Sir Richard Francis Burton (1821-1890) fue un explorador, diplomático, escritor y traductor británico. Es especialmente conocido por su traducción al inglés de Las mil y una noches y por sus aventuras y escritos como explorador. Hablaba fluidamente al menos veintinueve idiomas y estudió en profundidad diversas culturas. De carácter fuerte y personalidad exuberante, tuvo y tiene fervientes defensores y detractores, tanto en su época como ahora. Su esposa, Isabel Arundell (1831-1896), más conocida como Isabel Burton, pertenecía a una familia noble y adinerada, pero sentía inquietudes literarias y aventureras poco acordes con la sociedad en la que le tocó vivir. Escritora, traductora y ávida lectora que cumplió su sueño de viajar y vivir aventuras, quedó, sin embargo, eclipsada por la alargada sombra de su famoso marido. Un ejemplo: aunque la autoría de la traducción de Las mil y una noches siempre se atribuyó exclusivamente a Richard F. Burton, hay sospechas de que participó en el proyecto como traductora y correctora.
Sir Richard Francis Burton: una vida de cine
Richard Francis Burton nació el 19 de marzo de 1821 en Torquay (Inglaterra). Su padre, un oficial del ejército británico, y su madre, perteneciente a una familia pudiente y distinguida, viajaban frecuentemente y le dieron una esmerada educación, lo que influyó en que sintiera interés por los idiomas y las culturas desde muy joven. Educado en Inglaterra y Francia, estudió en el Trinity College de Oxford, aunque pronto se ganó la animadversión de las autoridades universitarias, que lo expulsaron antes de que concluyera sus estudios formales. En esa época ya quedaba claro que Burton tenía una personalidad compleja: era carismático, valiente (rozando lo temerario), mordaz y no dudaba en protestar o desobedecer cuando una norma le parecía ilógica o ridícula.
Entre sus proezas más notables se encuentra su viaje a La Meca en 1853, para el que se vistió como un peregrino musulmán e incluso aprendió a recitar el Corán.
Parece una contradicción que lograra hacer carrera en el ejército, ya que en ese estamento es importante seguir la cadena de mando y no cuestionar las órdenes, pero lo cierto es que, durante sus años destinado en la India, Burton se granjeó fama de luchador feroz y valiente. Fue precisamente allí donde descubrió su pasión por los idiomas y su admiración por las diferentes culturas, lo que lo llevaría a realizar importantes exploraciones por Asia y África. Entre sus proezas más notables se encuentra su viaje a La Meca en 1853, para el que se vistió como un peregrino musulmán e incluso aprendió a recitar el Corán, lo que le permitió acceder a lugares prohibidos para los no musulmanes (todavía no existía el concepto de «apropiación cultural»). También es famoso por su expedición en busca de las fuentes del Nilo junto a John Hanning Speke entre 1857 y 1858. Su habilidad para transformarse y mezclarse con diferentes culturas le ganó tanto admiradores como detractores. Dejó constancia escrita de sus viajes y observaciones, lo que también lo motivó a interesarse por la traducción de textos orientales. En este artículo no se pormenorizan sus andanzas como explorador, ya que hay multitud de fuentes bien informadas. Para el lector curioso, al final se incluyen algunas referencias.
Aparte de los ya mencionados (idiomas, culturas, traducción y escritura), Burton tenía muchos otros intereses. Era un hábil espadachín, recibió clases de cetrería y, como buen oficial británico, era un consumado jinete. Se consideraba a sí mismo antropólogo, lo que influyó en sus escritos. Hoy diríamos que era, además, un orientalista.
En 1861 contrajo matrimonio con Isabel Arundell, una mujer poco convencional para su época, en quien encontró apoyo y cómplice para sus aventuras. Aquel mismo año comenzó su carrera diplomática —algo que nadie habría imaginado teniendo en cuenta su expulsión del Trinity College—, que siguió ejerciendo hasta que falleció. Siguió viajando, pero acompañado por Isabel, siempre que el destino se consideraba seguro para ella. Como diplomático, estuvo destinado en Fernando Poo (actual Bioko, Guinea Ecuatorial), Santos (Brasil), Damasco (Siria) y Trieste, entonces perteneciente al Imperio austrohúngaro. En ese último destino (1872), Burton sirvió como cónsul británico. Desde allí continuó escribiendo y traduciendo hasta su muerte, el 20 de octubre de 1890. En 1885, la reina Victoria lo había nombrado Caballero de la Orden de San Miguel y San Jorge (KCMG).
Un viajero escritor
Ese enfoque multidimensional y novedoso para el siglo xix enriqueció la literatura de viajes de la época e incluso de épocas posteriores.
Como se ha comentado, Burton se consideraba a sí mismo antropólogo. Su interés por las culturas de los lugares que visitaba lo impulsó a viajar extensamente («Inglaterra es el único país donde nunca me siento como en casa», decía) y a documentar las costumbres, religiones y prácticas sociales de los pueblos que visitaba. Ese enfoque multidimensional y novedoso para el siglo xix enriqueció la literatura de viajes de la época e incluso de épocas posteriores, al proporcionar una comprensión más profunda y matizada de las regiones exploradas. Escribió más de ochenta obras, entre las que destacan, por mencionar algunas, Goa and the Blue Mountains (1851), Personal Narrative of a Pilgrimage to Al-Madinah & Meccah (tres volúmenes, 1855-1856), First Footsteps in East Africa (1856), The Lake Regions of Central Equatorial Africa (1860), The City of the Saints. Among the Mormons and Across the Rocky Mountains (1861) y Unexplored Syria (1872). Destacan también sus dos únicas obras de ficción, escritas en verso: Stone Talk (1865), bajo el seudónimo Frank Baker, y The Kasidah of Hâjî Abdû El-Yezdî (1880), una «falsa traducción» al inglés de un supuesto poema en farsi del supuesto autor Hâjî Abdû El-Yezdî, que Burton también firmó como Frank Baker. The Kasidah imita el estilo de las casidas, un estilo de poesía árabe.
La obra de Burton despertaba tanto interés en su época que en el último tercio del siglo xix se tradujo a multitud de idiomas, entre ellos, al español.
Un escritor traductor
A Burton le apasionaban los idiomas, y pronto descubrió que eran útiles no solo para servir al ejército en lejanas tierras colonizadas, sino también para desarrollar su pasión por los viajes, las culturas de otros pueblos y la literatura oriental. Hay constancia de que hablaba correctamente al menos veintinueve idiomas, entre ellos: alemán, árabe, armenio, español, farsi, francés, gujarati, harari, indostaní, italiano, guyaratí, maratí, portugués, punyabí, sindi, suajili y telugu. También estudió latín, griego clásico y hebreo.
Dados sus intereses y conocimientos, el siguiente paso lógico era utilizarlos para traducir y divulgar obras que admiraba. Sus primeras traducciones se publicaron después de su matrimonio, una vez comenzada su carrera diplomática.
También se documentaba sobre el contexto cultural de las obras originales y lo reflejaba, aunque fuera a costa de sacrificar la literalidad.
Burton es célebre por la traducción de obras clásicas orientales al inglés, incluyendo Las mil y una noches y el Kama Sutra, pero también por la traducción al inglés de la obra épica Os Lusíadas de Luís de Camoens (1880), editada por su esposa. Su forma de abordar la traducción no se limitaba a la fidelidad lingüística (podríamos decir que no siempre se sentía obligado a respetarla), sino que también se documentaba sobre el contexto cultural de las obras originales y lo reflejaba, aunque fuera a costa de sacrificar la literalidad. Así, cuando tradujo la obra de Camoens no se limitó a verter la poesía al inglés, sino que su labor de investigación le sirvió para escribir y publicar poco después una biografía sobre el autor (Camoens: His Life and His Lusiads, 1881).
El Kama Sutra y el Ananga Ranga
En 1882, Burton fundó con su amigo Forster Fitzgerald Arbuthnot la Kama Shastra Society of London and Benares, con la intención de utilizarla para publicar y distribuir textos orientales eróticos y filosóficos. En 1883, publicaron una de las primeras traducciones completas al inglés del Kama Sutra, el antiguo texto hindú sobre el arte del amor y la vida sexual. Aunque erróneamente se le adjudica a Burton la autoría de toda la traducción, en realidad fue un trabajo en colaboración con Arbuthnot, quien dominaba el sánscrito, al contrario que Burton, que trabajó en los textos ya vertidos al inglés y tradujo partes del manuscrito que ya se habían traducido a otros idiomas. En 1885 se publicó el Ananga Ranga de Kaliana Malla, otro tratado sobre el sexo y el amor, igualmente firmado por Burton y Arbuthnot y editado por el propio Burton. Ambos libros causaron bastante escándalo por su contenido. Tristemente, unas semanas después de la muerte de Burton, su esposa quemó el manuscrito original anotado. Volveremos a este episodio cuando hablemos de Isabel Arundell.
The Book of the Thousand Nights and a Night
Burton es quizás más conocido por haber hecho la primera traducción íntegra al inglés de Las mil y una noches.
Escándalos aparte, Burton es quizás más conocido por haber hecho la primera traducción íntegra al inglés de Las mil y una noches. Su versión, titulada The Book of the Thousand Nights and a Night, se publicó en 16 volúmenes entre 1885 y 1888. Esta traducción es notable por su exhaustividad y por incluir historias que originalmente no formaban parte de la colección, como «Aladino y la lámpara maravillosa» y «Ali Babá y los cuarenta ladrones», que sí estaban en otras versiones, como la del francés Antoine Galland (1704). Su traducción se consideró la versión definitiva, no solo por la calidad del texto, sino también porque añadió extensas notas y comentarios que proporcionaban contexto cultural y explicaciones detalladas de las costumbres y prácticas mencionadas en los cuentos. Por la naturaleza sexual de las versiones originales de algunos de los relatos, esta obra también levantó ampollas en la puritana sociedad victoriana, aunque fue un éxito de ventas.
Borges elogia y admira su afán orientalista y su capacidad para capturar la esencia cultural de los textos originales y su valentía para abordar temas controvertidos.
Jorge Luis Borges (otro insigne escritor traductor), famoso por las críticas feroces y mordaces a sus colegas, escribió el ensayo «Los traductores de Las mil y una noches» (colección Historia de la eternidad, 1935). En dicho texto, no duda en destrozar la versión al francés de Antoine Galland (1704), mientras que se muestra algo más amable con la del británico Edward W. Lane (publicada entre 1838 y 1843). En lo referente a Burton, diferencia su obra de la de Lane, en cuanto a que este último evitaba cualquier escena erótica, mientras que Burton no escatimaba detalles e intentaba ser fiel al espíritu hedonista de la obra, y además resolvía numerosas carencias de la versión anterior. Si bien Borges elogia y admira su afán orientalista y su capacidad para capturar la esencia cultural de los textos originales y su valentía para abordar temas controvertidos, también lo acusa de tener «poco oído» (no le gustaba la falta de musicalidad de algunas frases), pero, en general, tiene palabras elogiosas («un prestigio previo con el que no ha logrado competir ningún arabista») y destaca la forma en que Burton domina las «travesuras verbales y sintácticas» que hacen que el texto sea atractivo y ameno para el lector, de forma que captó el interés del público británico del siglo xix.
The Perfumed Garden: ¿una traducción fiel debe ser literal?
Otra de sus traducciones conocidas —y más controvertidas— es The Perfumed Garden (El jardín perfumado), un manual árabe sobre sexualidad y erotismo escrito en el siglo xv por el jeque Nefzawi. Burton lo tradujo en 1886 a partir de una versión en francés, pero en esta faltaba el último capítulo, que hablaba de la homosexualidad y la pederastia, por lo que se publicó sin él. El texto final, que constaba de multitud de anotaciones, fue la primera versión publicada en inglés de esta obra. Cuando falleció, Burton trabajaba en una segunda versión que incluía aquel último capítulo, pero no llegó a ver la luz porque Isabel también lo arrojó a la pira purificadora.
En la versión de Burton [de The Perfumed Garden], el capítulo seis tiene veinticinco páginas, mientras que en la de Colville solo ocupa dos páginas y media.
Hasta 1999 no se publicó una traducción directa del árabe (traducción de Jim Colville), y para sorpresa de muchos, la obra maldita, que durante cien años había tenido tan mala fama, en la traducción de Colville —más fiel al original— era considerablemente más «sosa» y sencilla. Como muestra, un botón: en la versión de Burton, el capítulo seis tiene veinticinco páginas, mientras que en la de Colville solo ocupa dos páginas y media.
En resumen, las opiniones sobre Burton como traductor están divididas. Es un ejemplo del eterno debate sobre si traducir bien consiste en respetar escrupulosamente la literalidad del texto o en capturar el contexto cultural y la riqueza de los textos originales.
Isabel Burton, la díscola niña bien
«¡Ojalá yo fuera hombre! Si fuera hombre, sería como Richard Francis Burton. Como soy mujer, me casaré con Richard Francis Burton».
Isabel Arundell (1831-1896) nació en Londres, en el seno de una familia católica y aristocrática y recibió una educación excelente y políglota. No obstante, pronto demostró que tenía inquietudes literarias y aventureras y un carácter poco sumiso nada acordes con lo que se esperaba de una señorita de su época y posición social. Conoció a Burton en 1851 en Francia, donde residía junto a su familia, y el enamoramiento fue mutuo. Contrajeron matrimonio en 1861, a pesar de la oposición del clan Arundell, debido a las diferencias religiosas y sociales (Burton no era católico, pero accedió a educar a sus hijos en esa fe). Como muestra de su carácter y determinación, antes de la boda, en una carta dirigida a su madre, Isabel escribió: «¡Ojalá yo fuera hombre! Si fuera hombre, sería como Richard Francis Burton. Como soy mujer, me casaré con Richard Francis Burton». Así fue, y desde el primer momento se convirtió en su compañera de viaje, secretaria, ayuda de campo, editora y amanuense.
A pesar de las largas ausencias de Burton debido a sus viajes (ella no siempre pudo acompañarlo), sus intereses comunes sirvieron para consolidar la relación de la pareja. Isabel fue una figura notable de la cultura de su época por derecho propio. A partir de su matrimonio, desempeñó un papel crucial en las ediciones de Burton y, tras la muerte de este, se dedicó a la conservación del legado de su marido, a la publicación póstuma de algunas de sus obras… y a la destrucción de otras.
Escritora y traductora
Burton la animó a escribir, publicar en solitario y colaborar en sus propias obras. Entre sus escritos más conocidos se encuentran los siguientes: The Inner Life of Syria, Palestine, and the Holy Land (1875), un relato detallado de sus viajes y observaciones en Oriente Medio, en el que no solo documenta sus experiencias personales, sino que ofrece una visión profunda de las culturas y costumbres de la región; A E I: Arabia Egypt India. A Narrative of Travel (1879), que supuestamente contendría texto también de su marido; The Life of Captain Sir Richard F. Burton (1883); The Romance of Isabel Lady Burton, obra póstuma completada por W. H. Wilkins (1897), y The Passion Play at Ober-Ammergau (1900), también póstumo y editado por W. H. Wilkins.
No era un secreto que Isabel desempeñaba un papel importante en la revisión y edición de muchos de sus trabajos.
Aunque no dominaba tantos idiomas como Burton, también hablaba y escribía varias lenguas, por lo que no es extraño que se dedicara también a la traducción. Hasta donde sabemos, al menos tradujo Iraçéma, the Honey-Lips (1886), una leyenda de Brasil y Manuel de Moraes. A Chronicle of the Seventeenth Century (1886, a cuatro manos con Burton). Aunque su contribución a las traducciones de su esposo no siempre fue reconocida oficialmente, y ella siempre supeditó su propia producción y su autoría a la mayor gloria de su marido, no era un secreto que desempeñaba un papel importante en la revisión y edición de muchos de sus trabajos. De hecho, su nombre como editora aparece impreso en algunas de las obras de Burton, por ejemplo, en The Lusiads (con la frase «Edited by his wife, Isabel Burton»).
Desgraciadamente, nunca sabremos hasta qué punto Isabel Arundell colaboró en las traducciones de Burton, ya que la costumbre durante siglos —y no hemos avanzado mucho que digamos— ha sido ocultar la autoría femenina para desviar la atención hacia algún hombre o para que la obra no desmereciera por ser femenina. Algo de lo que podríamos citar multitud de ejemplos. En el ámbito literario, tenemos a mujeres que firman bajo pseudónimo masculino y obras publicadas como anónimas; la primera edición de Frankenstein (Mary Shelley, 1818) se publicó como anónima, y sigue habiendo quien pone en duda su autoría y se la atribuye a su marido, Percy Shelley. En el campo de la traducción, es notable el caso de Zenobia Camprubí, otra escritora traductora, casada con el Nobel de Literatura Juan Ramón Jiménez y coautora de muchas de las traducciones de Tagore, de las que su marido se llevó la fama y la gloria. En el ámbito científico, ahí están los casos de Marie Curie —a quien inicialmente no querían dar el Nobel de Física de 1903 por ser mujer—, y del Premio Nobel de Medicina 2024, otorgado a dos hombres, pero no a la científica Rosalind Lee, colaboradora y esposa de uno de ellos. Este párrafo tal vez parezca que excede el alcance del presente artículo, pero ilustra la imposibilidad de saber hasta qué punto es verdad que Isabel fue solo editora, correctora o amanuense de algunas traducciones atribuidas exclusivamente a Burton.
Los manuscritos… sí arden
Después de la muerte de Richard en 1890, Isabel dedicó gran parte de su vida a preservar y difundir su legado y a trabajar en un compendio de la obra de su marido.
Después de la muerte de Richard en 1890, Isabel dedicó gran parte de su vida a preservar y difundir su legado y a trabajar en un compendio de la obra de su marido. Publicó una biografía de su esposo titulada Life of Captain Sir Richard F. Burton, en la que defendía su reputación y destacaba sus logros, basándose en parte en material autobiográfico dictado por el propio Burton y sin aceptar ayuda ni colaboraciones. El texto no gustó en absoluto a la familia del capitán porque daba una idea demasiado «edulcorada» de la personalidad de Burton y, según ellos, no reflejaba la realidad de su vida ni de su carácter. Asimismo, trabajó en la edición póstuma de algunos manuscritos que habían quedado inacabados o sin publicar, como The Jew, the Gipsy and El Islam (1898, editado tras la muerte de ambos por W. H. Wilkins) y facilitó gran cantidad de material para su difusión (cartas y ensayos). Sin embargo, también tomó una decisión controvertida que eclipsó muchos de sus logros y se convirtió, tristemente, en el detalle más conocido de su vida.
Así lo cuenta una de las biógrafas de Richard F. Burton, Fawn McKay Brodie, autora de The Devil Drives: A Life of Sir Richard Burton (1967):
Ella tomó esa medida con la absoluta convicción de que, de mil hombres que leyeran la obra, solo quince lo harían con el espíritu científico que la impulsaba.
Efectivamente, en la segunda versión de El jardín perfumado, Burton planeaba explayarse en el último capítulo de la obra, que estaba inédito, y en el que se hablaba de la homosexualidad y la pederastia, unos temas que podían menoscabar su prestigio. Según el biógrafo de ambos, W. H. Wilkins, ella tomó esa medida con la absoluta convicción de que, de mil hombres que leyeran la obra, solo quince lo harían con el espíritu científico que la impulsaba, y los otros 985 lo harían por el simple afán de leer obscenidades.
A su muerte, Isabel Arundell fue enterrada junto a su marido en Mortlake (Londres), en un mausoleo en forma de tienda beduina que ella misma había diseñado.
Isabel Hoyos Seijo
Traductora del inglés al español y correctora de español de temas científicos y
técnicos en general, aunque sus principales especialidades son el marketing y el
autismo, ámbito del que lleva traducidos y corregidos un buen número de libros. Socia de Asetrad desde sus inicios, formó parte de la junta directiva de Asetrad en el período 2019-2023 y fue jefa de redacción de La Linterna en el período 2010-2014. Es su directora desde enero del 2015.