La depresión es un trastorno mental común que afecta a millones de personas en todo el mundo y que está marcado por sentimientos de tristeza persistente, pérdida de interés en actividades diarias y cambios en el sueño y el apetito. Los traductores se enfrentan a retos únicos, como plazos ajustados y bajos ingresos, lo que puede aumentar el riesgo de trastornos mentales como la depresión y la ansiedad. En este resumen de la ponencia «La salud mental y los factores de depresión en los profesionales de traducción», presentada en mayo de 2023, en el Congreso 20.º Aniversario de Asetrad, la autora reflexiona sobre el panorama actual de la llamada «pandemia de la década».
El cerebro es lo suficiente complejo para procesar estímulo tras estímulo, sea positivo o negativo. Sin embargo, en ocasiones este nos puede hacer una mala jugada.
Sentirse triste es parte de ser humano, tan natural como lo es la felicidad. Somos un arcoíris de emociones, emociones necesarias para poder funcionar e interactuar como sociedad. El cerebro es lo suficiente complejo para procesar estímulo tras estímulo, sea positivo o negativo. Sin embargo, en ocasiones este nos puede hacer una mala jugada. El mundo se vuelve opaco; todavía sientes y puedes apreciar esta gama de colores, pero cuesta volver a verlos brillantes. Es como si los vieras a la distancia.
Un día puedes estar bien contigo mismo, y al día siguiente te encuentras en una resbaladilla que parece no tener final. Los días malos empiezan a sumar. Entras a un túnel oscuro, te sientes apartado de la realidad y solo, aunque estés rodeado de gente. Este sentimiento va más allá de la tristeza, incluso sería imprudente compararlos. Estar triste es normal en el humano; el vacío y la desesperanza que provoca la enfermedad que describo, no.
Tal como la hipertensión o la diabetes, la depresión necesita un diagnóstico, tratamiento y cuidados. Su origen no siempre tiene una explicación clara, la misma ciencia nos dice que sus causas son multifactoriales. Se tienen listas de criterios, signos y síntomas para poder determinar el tipo de trastorno del ánimo por el que cursa el paciente, todo en un intento de homogenizar su abordaje. Pero para cada una de esas más de 300 millones de personas alrededor del mundo que la padecen, la vivencia es única y personal (Organización Mundial de la Salud, 2017).
La pandemia de la década
Esta cifra puede sonar alarmante, sin embargo, se queda corta para el año en el que estamos; sobre todo, tras la escalada de problemas de salud mental que surgieron a partir de la pandemia de la COVID-19, un aumento que se estima alrededor del 27,6 % (Santomauro, Mantilla Herrera, Shadid y Zheng, 2021). De cierta manera, los trastornos depresivos también son una pandemia: han traspasado todas las fronteras y se han diseminado de manera global. A lo largo de su vida, una de cada cuatro personas sufrirá un trastorno depresivo, ansioso, esquizoide o algún tipo de fobia (Fernández, 2019).
A lo largo de su vida, una de cada cuatro personas sufrirá un trastorno depresivo, ansioso, esquizoide o algún tipo de fobia.
Se ha convertido en un problema de salud pública, uno que solo ha ido en aumento durante las últimas dos décadas, hasta el punto de que la OMS la considera la primera causa de discapacidad. Los costos directos e indirectos no se quedan atrás. La depresión y la ansiedad provocan pérdidas de alrededor de un billón de dólares a la economía mundial debido a los efectos que tienen sobre la productividad (Organización Mundial de la Salud, 2016). Sumados a esto están los costos relacionados con la consecuencia más mortal de estas enfermedades: el suicidio.
En el año 2019, 703 000 personas murieron por esta causa. Con una población mundial de 8000 millones, los números pueden parecer insignificantes en comparación con otras enfermedades. Pero por cada suicidio cometido, veinte personas más lo han intentado (Organización Mundial de la Salud, 2022) y centenares más lo han pensado (Miguens Blanco et al., 2021). Un estudio de este año realizado en los Estados Unidos calcula que los costos asociados a muertes por lesiones autoinfligidas ascienden a 502 millones de dólares (Rockett, Ali y Caine, 2023). A esto se le suman los estragos que dichas pérdidas dejan en los familiares y amigos, los cuales son incalculables.
La depresión es el factor principal relacionado con las muertes por suicidio; no obstante, es importante remarcar que el suicidio no siempre es consecuencia de un trastorno mental.
La depresión es el factor principal relacionado con las muertes por suicidio; no obstante, es importante remarcar que el suicidio no siempre es consecuencia de un trastorno mental. En ocasiones es una decisión tomada de manera impulsiva en momentos de crisis por un individuo que no supo cómo lidiar con algún conflicto o estresor. Aun así, sigue siendo veinte veces más probable que alguien con depresión atente contra su vida (Ferrari, Norman, Freedman y Baxter, 2014).
Los trastornos depresivos tienen cierta prevalencia entre algunos sectores poblacionales. Las cifras indican que es más común en mujeres y adultos mayores, aunque no discrimina clase social, sexo, edad ni profesión (Organización Panamericana de la Salud, 2017); cualquiera puede sufrir un episodio depresivo en algún punto de su vida. Esto nos incluye a nosotros, los profesionales de la lengua.
La salud mental en los profesionales de la traducción
La salud mental de los intérpretes ha sido investigada desde hace mucho tiempo. Una búsqueda en PubMed o Google Academics nos arroja decenas de artículos, en buena parte, para saber la fatiga mental que produce esta profesión. Es comprensible el interés. No obstante, brillan por su ausencia las investigaciones sobre este mismo tema en los traductores. Son escasas. Fue esta falta de datos la razón principal por la cual decidí enfocarme en los profesionales de este campo.
Se suman a estas dificultades la escasa remuneración, un trato injusto por parte de las agencias y la incertidumbre laboral debida a los avances tecnológicos.
La importancia de abordar la salud mental y la depresión en los traductores se debe a las particularidades de su profesión. Encaran diversos retos cognitivos y emocionales, tales como la necesidad de comprender y transmitir el significado de textos complejos, enfrentarse a plazos ajustados y largas horas laborales, al mismo tiempo que mantienen altos estándares de calidad y precisión en su trabajo (Rodríguez-Castro, 2015). Además, se suman a estas dificultades la escasa remuneración, un trato injusto por parte de las agencias y la incertidumbre laboral debida a los avances tecnológicos (Courtney y Phelan, 2019).
En la actualidad, los traductores no se limitan únicamente a la traducción. En su mayoría, trabajan como autónomos y enfrentan la presión de gestionar su propio negocio, además de llevar a cabo tareas administrativas, de ventas y marketing (Rodríguez-Castro, 2015). Estas responsabilidades adicionales pueden generar un nivel significativo de estrés, lo que aumenta el riesgo de desarrollar trastornos mentales como la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático (Stelnicki, 2020).
Trabajar desde casa, ¿un riesgo para la salud mental?
En los últimos años, diversas investigaciones han evaluado la relación entre el trabajo desde casa y su asociación con síntomas de depresión y ansiedad. Los resultados son contradictorios. La relación entre la salud mental y trabajar desde casa es compleja y depende de diversos factores (Oakman, Kinsman y Stuckey, 2020). ¿Sería posible que los traductores estuvieran en más riesgo por la simple naturaleza de su trabajo, que suele ser desde casa?
En un ejercicio que se realizó para la ponencia de «La salud mental y los factores de depresión en los profesionales de traducción» dentro del marco del congreso de Asetrad de este año, se hizo llegar una encuesta a los asistentes. El objetivo era evaluar la existencia de datos de depresión en los traductores, así como de burnout, y su posible relación con la satisfacción laboral y su espacio de trabajo.
La mayoría de los colegas que reportaban signos de depresión también mostraban datos de estrés laboral y menos satisfacción con su espacio de trabajo.
Lamentablemente, no existe una respuesta definitiva. Se tendría que repetir este ejercicio a mayor escala y con mayor rigor metodológico, aunque sí nos arroja ciertos datos interesantes que valen la pena reproducir en este texto. La mayoría de los colegas que reportaban signos de depresión también mostraban datos de estrés laboral y menos satisfacción con su espacio de trabajo.
¿Esto significa que el estrés laboral es causante de la depresión en este grupo? De nuevo, la respuesta es que necesitamos realizar más estudios al respecto. Sin embargo, sí nos indica que existe una relación, la cual se ha reportado en otras investigaciones (Koutsimani, Montgomery et al., 2019).
El burnout y sus implicaciones en la salud mental de los traductores
La baja realización personal se refleja en la autoevaluación negativa, el descontento consigo mismo y la insatisfacción con los resultados laborales obtenidos.
El fenómeno del burnout se caracteriza por tres componentes fundamentales: agotamiento emocional, despersonalización o deshumanización y baja realización personal. El agotamiento emocional se manifiesta cuando el individuo experimenta una pérdida progresiva de su capacidad de entrega, tanto a nivel personal como psicológico. En el contexto de los traductores, quienes con frecuencia operan como profesionales independientes, la deshumanización adquiere un matiz relevante al describir la aparición de sentimientos y actitudes negativas, a veces incluso cínicas, hacia los destinatarios de su trabajo, quienes, en su mayoría, son los clientes. Por último, la baja realización personal se refleja en la autoevaluación negativa, el descontento consigo mismo y la insatisfacción con los resultados laborales obtenidos (Gómez Sánchez, Álamo Santos y Amador Bohórquez, 2009).
Es importante destacar que el agotamiento emocional, uno de los pilares del burnout, comparte similitudes significativas con los síntomas y trastornos depresivos. Diversos estudios han revelado que condiciones laborales difíciles pueden propiciar el surgimiento de síntomas depresivos, algunos de los cuales están directamente relacionados con la pérdida de energía, un elemento central del burnout. Existe una alta correlación entre el burnout y la depresión, y los datos disponibles sugieren que también se manifiesta en la profesión de la traducción.
Es fundamental reconocer que los factores de depresión en los traductores merecen nuestra atención y comprensión. Traer esta discusión a la mesa es prioritario y urgente. Es tarea de todos eliminar la estigmatización y crear medidas proactivas para contribuir a una profesión más saludable.
Está claro que la salud mental es igual de importante que la salud física. Tratarla con negligencia tiene repercusiones graves en la sociedad.
Está claro que la salud mental es igual de importante que la salud física. Tratarla con negligencia tiene repercusiones graves en la sociedad. Debemos normalizar el pedir ayuda, acudir a un profesional, llorar cuando nos sentimos tristes y hablar del tema sin prejuicios. Pero, sobre todo, tenemos que internalizar que está bien no estar bien todo el tiempo y que, en caso de que ese sentimiento se alargue, está bien decir: «No puedo solo, necesito ayuda».
Bibliografía
Courtney, J.; M. Phelan. «Translators’ experiences of occupational stress and job satisfaction». The International Journal of Translation and Interpreting Research XI, no. 1 (2019).
Fernández, A. F. «De cada 100 mexicanos, 15 padecen depresión». Gaceta UNAM, junio 26, 2019. [consulta: 30 de agosto de 2023].
Ferrari, A.; Norman, G.; Freedman, G; et al. «The Burden Attributable to Mental and Substance Use Disorders as Risk Factors for Suicide: Findings from the Global Burden of Disease Study 2010». PLOS ONE (2014).
Gómez Sánchez, M.; Álamo Santos, M.; Amador Bohórquez, M; et al. «Estudio de seguimiento del desgaste profesional en relación con factores organizativos en el personal de enfermería de medicina interna». Medicina y Seguridad del Trabajo LV, no. 215 (2009).
Koutsimani, P.; Montgomery, A.; Georganta, K.; et al. «The Relationship Between Burnout, Depression, and Anxiety: A Systematic Review and Meta-Analysis». Frontiers in Psychology X (2019).
Miguens Blanco, I.; Suero Méndez, C.; Navio, M; et al. Depresión y suicidio en Urgencias y Emergencias hospitalarias. Grupo de trabajo, Madrid: Fundación de Ciencias del Medicamento y Productos Sanitarios (2021).
Oakman, J.; Kinsman, N.; Stuckeym, R.; et al. «A rapid review of mental and physical health effects of working at home: how do we optimise health?». BMC Public Health, no. 20 (2020).
Organización Mundial de la Salud. «La inversión en el tratamiento de la depresión y la ansiedad tiene un rendimiento del 400%». (2016). [consulta: 10 de septiembre de 2023].
Organización Mundial de la Salud. «Depression and Other Common Mental Disorders». (2017). [consulta: 30 de junio de 2023].
Organización Mundial de la Salud. «World Suicide Prevention Day 2022». (2022). [consulta: 10 de septiembre de 2023].
Organización Panamericana de la Salud. «Depresión y otros trastornos mentales comunes: Estimaciones sanitarias mundiales». [Washington], (2017).
Rockett, I.R.; Ali, B.; Caine, E.D.; et al. «Escalating costs of self-injury mortality in the 21st century United States: an interstate observational study». BMC Public Health XXIII, no. 285 (2023).
Rodríguez-Castro, M. «Conceptual construct and empirical validation of a multifaceted instrument for translator satisfaction». The International Journal of Translation and Interpreting Research VII, no. 2 (2015).
Santomauro, D.; Mantilla Herrera, A.; Shadid, J.; Zheng, P.; et al. «Global prevalence and burden of depressive and anxiety disorders in 204 countries and territories in 2020 due to the COVID-19 pandemic». The Lancet CCCXCVIII, no. 10312 (2021), pp. 1700-1712.
Stelnicki, A.M. et al. «Associations between burnout and mental disorder symptoms among nurses in Canada». Canadian Journal of Nursing Research LIII, no. 3 (2020).
Alejandra Inda Peña
La Dra. Xochitl Alejandra Inda Peña cuenta con formación como médico y con una maestría en Traducción e Interpretación. Ha trabajado para diversos clientes, como el gobierno del estado de Jalisco y la COP26. Su trayectoria la ha llevado a especializarse en las áreas de medicina, jurídica y financiera. Adepta de la investigación para encontrar respuestas y mejorar la calidad de vida, participó en un proyecto sobre los factores lingüísticos en el Alzheimer. Además, como partidaria de la salud mental, ha adoptado la meditación como técnica para reducir ansiedad y depresión. Con su combinación única de conocimientos médicos y habilidades lingüísticas, la Dra. Inda aboga por una comunicación efectiva y un enfoque integral en el ámbito lingüístico. Uno de sus mayores compromisos es ayudar a romper la barrera de silencio que rodea a los problemas de salud mental, con el objetivo de que más personas busquen ayuda a tiempo.