidos en parte en el libro El placer de traducir. Experiencias y reflexiones de un traductor profesional (2005). También tradujo ochenta poemas seleccionados de Hojas de hierba, de Walt Whitman, con comentarios y notas (1ª edición, 1976; 2ª edición corregida, 2002).