Elena Pérez Ramírez y Ramón López Gordillo son traductores autónomos desde hace doce años. Ambos son traductores-intérpretes jurados, de inglés y alemán, respectivamente. Elena es, además, la nueva presidenta de Asetrad. Son miembros de CouchSurfing desde 2009 y han alojado a viajeros de Alemania, Austria, Brasil, Corea del Sur, Eslovenia, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Lituania, los Países Bajos, el Reino Unido, Suecia, Vietnam, ¡e incluso Galicia!
Elena Pérez
Fue precisamente otro traductor quien me habló de CouchSurfing (CS). Él lo había conocido poco tiempo antes y estaba encantado con el proyecto. Me explicó que era un sitio web que permitía viajar de otra manera, alejándote de los sitios para turistas y compartiendo experiencias con los lugareños, pero que también te permitía hacerlo sin salir de tu casa, acogiendo unas noches a gente de otros lugares. Me pareció una idea excelente, así que me registré en www.couchsurfing.org.
Aunque mi experiencia se limita casi exclusivamente a acoger a viajeros, mi estreno fue como surfera. Tenía que viajar a Bruselas, así que decidí alargar unos días mi estancia y probar. Encontrar anfitrión no fue fácil (las capitales suelen estar muy solicitadas), pero finalmente tuve suerte y conseguí uno estupendo que se desvivió por sus tres surferos (coincidí con un colombiano y con otro belga).
La experiencia fue tan positiva (a pesar de haber tenido que dormir en un colchón flocado, amenizada por los ronquidos de mis dos compañeros) que estaba deseando debutar como anfitriona. Desde entonces he alojado a seis personas. Recibo bastantes solicitudes, pero prefiero ser selectiva y alojar únicamente a aquellas personas con las que creo que puedo congeniar.
Cuando la gente se entera de que alojo a desconocidos en mi casa, la primera pregunta siempre es: ¿y no te da miedo? Pero lo cierto es que el sistema tiene mecanismos de seguridad, como la verificación de la identidad mediante un pago (voluntario) con tarjeta de crédito y del domicilio con el envío de una clave por correo postal, además de las referencias que dejan los miembros del sitio cuando alojan o visitan a alguien.
Ramón López
A mí me introdujo a CS Elena. Al principio solo creé un perfil y me puse en el modo «café o bebida», para ir a tomar algo, pero al llegar el verano me animé a hospedar. Vivo solo y tengo la oficina en casa, así que CS me ofrece una herramienta idónea para dejar entrar un soplo de aire fresco en casa y compartir vivienda con alguien de fuera durante un par de días. Tener una visión diferente de mi ciudad y del país, practicar alguno de mis idiomas e incluso probar la comida de mis huéspedes son algunos de los alicientes de CS, pero eso no es todo.
En general, soy un mal turista, me estresa viajar por poco tiempo a varios lugares, prefiero las estancias largas, pero resultan aburridas si viajo solo y no conozco a nadie en el lugar de destino. Gracias a CS, ahora eso no es un problema, ya que puedo acudir a cualquier actividad que organice el grupo local y sentirme en un ambiente tan familiar como en casa. Así pude comprobarlo durante los tres meses que pasé en Nueva York entre 2009 y 2010, y así lo estoy confirmando ahora durante mi estancia en Buenos Aires. El espíritu de CS es similar en todas partes y además es, por naturaleza, cosmopolita: ideal para traductores.
¿Algún inconveniente? Como todo, la red la formamos personas y se dan los problemas consustanciales a las relaciones humanas, pero en general funciona muy bien y se vive un ambiente generoso y solidario.