Las personas no binarias no somos nada nuevo: existimos desde siempre, pero es ahora cuando se está hablando más de nosotres. Si te dedicas a la traducción o la interpretación y en tu trabajo todavía no has tenido que traducir un texto claramente no binario, antes o después tendrás que hacerlo. En este artículo se definen algunos conceptos, se refutan conceptos erróneos y se proponen diferentes maneras de usar lenguaje no binario en nuestras traducciones de manera directa o indirecta.
Si te dedicas a la traducción o la interpretación y en tu trabajo todavía no has tenido que traducir un texto claramente no binario, antes o después tendrás que hacerlo.
Si la poesía es un arma cargada de futuro, como decía Gabriel Celaya, el lenguaje es un arma capaz de excluir o amparar. Cada vez somos más conscientes de que tenemos que evitar el lenguaje sexista, pero hay muchos otros sesgos que se transparentan a través de las palabras. La mejor forma de evitarlos es conocerlos y neutralizarlos. Un documento reciente de la Universidad del País Vasco recomienda «prestar atención a las expresiones y usos que reflejan el racismo, el heterosexismo, la transfobia o el capacitismo» (Fernández Casete y cols., 2018: p. 39). Como el lenguaje inclusivo es muy amplio, en este artículo voy a centrarme en un aspecto concreto: el que hace un esfuerzo consciente por dejar atrás el binarismo y reconocer a las personas que no somos hombres ni mujeres.
Voy a defender un cambio lingüístico que ya está ocurriendo y que consiste en flexibilizar los dos géneros gramaticales de las lenguas romances con el fin de dar cabida a todas las personas. Es importante recordar que el lenguaje siempre está ligado a una situación comunicativa concreta. Se necesita la misma flexibilidad para usar lenguaje no binario con una persona no binaria que para mantener el género gramatical de una persona binaria.
Se necesita la misma flexibilidad para usar lenguaje no binario con una persona no binaria que para mantener el género gramatical de una persona binaria.
El sistema binario de género se basa en la idea de que el ser humano se divide exclusivamente en dos géneros: hombres y mujeres. Una persona no binaria no se siente exclusivamente hombre ni exclusivamente mujer: podría ser ambas cosas a partes iguales o una más que otra, podría tener un género completamente diferente, no tener género…
Ser no binarie no siempre se solapa con ser trans (personas cuyo género es diferente al sexo que se les asignó al nacer). Asimismo, el que una persona sea binaria o no binaria no está relacionado con su orientación sexual, de la misma manera que el color de pelo no está relacionado con los gustos musicales, ni el peso con el bilingüismo.
Algunas personas no binarias se expresan usando el género gramatical femenino, algunas el masculino y otras no se sienten cómodas con ninguna de estas dos opciones y buscan otras maneras de expresarse. Cuando la Real Academia dice que «el masc. gramatical funciona en nuestra lengua, como en otras, como término inclusivo para aludir a colectivos mixtos, o en contextos genéricos o inespecíficos» (RAE, 2018), está pasando por alto a las personas no binarias, que no somos ni colectivos mixtos ni personas genéricas o inespecíficas: somos específicamente no binarias.
Con este trasfondo, entonces, interesa que traductores, intérpretes y lingüistas aprendamos a usar el lenguaje no binario. En primer lugar, porque las personas no binarias existimos y merecemos respeto. Más allá de los derechos humanos, el colectivo no binario es cada vez más visible y tarde o temprano nos tocará traducir a una persona no binaria o sobre ella. Por ejemplo, tanto Asia Kate Dillon como Indya Adrianna Moore usan pronombres neutros en inglés, pero frecuentemente se les traduce en femenino, un error de traducción exactamente tan grave como traducir a Barack Obama en femenino.
Cada vez hay más países y estados que reconocen el derecho a que los documentos de identificación, ya sean locales o nacionales, lleven un género neutro.
No solo estamos ganando visibilidad en los medios de comunicación y redes sociales: como personas plenas, existimos en los ámbitos médico y jurídico. Cada vez hay más países y estados que reconocen el derecho a que los documentos de identificación, ya sean locales o nacionales, lleven un género neutro. Si nos toca traducir la documentación de una persona no binaria, hacerlo en femenino o en masculino no solo sería antiético, sino también incorrecto. Y si se trata de una traducción jurada, podríamos estar hablando de falsedad documental. Esta obligación deontológica se mantiene aunque esa persona no disponga de documentos de género neutro: es nuestro deber traducir el mensaje original. No olvidemos que la ley no crea, la ley legitima. Las leyes de género reconocen una realidad que ya existía y seguirá existiendo. Ergo, el hecho de que la ley del país de destino del documento no reconozca esta realidad no nos exime de reflejarla.
Errores que se deben evitar al traducir textos trans o no binarios
Ante todo, hay que tomar buena nota del género gramatical elegido por cada persona y seguirlo sin excepciones y sin juzgar. Una de las manifestaciones de la transfobia o del binarismo es hablar de las personas en el género incorrecto (lo que en inglés se llama misgender y en español aún no se ha terminado de acuñar: hacer misgender, misgenderear, malgenerizar, malgeneralizar…). Usar lenguaje binario para hablar de una persona no binaria es una falta de respeto, de la misma manera que lo es usar lenguaje no binario para hablar de alguien que no lo es.
Hay ciertas palabras que la mayoría del colectivo trans y no binario ha decidido no usar, como transexual. Algunas personas trans y no binarias siguen usándolas como forma de activismo lingüístico, pero quien no forme parte de esa categoría no debe utilizarlas.
Conviene evitar en particular el término transexual, o transsexual, que rechazamos tanto en español como en inglés porque tradicionalmente se ha usado para patologizar a las personas trans y no binarias o para establecer una diferencia entre quienes cumplen ciertos requisitos médicos y quienes no. Ser trans no es una enfermedad (Burke, 2011), y usar términos médicos para referirse a personas que no están enfermas es negar los avances del colectivo trans. En lugar de transexual, usamos trans (la palabra más común, tanto en español como en inglés) o transgénero (transgender en inglés), con sus antónimos cis y cisgénero (cisgender) para hablar de quienes no son trans. Todos estos términos son adjetivos invariables en cuanto al número y al género —tanto «un chico transgénero» como «las personas transgénero» son correctas— y no se deben usar como sustantivos. Hay algunas propuestas, como transgendered en inglés y transgenérico en español, que no nacen del colectivo y las personas cisgénero no deben usarlas. Tampoco deben emplearse travesti o, en inglés, tranny, sin conocer muy bien su historia y contexto. Además, el drag es un arte queer pero no necesariamente trans, y la mayoría de drag queens son hombres cis que representan un papel.
¿Qué hacer, al traducir o interpretar, cuando nuestro original utiliza estas palabras problemáticas? En realidad, el dilema no es tal: solo hay una respuesta correcta y es ser fieles al original sin blanquearlo. Dice Begoña Martínez Pagán (en prensa) que, en lugar de limpiar las palabras problemáticas por cuenta propia, el primer paso es avisar a tu cliente, ya que estaríamos «[prestando] mal servicio a la sociedad y [mandando] a quien lee a un lugar peligroso si ocultamos las advertencias que podían verse en el texto».
La forma correcta de traducir textos trans o no binarios
A lo largo de los años ha habido muchas propuestas diferentes para contrarrestar el masculino genérico. Algunas de ellas, como el uso de a/o, los desdoblamientos o la arroba, se quedan cortas porque siguen siendo propuestas binarias.
Es fundamental prestar atención para detectar cuándo un texto es deliberadamente ambiguo en cuanto al género. Por ejemplo, si el texto original está en inglés y se usa they en singular o en un texto en español se usa reiteradamente la persona en lugar de él, es probable que la intención sea incluir a las personas no binarias.
A lo largo de los años ha habido muchas propuestas diferentes para contrarrestar el masculino genérico. Algunas de ellas, como el uso de a/o, los desdoblamientos o la arroba, se quedan cortas porque siguen siendo propuestas binarias: niños y niñas no incluye a las personas no binarias y bienvenid@ tampoco. Si las encuentras en otros materiales ya traducidos de tus clientes o en textos paralelos, lo mejor es proponer otras soluciones más inclusivas.
Hay dos estrategias principales para traducir un texto neutro o no binario al español manteniendo la intención del original. Reitero que hablo de casos en los que el texto original incluye implícita o explícitamente a las personas no binarias, con lo que usar el masculino neutro, los desdoblamientos o incluso el femenino neutro invalidaría parte del mensaje. Podemos hacer malabarismos lingüísticos para esquivar el género explícito, lo que denomino lenguaje no binario indirecto (LNI), o podemos usar lenguaje expresamente no binario aunque no se ajuste a la norma culta, es decir, lenguaje no binario directo (LND) (López, 2019).
Para determinar la solución adecuada en cada caso es muy importante volver a la traductología y analizar el contexto y la situación comunicativa del texto origen. Por ejemplo, una clínica que presta servicios sanitarios a la comunidad queer o una iglesia unitaria universalista probablemente quieran usar lenguaje no binario directo, mientras que una escuela de idiomas o un gimnasio prefieran el lenguaje no binario indirecto. En todo caso, si tu cliente usa soluciones como la arroba, recomiendo encarecidamente traducir con LND y entablar una conversación sobre las ventajas y desventajas de cada opción.
Lenguaje no binario indirecto
El LNI consiste en modificar la frase para evitar todas las manifestaciones de género, ya sea eligiendo palabras neutras o cambiando la categoría gramatical.
El LNI consiste en modificar la frase para evitar todas las manifestaciones de género, ya sea eligiendo palabras neutras o cambiando la categoría gramatical: en lugar de «¿ya estás inscrito?», se puede decir «¿ya te has inscrito?». Con frecuencia hacemos encaje de bolillos cuando unimos o separamos frases o invertimos el orden de las cláusulas para que el texto suene más natural; el LNI es más o menos lo mismo.
Una de las principales técnicas del LNI consiste en usar palabras epicenas o invariables, a ser posible con género gramatical femenino, precisamente porque es el género marcado. De esta manera, cuando aparezca una concordancia en femenino varias palabras después, se reforzará la inclusividad del mensaje. Hay que tener cuidado con los artículos y los adjetivos al usar LNI: un sustantivo epiceno adquiere género si va unido a un artículo o adjetivo con género. «Mi intérprete está muy feliz» es una oración neutra, pero «mi intérprete está muy contento» no lo es.
Lenguaje no binario directo
Un documento con LNI y uno con LND transmiten mensajes diferentes: el primero podría incluirnos o podría ser un accidente, pero el segundo entra de lleno en la inclusión.
A diferencia del LNI, el LND deja claro sin pudor que incluye a las personas no binarias. Un documento con LNI y uno con LND transmiten mensajes diferentes: el primero podría incluirnos o podría ser un accidente, pero el segundo entra de lleno en la inclusión. Por ejemplo, una clínica queer que usa singular they en sus formularios en lugar de he o she lo hace con una intención clara: mostrar que la prioridad de la organización es la comodidad de todas las personas y no contentar a puristas del idioma.
Entonces, ¿cómo usamos el LND? Las dos opciones que están ganando terreno son los morfemas {-e} y {-x}, aunque existen otras ({-i}, *, _, omitir {-o} o {-a}…) y probablemente sigan apareciendo más soluciones si se mantiene la resistencia al uso de {-e} y {-x}. Ambas son generalmente fáciles de escribir: tomamos una frase en femenino y cambiamos los morfemas femeninos ({-a}) por {-e} o {-x} neutros siguiendo las reglas ortográficas. Por ejemplo, «my friend is a writer» sería «mi amigue es escritore» o «mi amigx es escritorx». Partimos de una frase femenina porque el masculino no siempre incluye un morfema de género, como es el caso de señor o él, y para evitar positivos falsos, como podría ser el caso de «eres un sol»: si nuestro dialecto no cuenta con «eres una sol», nos hallamos ante una cláusula invariable.
{-e}
El morfema {-e} data por lo menos de 1976, cuando Álvaro García Meseguer habló, en términos binarios, del sexismo lingüístico en español:
Como las desinencias en o y en a son, en la mayoría de los casos, las propias del masculino y el femenino, una solución sencilla consiste en asignar la desinencia en e al género común, es decir, a la persona.
Así, cuando une se dirija a un grupo en una conferencia, en una carta circular, etc., podrá comenzar diciendo «querides amigues». Les trabajadores podrán escribir en sus pancartas reivindicativas «estamos hartes de ser explotades». Les polítiques podrán llamar compañeres a sus partidaries. Les progenitores podrán educar a sus hijes más fácilmente en forma no sexista. En los periódicos, los anuncios por palabras solicitarán une cocinere, une abogade o une secretarie.
(García Meseguer, 1976)
De hecho, {-e} ya existe con valor neutro en español, como en intérprete o fuerte. {-e} no es nada nuevo y forma parte de algunos sociolectos desde hace varias décadas.
Álvaro García Meseguer cambió de opinión sobre el aspecto sexista del masculino neutro, pero el morfema echó raíces en la comunidad no binaria. De hecho, {-e} ya existe con valor neutro en español, como en intérprete o fuerte. {-e} no es nada nuevo y forma parte de algunos sociolectos desde hace varias décadas. Lo que sí es nuevo es la globalización de su uso, debido en gran medida a la internet y las redes sociales, lo que significa que ya no es necesario que cada persona no binaria se invente su propio lenguaje, como venía sucediendo hasta ahora.
Algunas palabras que ya terminan en {-e}, como señores o autores, no son neutras de por sí, por lo que debemos indicar esa neutralidad de otra forma: a veces basta con añadir un artículo (les señores) y en otros casos se puede introducir «en otro lugar del texto traducido un elemento de información o efecto estilístico que no se ha podido reflejar en el mismo lugar en que aparece situado en el texto original» (Hurtado Albir, 2001: p. 270) para compensar.
Un buen ejemplo del uso de {-e} (y de {-i}) para expresar identidades no binarias es la traducción para doblaje de la serie de Netflix One Day at a Time realizada por Javier Pérez Alarcón. En la segunda temporada conocemos a Syd, un personaje no binario que usa they y them en inglés, y a Margaux, que usa los pronombres ze y hir y aparece solo en un episodio. En ese episodio concreto, «To Zir, With Love», Pérez Alarcón se enfrentó a juegos de palabras y confusiones cómicas a raíz de la variedad de pronombres que no podía reflejar con LNI, como las siguientes instrucciones. Traducir cualquiera de los pronombres no binarios con él o con ella anula el chiste y se pierde un importante contexto cultural.
When we get there, she takes her team to the stairs, ze takes zir team to the parking lot, and they take their team to the corner. He, she, they, and ze will all meet up at the fair-trade coffee shop between the two Starbucks.
Cuando lleguemos, ella se lleva su equipo a las escaleras, elli se lleva el suyo al aparcamiento y elle se lleva el suyo a la esquina. Él, ella, elle y elli se reunirán en la cafetería de comercio justo entre los dos Starbucks.
Además de este episodio, de particular dificultad dados los dos conjuntos de pronombres no binarios, Syd aparece en varios episodios de las temporadas 2.ª y 3.ª a medida que evoluciona su relación con Elena. Como Syd explica sus pronombres en su primer episodio, nos encontramos ante un caso muy claro de una persona no binaria cuya traducción tiene que hacer uso del LND. Traducir a Syd en femenino no solo le faltaría al respeto a la comunidad no binaria en general, como si nos debieran suprimir o blanquear, sino que traicionaría el mensaje original.
{-x}
El morfema {-x} es otra estrategia del LND que probablemente esté relacionada con la X inglesa de la «tradición feminista que escribe womxn para borrar con la X man o men (“hombre” u “hombres”) del singular y plural para “mujer”. […] El activismo queer/cuir en castellano lo utiliza para no solo liberar el lenguaje del llamado “masculino genérico” (man/hombre como norma), sino [para romper] con los límites de un binarismo de género» (nota de traducción de Hidalgo y Schimel en Putuma, 2018). A veces se renuncia a esta estrategia porque se dice que es impronunciable, pero lo cierto es que se usa sobre todo en el lenguaje escrito y es un acto de activismo lingüístico que busca forzar la reflexión. El uso de un sonido y una letra extraños al español es intencionado. De todas formas, el morfema se puede pronunciar, y de hecho se pronuncia, de cuatro maneras diferentes: traductorx puede ser /traduk’torks/, /traduk’toreks/, /tradukto’rekis/ o /traduk’tore/ (López, 2018), este último pronunciado igual que {-e}, pues ambos enfoques van de la mano.
Cuando nos encontramos con un original inglés que presenta esta X «reivindicativa», hay que buscar el mejor lugar donde insertar nuestro morfema {-x}, independientemente de que coincida o no en la misma palabra.
Cuando nos encontramos con un original inglés que presenta esta X «reivindicativa», hay que buscar el mejor lugar donde insertar nuestro morfema {-x}, independientemente de que coincida o no en la misma palabra. Es una técnica de compensación similar a la que propone Amparo Hurtado Albir (op. cit.).
Un ejemplo interesante de esta estrategia es el siguiente texto de Arrate Hidalgo y Lawrence Schimel que, para traducir un texto feminista repleto de esta X inglesa, recurrieron al morfema {-x} en español:
You will realise your lovers gave you their mothers’ stuff, too
And that maybe unlearning should be a place
And all the womxn in your family should gather there more often
Until unlearning is a tradition you can pass on to your childrenTe darás cuenta de que tus amantes te dieron las cosas de sus madres, también
(Putuma, 2018)
Y que quizás desaprender debería ser un lugar
Donde todas las mujeres de tu familia deberían quedar más a menudo
Hasta que desaprender sea una tradición que podáis pasar a vuestrxs hijxs
En este caso, como en la traducción de Pérez Alarcón, el LND resuelve airosamente un problema de traducción que sería muy complicado abordar con lenguaje normativo.
No voy a decir que usar LND siempre resulte fácil. En su tesis doctoral, Lucia Donatelli (2019) se basa en el trabajo de Jonathan David Bobaljik y Cynthia Levart Zocca (2011) para agrupar los sustantivos del español en tres clases. Esta categorización saca a la luz la dificultad de aplicar esta técnica a ciertos sustantivos, como príncipe o nuera.
Inglés no binario
Los neopronombres son simplemente pronombres de nuevo cuño que se suman a los cuatro tradicionales (he, she, it y they).
Kirby Conrod (en prensa, mi traducción), doctore en Lingüística por la Universidad de Washington, dice que los pronombres «funcionan como referentes de sintagmas nominales muy específicos (como los nombres propios) cuyo significado es un conjunto exacto de entidades (a veces exactamente una)». En español, donde el género gramatical es muy evidente, el LND se forma a través de morfemas en adjetivos, artículos, pronombres y sustantivos, mientras que en inglés basta con usar they en singular o un neopronombre (neopronoun). Los neopronombres son simplemente pronombres de nuevo cuño que se suman a los cuatro tradicionales (he, she, it y they). Algunos de ellos están documentados desde hace mucho tiempo, como thon, thons y thonself, que se empezaron a usar en el siglo xix (Baron, 1986: p. 200). El inglés también cuenta con neologismos no binarios, como entle, formado con los sonidos de aunt y uncle, o Mx., una alternativa a Mr. o Ms. que recoge el diccionario Merriam-Webster desde el 2017.
Conclusión
En este artículo expongo algunos problemas de traducción relacionados con el género y posibles soluciones. Reconozco que es un tema controvertido puesto que la mera existencia de las personas no binarias desafía la norma social. Sin embargo, «la lengua “estándar” y la ortografía “correcta” son acuerdos colectivos y no verdades eternas, y los acuerdos colectivos pueden cambiar» (McCulloch, 2019, mi traducción). Por ejemplo, en el caso de la adopción de they en singular, Lex Konnelly (2019) afirma que cada hablante puede pasar por tres fases y avanzar por ellas mediante pequeños cambios léxicos. De hecho, nunca he propuesto un glosario ni monolingüe ni bilingüe porque la progresiva aceptación social de este y otros colectivos se expresa en la lengua a través de cambios lingüísticos que restarían vigencia a cualquier glosario cada par de años.
En la práctica, es perfectamente posible desterrar el masculino neutro: en este artículo no aparece ni una sola vez.
Pretender que el lenguaje no binario no existe no es una opción: es un campo especializado en constante expansión. Tarde o temprano, debemos aprender a reconocerlo y podemos aprender cómo usarlo de modo que respetemos el derecho a la identidad de este colectivo. Nuestro deber como traductores, intérpretes y lingüistas es saber reconocer las realidades que los mensajes intentan transmitir y reflejarlas con la mayor fidelidad y claridad posibles.
En la práctica, es perfectamente posible desterrar el masculino neutro: en este artículo no aparece ni una sola vez.
Bibliografía y referencias
Baron, Dennis. Grammar and Gender. New Haven: Yale University Press, 1986. ISBN: 9780300038835.
Bobaljik, Jonathan David; Zocca, Cynthia Levart. «Gender markedness: the anatomy of a counter-example». Morphology. 2011, v. XXI, n.º 2, p. 141-166.
Burke, Mary. «Resisting Pathology: GID and the Contested Terrain of Diagnosis in the Transgender Rights Movement». Sociology of Diagnosis [Bingley, Reino Unido], v. XII: Advances in Medical Sociology (2011), p. 183-210.
Conrod, Kirby. «Pronouns and Gender in Language». Oxford Handbook of Language and Sexuality. [Consulta: 07/10/2019]
Donatelli, Lucia. The Morphosemantics of Spanish Gender: Evidence from Small Nominals (tesis doctoral inédita). Defendida en la Universidad de Georgetown (Washington, D. C.) el 6 de mayo del 2019.
Fernández Casete, June; Martínez Odriozola, Lucía; Fernández González, M.ª Ángeles; Momoitio San Martín, Andrea. Uso inclusivo del castellano. Bilbao: Dirección para la Igualdad de la UPV/EHU y Pikara Magazine, 2018. [Consulta: 07/10/2019]
García Meseguer, Álvaro. «Sexismo y lenguaje». Cambio16. N.º 260 (1976). [Consulta: 07/10/2019]
Hurtado Albir, Amparo. Traducción y traductología: introducción a la traductología. Madrid: Ediciones Cátedra, 2001. ISBN: 9788437619415.
Konnelly, Lex. «Gender diversity and linguistic advocacy: innovation in the use of singular they». Ponencia en el congreso THEY, HIRSELF, EM, and YOU: Nonbinary Pronouns in Theory and Practice, celebrado en la Queen’s University (Kingston, Canadá) en junio del 2019.
López, Ártemis. «Queeriando: Expressing Ourselves in Spanish». Ponencia en el congreso Philadelphia Trans Wellness Conference celebrado en Filadelfia (EE. UU.) en julio del 2018.
López, Ártemis. «Syd-nificant others or Syd-nificant selves? Audiovisual translation of gender identities for mainstream audiences». Ponencia en el congreso THEY, HIRSELF, EM, and YOU: Nonbinary Pronouns in Theory and Practice, celebrado en la Queen’s University (Kingston, Canadá) en junio del 2019. [Consulta: 07/10/2019]
Martínez Pagán, M. Begoña. «El lenguaje inclusivo, parte de la ética profesional de la traducción: el papel liberador de la lengua en la creación de un mundo más justo». Ponencia en MariCorners: I Congreso Internacional sobre Lengua y Aspectos LGBTQI+, celebrado en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, Universidad Politécnica de Madrid (España). En prensa.
Mcculloch, Gretchen. Because Internet: Understanding the New Rules of Language. Nueva York: Riverhead Books, 2019. ISBN: 978-0-7352-1093-6.
Putuma, Koleka. Amnesia colectiva. Arrate Hidalgo y Lawrence Schimel [trads.]. Madrid: Flores Raras, 2018. ISBN: 978-84-946018-7-3
Real Academia Española (@RAEinforma). «#RAEconsultas No es admisible usar la letra “x” ni la “e” como marca de género. Es, además, innecesario, pues el masc. gramatical funciona en nuestra lengua, como en otras, como término inclusivo para aludir a colectivos mixtos, o en contextos genéricos o inespecíficos» [publicación en Twitter]. 30 de mayo del 2018. [Consulta: 07/10/2019]
Ártemis López
Es traductore español<>inglés certificade en ambas direcciones (American Translators Association) e intérprete sanitarie certificade de los mismos idiomas (Certification Commission for Healthcare Interpreters). Tiene una maestría en traducción médico-sanitaria por la Universitat Jaume I, es doctorande en Lingüística en la Universidade de Vigo y lleva traduciendo e interpretando para la comunidad queer, trans y no binaria de Washington D. C. y del mundo desde el 2011.