Del 12 al 16 de agosto de 2024, participé como estudiante observador en el Cambridge Conference Interpretation Course (CCIC), curso que se celebra anualmente desde 1984 en la ciudad inglesa de Cambridge. Dirigido por Chris Guichot de Fortis y Julia Poger, el CCIC es un curso intensivo de interpretación de dos semanas que cuenta con un reconocido prestigio. En este artículo me gustaría contar mi experiencia.
Dirigido por Chris Guichot de Fortis y Julia Poger, el CCIC es un curso intensivo de interpretación de dos semanas que cuenta con un reconocido prestigio.
Llegué al aeropuerto de Londres-Luton el sábado 10 de agosto desde Alicante, ciudad en la que residía. Nada más salir del avión, pude notar el cambio de temperatura que había con respecto al calor alicantino, y la lluvia no se hizo esperar. Sí, no había duda de que estaba en el Reino Unido. Una hora más tarde estaba ya en Cambridge.
Esta experiencia me ilusionaba y motivaba mucho, por diversas razones. Disfrutar de un boothcamp de interpretación, que es mi gran pasión, era una de ellas. Otra razón era, evidentemente, visitar la ciudad de Cambridge. Tenía muchas ganas de llegar para corroborar tantas cosas interesantes que había leído sobre la ciudad… y no me defraudó en absoluto.

Me alojé en un college, más concretamente, en el Christ’s College. Aunque durante el año académico sirve de residencia para las personas que estudian en Cambridge, durante el verano, cualquiera puede reservar una habitación y conectar así al máximo con la ciudad.
Aprovechando que tenía el sábado por la tarde libre, decidí visitar algunos sitios culturales y parques de la ciudad. Ese mismo día también tuve la ocasión de saludar y conocer en persona a uno de los directores del CCIC, Chris Guichot de Fortis, intérprete de máximo prestigio y mejor persona. Me enseñó la sala de conferencias del Hilton Cambridge City Centre, que era donde se celebraba el curso. Ya desde ese momento me percaté de la esencia del CCIC y de las personas que la componen, pues también tuve la oportunidad de saludar a parte del profesorado del curso. Algo digno de resaltar y que me sorprendió muy positivamente: la humildad del equipo docente que me presentaron ese día. Conocía sus perfiles y sus trayectorias —el CCIC pone a disposición del estudiantado la biografía del profesorado—, por lo que me impactaron la humildad, la generosidad y, sobre todo, la amabilidad de aquellas personas tan preparadas. Estas primeras impresiones se vieron confirmadas hasta el último día del curso.
El domingo conocí al resto de estudiantes y a más integrantes del profesorado, ya que la dirección del curso organizó, ¡cómo no!, un paseo por el río Cam. Durante el viaje en barca, compartí momentos muy divertidos. Por la tarde, aproveché para leer con detenimiento el material de preparación de los discursos que se iban a interpretar esa semana y planificar la semana que tenía por delante.
El lunes arrancó la segunda semana del curso, la primera para mí.
Lunes 12
Cada día de esta segunda semana estaba dividido en temáticas. La del primer día fue «el ejército»; se pronunciaron discursos en español, inglés, alemán y francés.
Cada día de esta segunda semana (al igual que los de la primera) estaba dividido en temáticas. La del primer día fue «el ejército»; se pronunciaron discursos en español, inglés, alemán y francés. Cada uno tenía una duración de 25 minutos.
Al ser un estudiante observador, y tal y como queda reflejado en la documentación que me facilitó la dirección del curso, por norma general, no podía entrar en cabina, pero sí podía utilizar unos auriculares infrarrojos que me permitían interpretar desde una zona ubicada detrás de las cabinas. La calidad del audio era muy nítida, por lo que se podía seguir perfectamente los discursos originales. Dicho esto, el único aspecto negativo fue que no siempre tenía una buena visión del orador o de la oradora. No obstante, eso también me ayudó a intuir el hilo del discurso, entre otras cosas, al centrar toda mi atención en el discurso original.

Durante este primer día decidí interpretar el discurso en español (así pude trabajar mi retour al francés) y el discurso en inglés y en alemán. El último discurso, el de francés, lo aproveché para escuchar al estudiantado, pinchando en las respectivas cabinas y, asimismo, a algún miembro del profesorado que entraba en cabina para interpretar, algo que sucedía a veces. Es enriquecedor escuchar a formadores de tanto prestigio, por muchos motivos: descubres sus estrategias, cómo modulan la voz, su riqueza lingüística, etc.
Llegó el momento de presenciar un debate sobre los coches de rally y, para esta ocasión, se invitó a especialistas en la materia.
Por la tarde, llegó el momento de presenciar un debate sobre los coches de rally. En el CCIC se proponen diferentes formatos de reuniones y, para esta ocasión, se invitó a especialistas en la materia; más concretamente, acudieron dos ponentes que, junto con Chris Guichot de Fortis —gran amante del mundo del motor— abordaron esta cuestión. Para este debate, sí pude entrar en cabina, al igual que el resto de estudiantes, para completar los equipos y que una persona no tuviera que interpretar ella sola todo el debate. Fue una experiencia absolutamente increíble, un momento arrollador que reforzó una de mis creencias sobre la interpretación: la importancia de la preparación, pues fue un debate muy técnico… ¡menos mal que iba preparado!
Después de este interesante ejercicio, el profesorado nos dio feedback, general e individualizado. Me parecieron muy pertinentes sus comentarios y, sobre todo, el enfoque que aportaban. Tras ello, se llevó a cabo un taller sobre interpretación (en la mayor parte de los días se impartían talleres sobre interpretación de diferentes temas).
Martes 13
El tema del martes fue «el ámbito financiero». Para la ocasión, se eligió otra modalidad de reunión: la sesión plenaria. Por la mañana, se celebró una sesión de tres horas para las cabinas en francés y ruso. Mientras tanto, el resto del estudiantado participamos en las sesiones de lengua. Por la tarde, intercambiamos los roles y, en mi caso, asistí a la sesión plenaria, pero sin entrar en cabina, por lo que aproveché para interpretar con ayuda de los auriculares infrarrojos. Debido a su larga duración, hice tandas de 20 minutos para descansar y para pinchar en las otras cabinas. Al igual que el día anterior, la jornada se terminó con otro taller que abordaba el tema del marketing.
Miércoles 14
En la interpretación susurrada, es clave mantener una buena postura, una relación pertinente cliente-intérprete, el uso del tuteo, etc.
El miércoles se organizó un tour guiado por la ciudad de Cambridge. Para ello, tuvimos que interpretar en modalidad susurrada lo que decía el guía en inglés a parte del profesorado, bajo el supuesto de que eran representantes de la diplomacia. En mi caso, pude participar en esta actividad como si fuese un estudiante a tiempo completo. Interpretábamos siempre desde el inglés hacia el idioma de destino; en mi caso, español. El procedimiento era el mismo con las cabinas francesa, alemana y rusa. Antes de encontrarnos con el guía, tuvimos un tour briefing en la sala de conferencias del hotel. Al ser cuatro los intérpretes de cabina española, rotábamos cada quince minutos. Esta actividad fue muy interesante por muchos motivos. En primer lugar, porque, en la susurrada, es clave mantener una buena postura, una relación pertinente cliente-intérprete, el uso del tuteo, etc. Los integrantes del profesorado, que hacían de clientes, nos ponían trampas para ver si éramos capaces de soslayarlas. Por ejemplo, en un momento dado, estábamos visitando un college y una profesora que, como comentamos, hacía el papel de diplomática (la cliente), se alejó un poco del guía porque quería contemplar mejor los jardines. El caso es que, al estar más lejos del guía, la compañera no podía escuchar bien lo que este decía y, por lo tanto, no podía interpretar, por lo que, en algunas ocasiones, invitaba a la profesora en cuestión a acercarse al grupo (algo muy cuestionable en el mundo diplomático). Otra situación interesantísima desde el punto de vista interpretativo fue cuando acudimos a una iglesia y el guía hablaba en un tono bajísimo. El caso es que, muchas veces, teníamos que acercarnos a él porque, en caso contrario, no escuchábamos nada. El problema estaba en que, al acercarnos, algunas veces, la persona para la que interpretábamos se quedaba en el sitio y, por lo tanto, en muchas ocasiones había que recurrir a la toma de notas. Tuvimos, pues, que saber jugar con ese equilibrio tan característico de la interpretación. Otra situación que nos puso a prueba fue la siguiente: algunas veces, el profesorado planteaba preguntas o hacía comentarios al guía, pero, como se puede deducir, lo hacían en su lengua A, por lo que el guía no entendía nada. Lo interesante fue que se nos ponía en un aprieto para ver cómo lo resolvíamos (comentarios, gestos, muletillas, repeticiones, etc.), y teníamos que hacer una interpretación hacia el inglés, pero algunas alumnas no tenían como lengua B el inglés y, por lo tanto, podía resultar un desafío.
Tras las dos horas de tour, recibimos un feedback en general. Muchos comentarios eran novedosos para mí —pues nunca había hecho susurrada—, pero tenían todo el sentido del mundo. Fue, sin duda, una actividad enriquecedora, que me ayudó a explorar una modalidad de interpretación en la que los detalles son clave. Ese mismo día tuvimos la tarde libre y aprovechamos para ir juntos a tomar algo por el centro de Cambridge.
Jueves 15
Había comentarios muy discutibles; lo interesante era cómo reaccionaban las intérpretes ante ciertos comentarios y cómo se garantizaba la comunicación.
Este día fue el turno de «las fronteras y la migración». Se simuló una reunión sobre la gestión de la migración. Para esta simulación, decidí escuchar a mis compañeras, pues quería tomar notas de las estrategias que aplicaban en un discurso repleto de matices y de enfoques sutiles sobre un tema tan peliagudo como ese. Cada miembro del profesorado asumía un papel, y era evidente que había comentarios muy discutibles (como en las reuniones internacionales). Lo interesante era cómo reaccionaban las intérpretes ante ciertos comentarios y cómo se garantizaba la comunicación. Por la tarde, aproveché para interpretar algunos discursos en inglés y también me animé a realizar una interpretación por relé de un discurso en ruso. El relé es un tema que tiene mucha miga, como bien pude comprobar, pues siempre se transmitía el mensaje, pero no con los mismos matices (me enteré de ello gracias al feedback posterior).
Viernes 16

El último día estuvo íntegramente dedicado al medioambiente. Se pronunciaron discursos en alemán, español, inglés y ruso. Me pareció muy desafiante el discurso en alemán, pues se trataba de una entrevista con ideas complejas y sutiles. Como es uno de mis temas favoritos, me animé a interpretar el discurso en español hacia el francés. Tras la comida, tuvimos la segunda sesión de lengua de la semana, en la que trabajamos el análisis discursivo y, por la tarde, se celebró la cena de gala.
Esto es todo. Espero que este artículo os haya transmitido la esencia de este boothcamp impartido por excelentes intérpretes y mejores personas.

Marcial González Ayela
Marcial González Ayela es graduado en Traducción e Interpretación por la Universidad de Alicante, tiene un Máster en Traducción Institucional por esta misma universidad y un Máster en Interpretación de Conferencias por la Universidad de Granada. Sus lenguas de trabajo son: ES (A), FR (B), EN (C), DE (C) y CA (C). Es un gran apasionado de la interpretación y muestra un gran interés tanto por su vertiente práctica como por su vertiente teórica. Es miembro también de la Association Danica Seleskovitch y colaborador externo en el grupo de investigación LOGOI (Laboratorio para la Observación General de Oradores e Intérpretes) de la Universidad de Alicante.

