8 mayo 2024
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Intérpretes de lengua de signos y guías-intérpretes en tiempos de pandemia

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A principios del año 2020, el mundo entero se vio afectado por la pandemia del virus SARS-CoV-2, y, en marzo de ese mismo año, los gobiernos de todos los países decidieron confinar a la población para poner freno a la propagación del virus. En cuestión de varias semanas, todo el mundo empezó a sentir el impacto del confinamiento en su vida de alguna forma y —quien más, quien menos— también en su economía personal, negocios, familia, entorno, etc., sin olvidar los efectos sobre la salud mental. La comunidad de intérpretes de lengua de signos y guías-intérpretes (ILS-GI) no fue menos y, al igual que en otras tantas profesiones, la COVID-19 ha marcado un antes y un después en el enfoque y la forma de trabajar de este perfil profesional.

La pandemia influyó de manera diferente dentro del colectivo de profesionales de la interpretación y guía-interpretación. En un primer momento, y como en tantas otras profesiones, supuso una paralización general, ya que estas actividades profesionales suelen llevarse a cabo, en la mayoría de los casos, de forma presencial. Sin embargo, como el resto de la ciudadanía, las personas sordas y sordociegas necesitaban acceder a la información en ciertos ámbitos que no se habían paralizado (como el sector sanitario), y en los que el resto de la población podía tener acceso por teléfono o simplemente encendiendo el televisor. 

Las personas sordas y sordociegas precisaban accesibilidad y el colectivo de ILS-GI tuvo que actualizarse a marchas forzadas.

En pleno confinamiento y sin saber qué nos depararía el futuro, el teletrabajo y las reuniones a distancia fueron incrementándose considerablemente, y la interpretación de lengua de signos entró de lleno en esta nueva dinámica de trabajo. Las personas sordas y sordociegas precisaban accesibilidad y el colectivo de ILS-GI tuvo que actualizarse a marchas forzadas para mantenerse activo. Este fue el caso del colectivo autónomo. Dentro de este grupo, la mayoría tuvo que adaptarse a una interpretación a distancia para la que no contaba ni con los medios ni con la tecnología apropiada; así, se tuvieron que buscar sus propios recursos y aprender a usarlos de manera autodidacta e independiente.

Se realizaron despidos, reducciones de jornada, ERTE y cambios en los puestos de trabajo para afrontar esta situación por parte de las entidades y empresas.

En el ámbito empresarial, muchas de nosotras nos vimos afectadas de otra manera por esta situación de pandemia. Se realizaron despidos, reducciones de jornada, ERTE y cambios en los puestos de trabajo para afrontar esta situación por parte de las entidades y empresas que gestionan los servicios de interpretación y guía-interpretación en todo el Estado. Algunas empresas y entidades se adaptaron poco a poco a las diferentes situaciones y fueron proporcionándonos la tecnología adecuada para llevar a cabo estos servicios, por lo que se pudieron mantener los puestos de trabajo. 

Intérprete de signos trabajando.

Por otro lado, el reducido grupo de profesionales que ya trabajaban para empresas de servicios por videollamada no notaron el cambio porque siguieron trabajando durante el confinamiento absoluto. Además, al aumentar los servicios online, el volumen de trabajo se incrementó hasta el punto de tener que contratar más ILS-GI para desempeñar estas funciones, lo que redundó en beneficio del colectivo.

La pandemia trajo algo bueno: la importancia de que la información sea accesible en lengua de signos para las personas sordas y sordociegas signantes.

En el ámbito de la Administración, y consecuentemente los medios de comunicación, se tuvieron que actualizar a toda prisa los métodos de difusión de la información a la ciudadanía, y hacer accesibles los comunicados oficiales debido a las demandas de las personas sordas y sordociegas, que, desde sus casas, no entendían qué estaba pasando en el mundo. De este modo, se empezaron a introducir ILS-GI en las administraciones y ruedas de prensa para cumplir los mínimos de accesibilidad que, desde hace décadas, vienen pidiendo las personas sordas y sordociegas. En este sentido, la pandemia trajo algo bueno que llegó para quedarse y sirvió para concienciar un poco más a la Administración: la importancia de que la información sea accesible en lengua de signos para las personas sordas y sordociegas signantes, con la consecuente contratación de profesionales y ampliación de servicios de interpretación.

Con la implantación de las mascarillas, a las personas sordas y sordociegas se les ha complicado mucho la comunicación.

Es imperativo que destaquemos en este artículo la importancia que tiene en nuestro trabajo la expresión facial y el lenguaje no verbal para una interacción cómoda y comprensible al cien por cien. Con la implantación de las mascarillas, a las personas sordas y sordociegas se les ha complicado mucho la comunicación, ya que no se dispone de este soporte expresivo a la lengua de signos, lo que aumenta aún más las barreras de comunicación que ya existen.

Mujer de un público signando.

Asimismo, independientemente de si se ejercía la interpretación y guía-interpretación por cuenta propia o ajena, muchas personas continuaron proporcionando sus servicios de forma presencial. En un principio, no contaban con las medidas de protección necesarias, puesto que se desconocían las medidas de seguridad para una interpretación óptima sin riesgo de contagio. De ahí que se utilizaran mascarillas transparentes no homologadas, mascarillas higiénicas o, incluso, se trabajara sin mascarilla, sin la distancia reglamentaria, sin la ventilación reglamentaria, etc.

Desde FILSE se pudo difundir todo tipo de información sobre las medidas de seguridad para los servicios presenciales y de un protocolo COVID bien argumentado.

Poco a poco se le fue proporcionando información de una forma más o menos idónea al colectivo de ILS-GI, sobre todo gracias a la investigación y al trabajo que desempeñó la Delegación de Salud Laboral de FILSE, que trabajó sin cesar para que estos servicios pudieran ofrecerse de la manera más segura posible. Gracias a las redes sociales y al movimiento asociativo, desde FILSE se pudo difundir todo tipo de información sobre las medidas de seguridad para los servicios presenciales y de un protocolo COVID bien argumentado para reducir al máximo los posibles riesgos de proporcionar estos servicios.

Por último, cabe remarcar que la situación de cada profesional ILS-GI ha sido y sigue siendo muy diferente, debido sobre todo a la gran variedad de contextos de contratación laboral en los que actúan. El gran desconocimiento general sobre esta profesión, la Comunidad Sorda y sus necesidades influye en gran medida en las condiciones tan dispares de contratación del colectivo, y de ahí también la diferente manera en la que la pandemia de la COVID-19 ha afectado a cada ILS-GI.

Nuestra profesión comparte con otras profesiones la gran conmoción que se ha vivido por culpa de una situación inesperada, repentina y totalmente inverosímil.

En definitiva, nuestra profesión comparte con otras profesiones la gran conmoción que se ha vivido por culpa de una situación inesperada, repentina y totalmente inverosímil, que a la mayoría nos cogió por sorpresa y nos empujó a actuar con rapidez para dar respuesta a las adversidades que se nos plantearon. Se vivieron momentos de desconcierto y confusión, y se intentó buscar soluciones con diligencia y eficacia. Las comunidades autónomas, algunas con más suerte que otras, han sobrevivido a esta pandemia con graves secuelas en la vida de las personas, algo que habrá que intentar digerir poco a poco con la ayuda del aprendizaje ineludible que ha exigido esta situación tan extraordinaria. La Comunidad Sorda, y por ende el colectivo de ILS-GI, también han sufrido estas circunstancias y hay quienes las siguen sufriendo. No obstante, ahora disponemos de más herramientas y recursos para hacer frente a futuros infortunios que pudieran darse en otro indeseable contexto pandémico.

Junta Directiva de FILSE
Junta Directiva de FILSE 2018-2022 y 2022-2026
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Junta Directiva de FILSE (2018-2022), formada por Almudena, Susana, Miguel A., Mayre, Lisa, Mery, Leyre, Pepe y Sara, y Junta Directiva de FILSE (2022-2026) formada por Leyre, Ana, Gema, Azalía, Senaida, Marian, Silvia y Nuria. FILSE es una entidad sin ánimo de lucro cuyo fin es representar al colectivo de profesionales de la interpretación de la lengua de signos y guía-interpretación (ILS-GI). Todo lo que quieras saber sobre nuestra profesión, podrás encontrarlo aquí.

Junta Directiva de FILSE 2018-2022 y 2022-2026
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