18 enero 2025
Inicio > Número 28 > Adaptarse o resistir

Adaptarse o resistir

¿Quién nos iba a decir a comienzos del siglo xxi que, pocos años después, todas llevaríamos siempre con nosotras un «miniordenador»?

Vivimos tiempos «interesantes». La tecnología está cada vez más presente en nuestras vidas, no solo en el ámbito laboral, sino también en el personal. ¿Quién nos iba a decir a comienzos del siglo xxi que, pocos años después, todas llevaríamos siempre con nosotras un «miniordenador» que, aunque sigue llamándose teléfono, cada vez se usa menos para mantener conversaciones telefónicas y más para actividades que ni siquiera existían por aquel entonces? ¿Quién nos iba a decir que tendríamos electrodomésticos «inteligentes» conectados a redes informáticas inalámbricas? ¿Que tendríamos relojes que llevarían un registro de nuestra actividad diaria, que contarían los pasos que damos, que medirían nuestro ritmo cardiaco o con los que podríamos pagar en tiendas o recibir llamadas? ¿Quién nos iba a decir que nos informaríamos cada vez menos a través de los medios de comunicación tradicionales y más a través de redes sociales en las que los bulos y la desinformación campan a sus anchas? Por no hablar de la irrupción de la inteligencia artificial y de cómo está afectando a muchas profesiones, entre ellas, las nuestras.

Especie de tunel de luz con vegetación al fondo.

Cuando empecé a trabajar como autónoma, en 1999, tener una línea RDSI, que te permitía navegar sin ocupar la línea telefónica, era un lujo. En aquel entonces traducíamos en Word y utilizábamos diccionarios en papel. Ya era un avance en comparación con los colegas que habían empezado traduciendo con máquina de escribir. Solo un par de años después empecé a utilizar Wordfast, en la versión que su creador facilitaba gratuitamente a los traductores mientras iba puliendo la herramienta. Recuerdo perfectamente lo maravillada que me quedé al ver el tiempo que podía ahorrar con determinados textos y clientes y al descubrir cómo ayudaba a mantener la coherencia de las traducciones. Hoy el uso de herramientas de traducción asistida por ordenador (o herramientas TAO) está generalizado en nuestra profesión, salvo para las traducciones más creativas, para las que no resultan tan útiles.

Las herramientas TAO fueron una revolución en su momento y provocaron muchos cambios (no todos positivos) en el ejercicio profesional de la traducción.

Las herramientas TAO fueron una revolución en su momento y provocaron muchos cambios (no todos positivos) en el ejercicio profesional de la traducción. En la actualidad nos enfrentamos al auge de la traducción automática neuronal y de la inteligencia artificial (IA) que, nos guste o no, también están cambiando el mercado de la traducción, la interpretación y la corrección. En los últimos años la intranquilidad reina en nuestro sector y mucha gente se plantea abandonar la profesión o ya lo ha hecho. ¿Es realmente tan grave la situación? ¿Están abocadas a desaparecer nuestras profesiones? ¿Tienen razón quienes abogan por luchar contra estas tecnologías o es una batalla perdida? ¿Podemos incorporarlas a nuestra actividad profesional, como ocurrió con las herramientas TAO? ¿A quién beneficia realmente su uso?

Pretendemos que este especial dé pie a debates sosegados en los que se pueda discrepar siempre que se mantenga el respeto.

Con este número especial sobre la inteligencia artificial queremos intentar dar respuesta a muchas de esas preguntas, aunque sabemos que es complicado. A diferencia de lo que ocurre en las redes (sobre todo en una que actualmente tiene nombre de letra), donde reinan la hostilidad, la falta de empatía y los bulos, pretendemos que este especial dé pie a debates sosegados en los que se pueda discrepar siempre que se mantenga el respeto. Por ese motivo, hicimos un llamamiento a la familia asetradera para que compartiese sus diversas opiniones al respecto, que oscilan entre lo apocalíptico y lo esperanzador y, por tanto, son un reflejo fiel de lo que ocurre en nuestro gremio. También contamos con dos «dedos en el ojo» en los que nuestras socias Concha Vargas y Pilar Ramírez reflexionan sobre el miedo a los cambios y sobre quién se beneficia realmente con la IA, respectivamente. Hablamos, además, de la normativa aplicable y del papel clave de la Unión Europea al respecto, así como de las consideraciones éticas del uso de esta tecnología. La lingüista computacional Carmen Torrijos nos recomienda que no entremos en la conversación sobre la inteligencia artificial con miedo, sino con conocimiento de causa, aportando análisis y criterio. Desde un punto de vista más práctico, abordamos las aplicaciones de la inteligencia artificial generativa en la edición y revisión de textos y analizamos las limitaciones de esta tecnología en la traducción de artículos científicos.

Pero no todo es IA en este número: también hablamos de la traducción de la serie documental La emoción de un Grand Prix o de la utilización de herramientas de transcripción automática en la interpretación simultánea y consecutiva, entre otros temas.

Gracias por leernos.

Elena Pérez

Elena Pérez Ramírez
Jefa de redacción

Redes sociales

956me gustaMe gusta
10,637seguidoresSeguir

Artículos relacionados