Entrevistada por Marcella Bracco y Virginia Cabañas
AICE, la Asociación Española de Intérpretes de Conferencias, cumple este año cincuenta años. Cincuenta años fundamentales en la historia de España. En esta entrevista, su presidenta, Amaya Bravo de Urquía, relata cómo los intérpretes de AICE han sido testigos privilegiados de algunos de los momentos más importantes de la vida más reciente de este país.
Cincuenta años de AICE, cincuenta años de historia de España. Se podría decir que los intérpretes de AICE han sido testigos privilegiados de algunos de los momentos más importantes de este país, ¿no es así?
Sin duda. Desde que se creó la asociación hace cincuenta años, los intérpretes de AICE han estado presentes en momentos importantes para España, tanto en el entorno público como en el privado, y por todo el territorio. Porque la historia no la hace solo lo político, también la hace lo cultural, lo económico, lo social… Nosotros hemos trabajado en todos estos ámbitos: en firmas de acuerdos señalados celebradas en el Palacio de la Zarzuela, en el mundo de la empresa en todas sus vertientes (desde reuniones para acordar pedidos hasta negociaciones en procesos de fusiones y adquisiciones), en reuniones de naturaleza sindical, en visitas de estado al Palacio de la Moncloa, en negociaciones entre ministerios españoles y contrapartes extranjeras, en visitas a los magníficos museos y colecciones de arte por parte de expertos de renombre internacional, en la banca española; todo esto y más.
¿Crees que ha habido una evolución en el reconocimiento de la profesión del intérprete de conferencias a lo largo de estas cinco décadas?
Si hablamos de la población en general, creo que no conoce nuestro trabajo y por tanto no hay reconocimiento. Por otra parte, tampoco es necesario. No somos muchos los intérpretes profesionales de conferencia, porque nuestros servicios son poco requeridos en general. A las personas que no necesitan interpretación, que son la mayoría, les resulta exótica la profesión. Pero las personas que necesitan nuestra ayuda sí suelen reconocer nuestra labor, igual que reconocen la de otros profesionales cuyos servicios se dan tan poco frecuentemente como los nuestros. Yo diría que la población en general sabe de nuestra existencia por la televisión, que es una varita mágica para dar proyección a cualquier cosa. Hace ya años, La Clave, sobre todo, y algún otro programa tipo magacín nos dieron proyección, así como las emisiones de noticieros extranjeros durante la guerra del Golfo; ahora, otros programas como El Hormiguero, desde luego, sirven de escaparate.
Cincuenta años de historia, cincuenta años de experiencia, pero también muchas ganas de proyectarse hacia el futuro: ¿cuál crees que será el papel del intérprete en las próximas décadas?
Diría que va a ser muy parecido al papel desempeñado hasta la fecha, que es el de ayudar a la comunicación y al entendimiento. Nuestro cometido es contribuir a la comprensión entre las partes y eso no va a cambiar. Es nuestra razón de ser.
¿Crees que nuestro papel como profesionales cambiará en el futuro? ¿Se seguirán necesitando nuestros servicios en muchos ámbitos o crees que se limitarán a algunos ámbitos concretos?
Por lo que yo he vivido y visto desde que empecé a trabajar como intérprete en el año 1990, creo que nuestros servicios seguirán siendo necesarios, pero con la salvedad de que a los intérpretes profesionales con experiencia se nos contratará crecientemente para aquellas reuniones que revistan más dificultad. A medida que en España se generaliza el aprendizaje del inglés, se va prescindiendo de un servicio profesional en tanto en cuanto los organizadores tienen la sensación de que la reunión transcurrirá correctamente sin él. No creo que la limitación sea a ámbitos concretos. Es verdad que el mercado evoluciona. Ahora creo que se celebran más reuniones internacionales, pero hay más intérpretes. En nuestra asociación ahora somos muchos más miembros que cuando yo me uní, por ejemplo, y aspiramos a seguir creciendo.
Hablemos ahora de tu trayectoria personal y profesional: ¿en qué medida te sientes orgullosa de tu profesión y qué es lo que más te satisface en el desempeño de tu trabajo?
Me siento muy satisfecha, sí, porque veo que gracias a mis esfuerzos, igual que les sucede a todos mis colegas, ayudo a establecer puentes entre personas y culturas distintas. Gracias a nosotros, las reuniones en las que participamos resultan interesantes y gratificantes para los participantes: por ejemplo, cuando trabajamos en museos o salas de conferencias para sesiones de divulgación general, ayudamos a personas que de otra manera no podrían acercarse a las obras para conocerlas mejor; en reuniones sindicales, ayudamos a ver el punto de vista de la otra parte; en congresos médicos o técnicos, ayudamos a ampliar conocimientos a los profesionales del futuro. Eso me produce una gran satisfacción, sí.
¿Ha habido algún momento, encuentro, congreso que te haya marcado especialmente?
Sí, una reunión cortita organizada en el INEF (Instituto Nacional de Educación Física) en la que, tras las explicaciones de los ejercicios acuáticos en cuestión, vimos grabaciones de niños parapléjicos que, gracias a los trabajos de un grupo de médicos y sanitarios en colaboración con profesionales del INEF, podían desplazarse libremente en piscinas y fortalecer los músculos a mucha mayor velocidad que con ejercicios «en seco». Fue tremendamente emocionante porque los padres de los niños estaban en la sala.
Volviendo a AICE: como presidenta, ¿qué deseas para el futuro de tu asociación?
Esta es una pregunta de fácil respuesta: muchos éxitos en lo profesional y, en lo personal, a todos y cada uno de los miembros. Si conseguimos esos éxitos, tendremos el futuro garantizado, porque un cliente satisfecho es un cliente que repite y recomienda los servicios recibidos. Me gustaría pensar que AICE va a seguir celebrando más cumpleaños en un entorno saludable, desde el punto de vista económico, y activo en lo referente a la organización de conferencias.