Decía Pablo Milanés aquello tan evidente de que el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos… Diez años han pasado ya desde que unos cuantos traductores, correctores e intérpretes ―tras varios meses de discusión previa en una lista de correo llamada AsocTrad― decidimos dar el paso lógico y nos reunimos en la ciudad de Toledo para fundar una asociación que recibió el nombre de Asociación Española de Traductores, Correctores e Intérpretes, Asetrad.
En una asociación, los primeros diez años se notan. Tras un periodo inicial de gestación de estructuras, organización de tareas y formación del tejido asociativo primigenio, con diez años una asociación profesional que funcione ya ha alcanzado una cierta madurez. Ya se puede percibir si la asociación funciona, si crece, si ofrece servicios… si sirve de algo. Asetrad ha crecido en este tiempo y actualmente goza de muy buena salud. Aumenta progresivamente el número de socios, igual que aumenta también la cantidad de servicios, cursos y beneficios que la asociación ofrece. Desde uno de esos servicios, una de esas iniciativas que Asetrad ha impulsado y mimado desde hace varios años, La Linterna del Traductor, la jefa de redacción y yo damos las gracias a todos los colegas que habéis ido arrimando el hombro para impulsar esta idea y llenarla de vida a beneficio de todos los traductores, correctores e intérpretes.
En estos diez años han llegado muchos compañeros nuevos a la nave asetradera, pero también se han ido algunos. A uno de ellos ―corrector, revisor, socio fundador, zarzuelero y sabio donde los hubiere― no lo voy a olvidar nunca. En septiembre del año pasado perdió la asociación a un excelente profesional, y algunos perdimos a un buen amigo: Federico Romero. Estaba con Asetrad desde el principio y también nos acompañó en la gestión de esta revista. Lo echaremos de menos.
Las viejas discusiones se van perdiendo, pero a cambio se abren otras nuevas. En este año del décimo aniversario de Asetrad quiero expresamente dar la bienvenida a todos los que van llegando e invitarlos a que se sientan como en casa. Los que nos vamos poniendo viejos en esta vida asociativa damos con gusto la mano y la bienvenida a las nuevas adquisiciones, a la sangre joven. Mi deseo es que Asetrad pueda seguir creciendo con vosotros y que se mantenga como lo que es: una asociación profesional fuerte, genuina y honrada. Espero poder brindar con muchos de vosotros por que se cumpla este deseo durante el próximo congreso de aniversario de Asetrad que se celebrará en septiembre de este año en Toledo.
María L. Barbero
Directora de La Linterna del Traductor